?⛅️ Buenos días. “Señor enséñame a amar como tú nos has amado“. Papa Francisco.
- Heb 11, 1-7
- Sal 144
- Mc 9, 2-13
Los enriquecedores textos que nos presenta la liturgia de hoy, nos llevan definitivamente en la senda del Señor.
La primera lectura nos muestra todo lo que podríamos hacer si logramos cultivar en nosotros la fe, aunque sea como un grano de mostaza que nos habla Mateo 17,20.
Esa fe que alimenta nuestra esperanza, conduciéndonos a ser pacientes en medio de las divulgadas y el caminar por lo contradictorio de este mundo nutriéndonos con la Palabra de Dios, la cual nos asegura que pronto reinaremos con él. Por lo tanto es una invitación a que no desmayemos en medio de las tribulaciones, dudas, confusiones y angustias de la vida terrena. Mantengamos la mirada puesta en aquel que nos ha hecho preciosas promesas y que con total seguridad un día nos dará lo que prometió. La que nos hace cantar con el Salmo, “no cesará mi boca de alabarte… que todos los fieles de bendigan…”
Y el evangelio nos lleva a meditar en ese profundo momento de la transfiguración. El Papa Francisco nos catequiza al respecto: ” Jesús toma la decisión de mostrar a Pedro, Santiago y Juan una anticipación de su gloria, aquella que tendrá después de la Resurrección, para confirmarlos en la fe y alentarlos a seguirlo en el camino de la prueba, en el camino de la Cruz.
Y así sobre un monte alto, en profunda oración, se transfigura delante de ellos: su rostro y toda su persona irradian una luz resplandeciente. Los tres discípulos se asustan, mientras una nube los envuelve y de lo alto resuena – como en el bautismo del Jordán – la voz del Padre: «Este es mi Hijo, el amado: ¡escúchenlo!».
Jesús es el Hijo hecho Servidor, enviado al mundo para realizar por medio de la Cruz el plan de salvación. Para salvarnos a todos nosotros Su plena adhesión a la voluntad del Padre hace que su humanidad sea transparente a la gloria de Dios, que es el Amor.
Así Jesús se revela como el ícono perfecto del Padre, la irradiación de su gloria…”
Mes de febrero.
Acercar una persona a la Fe
Trata de llevar, al menos, a una persona de poca fe a la Iglesia y ayúdale en su proceso de conversión y ¿por qué no?, a lo mejor estarías ayudando también a tu propia conversión.
Bendigamos al Señor con nuestro testimonio este día y digámosle:
"Me siento fuerte, sano y feliz porque tengo fe, amor y esperanza".
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Recopilado por Rosa Otárola D, /
Febrero 2019
“Piensa bien, haz el bien, actúa bien y todo me sale bien”
Sor Evelia 08/01/2013.