?⛅️ Buenos días. “Señor enséñame a amar como tú nos has amado“. Papa Francisco.
- Apoc 7, 2-4, 9-14
- Sal 23
- 1 Jn 3, 1-3
- Mt 5, 1-12
Podemos afirmar que esta fiesta de hoy, es la fiesta de la esperanza para todos los cristianos, pues esperamos contar con la intercesión de todos los santos para alcanzar la salvación. La antifona, nos invita, precisamente, a experimentar la alegría de todos los Santosy que también a nosotros se nos manifieste Cristo que es nuestra vida y que nos manifestemos nosotros con El, revestidos de gloria.
Así, en la liturgia de hoy podremos descubrir en qué consiste la santidad.
“La primera lectura de hoy, del Libro de Apocalipsis, nos dice el Papa Francisco, nos habla sobre el cielo y nos presenta una gran multitud, innumerable, de cada nación, de todas las tribus, pueblos y lenguas (Apocalipsis 7,9). Ellos son los santos. ¿Qué hacen allá arriba en el cielo? Cantan juntos, alaban alegremente a Dios. Sería hermoso escuchar su canción…
Pero podemos imaginarlo: ¿sabes cuándo? Durante la misa, cuando cantamos:
“Santo, Santo, Santo Señor Dios de los ejércitos…”
Es un himno, dice la Biblia, que viene del cielo, que se canta allí, un himno de alabanza…
Y estamos unidos con todos los santos: no solo los más conocidos, del calendario, sino también los de al lado, nuestros familiares y conocidos que ahora forman parte de esa gran multitud.
Por lo tanto, hoy es una celebración familiar. Los santos están cerca de nosotros, de hecho, son nuestros verdaderos hermanos y hermanas. Nos entienden, nos aman, saben lo que es realmente bueno para nosotros, nos ayudan y nos esperan. Son felices y quieren que seamos felices con ellos en el paraíso.
Por lo tanto, los santos nos invitan por el camino de la felicidad, indicado por el bello y conocido pasaje evangélico de hoy:
“Bienaventurados los pobres en espíritu … Bienaventurados los mansos… Bienaventurados los puros de corazón…” (cf. Mt 5, 3-8)
¿Pero cómo? El Evangelio dice que benditos son los pobres, mientras que el mundo dice que benditos son los ricos. El Evangelio dice que benditos son los mansos, mientras que el mundo dice que benditos son los dominantes. El Evangelio dice que bienaventurados son los puros, mientras que el mundo dice que bienaventurados son los astutos y los que buscan placer.
Este camino de las Bienaventuranzas, de santidad, parece conducir siempre a la derrota. Sin embargo, la primera lectura también nos recuerda que los santos sostienen “ramas de palma en sus manos” (Apocalipsis 7,9), que es un símbolo de victoria. Han prevalecido, no el mundo. Y nos exhortan a elegir su lado, el de Dios que es Santo.
Preguntémonos de qué lado estamos: ¿el del cielo o el de la tierra? ¿Vivimos para el Señor o para nosotros mismos, para la felicidad eterna o para alguna gratificación inmediata? Preguntémonos: ¿realmente queremos santidad? ¿O nos contentamos con ser cristianos sin infamia y sin elogios, que creen en Dios y estiman a su prójimo, pero sin exagerar.
“El Señor nos pide todo y, a cambio, nos ofrece la vida verdadera, la felicidad para la cual fuimos creados” (Exhortación apostólica Gaudete et Exsultate, 1).
[…] Hoy nuestros hermanos y hermanas no nos piden que escuchemos otro excelente pasaje del Evangelio, sino que lo pongamos en práctica, para emprender el camino de las Bienaventuranzas.
No se trata de hacer cosas extraordinarias, sino de seguir, cada día, este camino que nos lleva al cielo, nos lleva a la familia, nos lleva a casa. Así, hoy vislumbramos nuestro futuro y celebramos para lo que nacimos: nacimos para no morir más; ¡Nacimos para disfrutar de la felicidad de Dios! El Señor nos anima y les dice a los que emprenden el camino de las Bienaventuranzas:
“Alégrate y alégrate, porque tu recompensa es grande en el cielo” (Mateo 5,12)”
El padre Yepes en el audio, nos propone cuatro elementos fundamentales para ser santos: el santo es una persona plena y feliz que vive en plenitud las bienaventuranzas. Es aquel que confía y cree en el Señor indistintamente de las circunstancias porque toda su fortaleza se cimienta en esa confianza en Dios. Es aquel que espera contra toda esperanza en Cristo Resucitado, nunca se cansa de amar, mas allá de todo egoísmo, traicion ingratitud, decepción porque se experimenta amada por el Amor de Dios.
Concluye el Papa Francisco:”Que la Santa Madre de Dios, Reina de los Santos, nos ayude a seguir con decisión el camino de la santidad; que ella, que es la Puerta del Cielo, presente a nuestros seres queridos difuntos en la familia celestial.”
Mes de noviembre
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Bendigamos al Señor con nuestro testimonio este día y digámosle:
"Me siento fuerte, sano y feliz porque tengo fe, amor y esperanza".
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Recopilado por Rosa Otárola D, /
Abril 2019
“Piensa bien, haz el bien, actúa bien y todo te saldra bien”
Sor Evelia 08/01/2013.