- Is 40, 1-11
- Sal 95
- Mt 18, 12-14
En esta segunda semana del Adviento, la Palabra de Dios nos invita a celebrar el acontecimiento de la humanización de Dios y a llenarnos de confianza y esperanza en su Amor.
Que no se pierda uno de estos pequeños, enviados para colaborar, con todos los de corazón sincero, de modo que se haga realidad en el hoy de la humanidad, la salvación que trae nuestro Dios. Y será la vida del discípulo la que ponga a la vista de todos, el deseo de Dios, su voluntad, de que todos se salven; que todos sean consolados y alentados en el retorno al que los ha amado sin condiciones, en pura gratuidad; de esto nos habla la liturgia de hoy.
Isaías comienza el libro de la Consolación con estas palabras: “Consuelen, consuelen a mi pueblo”. Es un llamado al profeta, llevar y brindar consuelo a quien sufre, al abatido, al desconsolado, al que ya no tiene esperanza, al que levanta la vista y sólo encuentra tristeza.
La consolación la anuncia el profeta, pero quien la da es Dios mismo. Dios es el portador de todo consuelo, el que levanta la esperanza, el que ofrece y asegura un mañana mejor, no para apaciguar nuestra conciencia o para darnos esperanza pasajera, pues, el consuelo de Dios permanece para siempre, nunca termina, es un consuelo que es bálsamo para las heridas. Cuando Judá ha terminado el exilio, escucha la promesa de Dios de brindarle consuelo para curar sus heridas, para sanar sus dolencias.
”Aquí está nuestros Dios, que llega con fuerza”, nos dice el Salmista. Junto a la debilidad e incapacidad humana aparece la fortaleza y el poder del Señor que nos envía. Habiendo asumido la debilidad en ella misma se hace presente la fortaleza y cuando somos conscientes de ello, nos abrimos a la actuación del Señor que, obrando a través de la debilidad, hace que se manifieste la fortaleza de Dios.
No se llega con prepotencia y dominio al corazón del otro, de la humanidad misma, sino siguiendo la vía del abajamiento se podrá, unidos con el Señor, levantar a quien está caído e invitar al que está alzado a abajarse. Así como el Señor, se rebajó para levantar lo que estaba derrumbado.
El texto del evangelio nos habla de la oveja perdida. Afirma el Papa Francisco que El «alegre anuncio de Navidad» es que «viene el Señor con su poder», pero sobre todo que ese poder «son sus caricias», su «ternura».
Una ternura que, como el buen pastor con sus ovejas, es para cada uno de nosotros: Dios no olvida jamás a ninguno de nosotros, ni siquiera si nos hubiéramos trágicamente «perdido» como sucede a Judas quien, perdido en su «oscuridad interior», es en un cierto modo el prototipo, el «icono» de la oveja de la parábola evangélica.
La oveja descarriada más perfecta en el Evangelio es Judas». Él, en efecto, recordó el Pontífice, es «un hombre que siempre, siempre tenía algo de amargura en el corazón, algo para criticar de los demás, siempre distanciado»: un hombre que no conocía «la dulzura de la gratuidad de vivir con todos los demás». Y dado que esta «oveja» no «estaba satisfecha», entonces «escapaba».
Judas, dijo el Papa, «escapaba porque era un ladrón», otros «son lujuriosos» e igualmente «escapan porque existe esa tiniebla en el corazón que les aleja del grey». Estamos ante «esa doble vida» que existe en «tantos cristianos» y también —añadió «con dolor»— de «sacerdotes» y «obispos». Por lo demás, también «Judas era obispo, era uno de los primeros obispos…».
Por lo tanto, Judas es una «oveja descarriada»… Jesús, «el pastor, va a buscarlo: “haz lo que debes hacer, amigo”, y lo besa». Pero Judas «no entiende». Y al final, cuando se da cuenta de «lo que la doble vida hizo en la comunidad, el mal que sembró, con su tiniebla interior, que lo impulsaba a escapar siempre, buscando luces que no era la luz del Señor» sino «luces artificiales», como las de los adornos de Navidad», cuando entiende todo esto, al final «se desesperó». Y es lo que sucede «si las ovejas descarriadas no aceptan las caricias del Señor».
Pero existe, todavía un ulterior nivel de profundidad en el que descendió la reflexión del Papa. Quien, haciendo notar que «el Señor es bueno, también para con estas ovejas» y no deja jamás en ir a buscarles», evidenció una palabra que encontramos en la Biblia, «una palabra que dice que Judas se ahorcó, ahorcado y “arrepentido”». Y comentó: «Yo creo que el Señor tomará esa palabra y la tomará consigo, no sé, puede ser, pero esa palabra nos hace dudar». Sobre todo destacó: «Pero esa palabra qué significa? Que hasta el final el amor de Dios trabajaba en esa alma, hasta el momento de la desesperación». Y es precisamente esto, dijo concluyendo el círculo de su reflexión, «la actitud del buen pastor con las ovejas descarriadas».
Te has puesto a pensar que la oveja perdida es cada hijo de Adán, mientras las noventa y nueve son los ángeles fieles. Viendo Dios aquellos cuerpos humillados bajo el yugo de la muerte, no soportó más y, dejando atrás a sus ángeles, se precipitó con un Cuerpo Virgen en las aguas del dolor para sacar de allí a su oveja.
Cuando gritamos “¡Ven, Señor Jesús!”, lo gritamos con los labios, porque nuestro cuerpo está inmerso en una tragedia. Y, entre tanto llegas, Señor, te esperaremos soñando con dos cuerpos: el tuyo y el de tu Madre, que gozan ya de la claridad serena y eterna que también a nuestro cuerpo le espera. ¡Ven, Señor Jesús!
Propósito para el segundo martes de Adviento: Daré gracias a Dios por todo lo que me ha dado.
Tomado de:
- Folleto La Misa de Cada Día
- https://recursospastoralesparacompartir.wordpress.com/wp-content/uploads/2011/11/24-propc3b3sitos-para-adviento-nic3b1os.pdf
- https://www.vatican.va/content/francesco/es/cotidie/2016/documents/papa-francesco-cotidie_20161206_judas-oveja-descarriada.html
- https://oracionyliturgia.archimadrid.org/2024/12/10/la-oveja-perdida/
- https://www.dominicos.org/predicacion/evangelio-del-dia/10-12-2024/
- https://www.evangelizacion.org.mx/liturgia/index.php?i=10-12-2024
Palabra de Vida Mes Diciembre: “ No hay nada imposible para Dios” (Lucas 1, 37) https://ciudadnueva.com.ar/diciembre-2024/
Recopilado por Rosa Otárola D, /
Diciembre 2024.
“Piensa bien, haz el bien, actúa bien y todo te saldra bien”
Sor Evelia 08/01/2013.