Pensar y gestar un mundo abierto.
Este tercer capítulo forma parte del segundo bloque de la encíclica donde los capítulos dos, tres y cuatro ofrecen los fundamentos en los que basa su propuesta de fraternidad.
Si en el CAPITULO II hablamos de los fundamentos bíblicos a través de la explicación de la parábola del Buen Samaritano, ahora pasaremos a exponer los fundamentos en los valores de la Doctrina Social de la Iglesia en el principio de la dignidad de la persona humana, el principio de la solidaridad y la función social de la propiedad.
Encontramos, entonces en este capítulo , como el Papa Francisco fundamenta la fraternidad en los principios de la Doctrina Social de la Iglesia:
La dignidad de la persona humana.
El amor.
La solidaridad.
La función social de la propiedad.
Con ellos podemos construir un mundo abierto basado en el bien moral,
y sanar la sociedad del virus del individualismo.
En torno a estos principios de la Doctrina Social, el Papa nos expone su idea de fraternidad poniendo como centro a la persona.
El Papa dice NO a un mundo abierto al capital, pero con fronteras impermeables para las personas.
Dice NO a un mundo en el que siempre el emigrante, el diferente, o el pobre es sospechoso.
NO al individualismo. NO a un mundo que ponga el derecho natural a la propiedad privada por encima del principio del destino universal de los bienes, como patrimonio de toda la familia humana. “No compartir con los pobres los propios bienes, es robarles y quitarles la vida. No son nuestros los bienes que tenemos, sino suyos”.
No a los nacionalismos que llevan a que “las regiones más desarrolladas de algunos países sueñen con librarse del lastre de las regiones más pobres, para aumentar todavía más su riqueza y su nivel de consumo”.
El Papa anima a promover una educación para el diálogo y el acercamiento al otro procurando el bien de todos.
Veamos: Se inicia con una cita del Concilio Vaticano II, donde dice que un ser humano está hecho de tal manera que no se realiza, no se desarrolla ni puede encontrar su plenitud si no es en la entrega sincera de sí mismo a los demás. Esta concepción de persona nos separa del individualismo donde se entiende a las personas como islas.
Personas como islas
En el individualismo se considera a la persona como algo aislado. La palabra individuo pasa a significar: sin vínculo con los demás. Se preocupa solo de sí mismo y para sí mismo.
Pero hay que recordar que somos seres sociales por naturaleza. Que formamos familias que son la célula fundamental de una sociedad, y que de allí es desde donde salen todos los pueblos y naciones.
Plantear de modo cerrado a la persona nos alejaría del ideal de persona que la humanidad ha mantenido desde las culturas más antiguas. Fijándose en la idea de hospitalidad, de la apertura de la propia casa, de la propia vida.
Como se comprueba en los pueblos del desierto, o como es tan importante en la tradición monástica de san Benito que dice que «el que acoge al huésped en el monasterio está acogiendo al mismo Cristo».
Creciente apertura del amor
El amor nos pone en sintonía con el amor universal. Servir es el modelo de persona, como nos lo decía el Papa en el capítulo dos. La perspectiva cambia y la nueva visión permite entender a los demás como necesitados de nuestra ayuda.
Estamos llamados todos a ser samaritanos los unos de los otros y abrirnos a la colaboración para construir una sociedad nueva.
El amor nos invita a fijarnos en los exiliados, en los que están tirados al borde del camino, en los que son descartados, en los que son tratados como si no fueran nadie, y reconocer en ellos un valor infinito. Nos invita a formar comunidades de hermanos donde se acogen los unos a los otros.
Nos habla del racismo, de los exiliados ocultos, los ancianos, los que son discriminados por su discapacidad, que nos deben doler en el corazón.
En definitiva, la caridad siempre nos lleva a ir más allá de nosotros mismos y nos propone la unidad sociales .
El Papa nos previene de los sistemas autoritarios, donde la persona queda sometida a la totalidad de la sociedad, a un proyecto de globalización, a un proyecto ideológico o económico. En realidad allí se está anulando a la persona, no se le está poniendo en el centro, sino que se le convierte en un instrumento para desarrollar ese proyecto.
La solidaridad como principio
La palabra solidaridad proviene de «sólido», que se mantiene unido o que tiene cohesión. La solidaridad mira más allá de mis propios intereses personales, busca la unidad.
El ente principal de la solidaridad es la familia, sin embargo no debe faltar en el sistema educativo y en los medios de comunicación social para que sea un valor que configure el conjunto de la sociedad.
La solidaridad se preocupa por la justicia, pues no solamente asiste a los que están heridos, descartados o enfermos, sino que lucha contra las causas de toda injusticia.
Es propio de los cristianos velar por la justicia y conversar amablemente con todos, generosamente, sirviendo a los demás, hacerse prójimo como el Samaritano, entre los que sufren, entre los más necesitados. Pensar en función de comunidad.
La solidaridad es un medio de hacer historia por eso también se debe manifestar en el cuidado de la casa común, de nuestro planeta. El hombre debe preocuparse de la ecología, porque el respeto a la casa de todos es el principio sobre el que se construye una convivencia solidaria.
Sobre la propiedad privada
Desde el inicio, la Doctrina Social de la Iglesia defiende el destino universal de los bienes. Los bienes de la tierra han sido creados por Dios para cada uno de sus hijos.
Como dice el Papa citando palabras de san Gregorio Magno: «Cuando damos a los pobres las cosas indispensables no les damos nuestras cosas, sino que les devolvemos lo que es suyo».
San Jun Pablo II: “Dios ha dado la tierra a todo ser humano para que le den sustento a todos los habitantes, sin privilegiar a unos, ni excluir a otros”
Tenemos la obligación de ayudar con nuestros bienes, al prójimo que necesita ser sacado de una grave necesidad que pone en peligro su supervivencia.
Poner en práctica la libertad, igualdad y fraternidad, principios básicos en la convivencia humana.
Rompamos con el individualismo radical que corrompe a la persona y la aleja de la misión de todo cristiano.
Es distinto a una falsa igualdad que busca eliminar la propiedad privada. De hecho se recoge en la encíclica Rerum novarun: «… tampoco autoriza la propia razón del bien común, quitar a otro lo que es suyo o, bajo capa de una pretendida igualdad, caer sobre las fortunas ajenas».
Derechos de los pueblos
Señala el problema de los países, de los pueblos, que son privados del derecho a la propiedad porque sus bienes son explotados a beneficio de otros países o empresas más poderosas.
Cada país es asimismo del extranjero en cuanto los bienes de un territorio no deben ser negados a quien procede de otro lugar, esto supone otra manera de gestar los bienes de los más necesitados.
Procurar lo excelente , el bien de los demás, benevolencia, la actitud de querer el bien del otro.; y así crecer hacia el bien genuino.
La inequidad no afecta solo a individuos sino a países enteros, entonces debemos asegurar los derechos individuales como el derecho a los pueblos y sociedades.
También plantea el problema de la deuda externa en que se priva de lo necesario a muchos países para pagar una deuda que nunca se termina de pagar.
La Paz solo es posibles desde la solidaridad plasmado desde toda la familia humana.
El Papa dice SÍ a una “verdadera apertura universal”; afirma que: “Un ser humano está hecho de tal manera que no se realiza, no se desarrolla ni puede encontrar su plenitud si no es en la entrega sincera de sí mismo a los demás. Ni siquiera llega a reconocer a fondo su propia verdad si no es en el encuentro con los otros”. Ese es el secreto de la verdadera existencia humana, porque la vida subsiste donde hay vínculo, comunión y fraternidad.
Este capítulo termina diciendo que lo que nos ofrece es una nueva lógica, una nueva manera de entender el mundo, en el que el bien es la persona. Pone en el centro la colaboración y el respeto íntegro de los derechos humanos de todas las personas que vivimos en este planeta.
https://www.porunmundomasjusto.es/enciclica-fratelli-tutti-por-un-mundo-mas-justo-y-fraterno/
Recopilado por Rosa Otárola D, /
Febrero 2021
“Piensa bien, haz el bien, actúa bien y todo te saldra bien”
Sor Evelia 08/01/2013.