Cómo prepararse para decir adiós.
“La muerte es algo que no debemos temer porque, mientras somos, la muerte no es y cuando la muerte es, nosotros no somos”. –Antonio Machado-
En nuestra sociedad actual, pocas veces nos tomamos un tiempo solo para nosotros. Quizá por eso las técnicas de meditación son tan populares. En el fondo deseamos tener un tiempo sin interrupciones.
Cuando te enfrentas al momento de decirle adiós a un ser querido necesitas tomarte tiempo para ti. Apaga todos los distractores y concéntrate en ti. Date tiempo de sentir tristeza, enojo, frustración.
Pasa todas las etapas necesarias y, finalmente, acepta que esa persona no estará más contigo ¿Qué sientes? ¿Qué necesitas decirle a esa persona? ¿En verdad debes decirle todo lo que piensas?
No te equivoques, saber que alguien a quien quieres va a morir es un momento de gran dolor. Pero también te da la posibilidad de cambiar algunas circunstancias. Es importante llorar, enojarse y aceptar el cambio que se avecina. Deberías presentarte ante la otra persona solo después de haber meditado la situación.
Es probable que la persona que se enfrenta a la muerte necesite hablar más que escuchar. Dale tiempo, permite que diga lo que necesite y demuéstrale que lo acompañas. Es recomendable darle esperanzas solo si la realidad lo permite.
Quizás quieres que la otra persona se sienta tranquila, pero no debes mentirle. No es bueno crear falsas expectativas de posibles tratamientos milagrosos. Si existen posibilidades, estas deben mencionarse sin exageración.
Una parte muy importante de esta difícil conversación es asegurarnos de que la otra persona entiende su condición. Las siguientes preguntas pueden ayudar:
- ¿Entiendes tu diagnóstico?
- ¿Cuáles son tus principales preocupaciones?
- ¿Quieres hacer algunos cambios o arreglos?
- Cómo quieres pasar tu tiempo a partir de ahora?
- ¿Quién te gustaría que tome tus decisiones cuando sea necesario?
Esta conversación no es fácil en ningún caso, pero es importante escuchar a quien enfrenta a la muerte. Al dejarle saber que nos importa su opinión le damos poder sobre su vida y eso es algo a lo que nadie debe renunciar.
Si no estás en situación de poder ayudar a hacer más llevadero el proceso, límitate a estar ahí. La compañía de los seres amados es importante en este tiempo.
La mayoría de nosotros siempre buscamos retrasar esta conversación. Intentamos convencernos de que hay más tiempo. No siempre es así. Las cosas pueden pasar demasiado rápido. Es común que quienes evitaron esta conversación se sientan mal o culpables por lo que se lamentan.
Si tienes miedo de hablar del tema comienza escuchando lo que la otra persona tiene para decir. Poco a poco tendrás claro si hay algo que quieres compartir o no.
Algunas de estas conversaciones pueden llevarse unos minutos mientras que otras son interminables. No te preocupes, no estás obligado a decir o hacer nada que no quieras. Siempre es mejor despedirnos a tiempo y no dejar que el tiempo nos gane.
“La muerte no nos roba los seres amados. Al contrario, nos los guarda y nos los inmortaliza en el recuerdo. La vida sí que nos los roba muchas veces y definitivamente”. François Mauriac
Qué se siente antes de morir.
Muchos nos hemos preguntado alguna vez, ¿qué se siente antes de morir? ¿Cómo se experimenta ese momento de desprendimiento de la vida? ¿Hay dolor? ¿Hay sufrimiento? ¿Nos invade el terror por dar el paso definitivo hacia lo desconocido? ¿Realmente vemos pasar a toda nuestra vida por delante en tan solo un instante?
Para responder a estas preguntas un grupo de investigadores de la Universidad de Carolina del Norte, liderados por el profesor Kurt Gray, realizó un estudio. Para ello partieron de dos grupos que estaban viviendo experiencias cercanas a la muerte. El primero de estos grupos estaba compuesto por enfermos terminales. El segundo lo conformaban personas que estaban presas y condenadas a muerte.
A los miembros del primer grupo se les pidió que abrieran un blog y que compartieran allí sus sentimientos durante un lapso mínimo de tres meses. La publicación debía contener al menos 10 entradas. Paralelamente, se le solicitó algo similar a un subgrupo de voluntarios. A ellos se les pidió que imaginaran haber sido diagnosticados de cáncer y escribieran al respecto. En el segundo grupo, compuesto por presos en el “corredor de la muerte”, lo que se hizo fue recoger sus últimas palabras.
En ambos casos lo que se pretendía era evaluar los sentimientos y emociones que aparecían frente a la proximidad de la muerte. También se quería identificar si todo ese mundo interno mostraba cambios a medida que se aproximaba el momento final.
Un equipo de psicólogos se puso en marcha con la tarea de analizar los discursos del primer grupo, junto con el subgrupo paralelo. Elaboraron sus conclusiones con base a las palabras con las que describían o aludían a sus emociones. A partir de ello pudieron llegar a unos interesantes resultados. El primero de ellos fue que los enfermos terminales expresaron más emociones positivas que el grupo de voluntarios. Así mismo, entre más próximo estaba el momento de la muerte, más positivos eran sus mensajes.
Con los convictos a punto de morir ocurrió algo similar. Sus discursos finales no estaban centrados en el dolor, el arrepentimiento o el odio hacia las autoridades que habían decretado la pena de muerte. Por el contrario, sus palabras estaban llenas de amor, comprensión y significado afectivo. En ambos grupos sobresalían las alusiones a la religión y a la familia
El profesor Kurt Gray, líder de la investigación, concluyó que “el proceso de morir es menos triste y aterrador, y más feliz de lo que se piensa”. Aunque la muerte como tal es un concepto que genera angustia y miedo por la incertidumbre que la rodea (más allá de la fe de cada uno), a la hora de enfrentarla conscientemente las personas tienden a evolucionar. Tanto, que terminan percibiendo su propia muerte como algo constructivo y lleno de sentido.
Al parecer, la capacidad de adaptación del ser humano es gigantesca y se expresa en toda su plenitud durante los momentos límite, como la muerte. Psicológica y fisiológicamente, las personas desarrollan mecanismos que les permiten afrontar la realidad del fin con sabiduría. Por eso Gray afirma, con plena convicción, que “La muerte es inevitable, pero el sufrimiento no lo es”.
¿Y para qué sirve pensar en la muerte y aceptarla como un hecho ineludible?, se preguntan muchos. La respuesta está en esas depresiones, ansiedades o intolerancias que se instalan como un quiste, sin saber por qué. Quizás aceptar la nada, la muerte, sea un camino excepcional para aprender a vivir la vida. Quizás si hay mayor conciencia de que todo termina, también aparecen razones de fondo para darle sentido a este día de hoy, el único que tenemos.
Duerme con el pensamiento de la muerte y levántate con el pensamiento de que la vida es corta”. -Proverbio-
Una de las claves está en las enseñanzas acerca de este tema que nos dejan los moribundos (persona que está a punto de morir), cuando se les pregunta sobre sus vidas, nos hacen recordar que lo único que tenemos es lo que estamos vivenciando en este preciso momento, y hay que hacer lo posible por vivirlo con toda su plenitud.
El famoso psiquiatra Carl Gustav Jung dedicó reflexiones muy profundas acerca de la muerte: las personas cuando viven con miedo al fallecimiento se petrifican, muriendo antes de tiempo, ya que no viven pensando acuerdo a las líneas de la naturaleza.
Recopilado por Rosa Otárola D, /
Mayo 2021
“Piensa bien, haz el bien, actúa bien y todo te saldra bien”
Sor Evelia 08/01/2013.
Bibliografía:
Primera referencia
Segunda referencia
Tercera Referencia