Feliz Navidad mis queridos lectores, hoy quiero compartirles esta reflexión que me encontré y me pareció extraordinariamente reveladora.
El Evangelio nos describe en una sola frase rotunda la gran novedad de esta proeza: “Y la Palabra de hizo carne y acampo entre nosotros”.
“No esta el mundo para cuentos de Navidad”, dicen algunos. Es verdad. Sí, no esta el mundo para cuentos de hadas y magos, cuando la historia tiene desde un día concreto y una hora concreta un sello imborrable de esperanza: la Navidad no es un cuento, es realidad. Navidad significa que Dios se ha hecho pequeño e inseguro con los más pequeños e inseguros para rescatarnos de la miseria y de la inseguridad.
Porque el Dios en el que creemos, en el que esperamos y al que amamos, es quien antes, e infinitamente más, cree en nosotros, espera en nosotros, y nos ama inmensamente. Y Navidad significa también que Dios niño llora en la tierra:
- en los niños de los campos de refugiados sedientos de víveres y agua potable;
- en los niños esclavos en talleres y minas, basureros y prostíbulos;
- en los niños violentados que no pueden diferenciar una caricia de una agresión, o que se tapan los oídos para no oír gritar a sus padres;
- en los niños sin escolarizar, obligados a trabajar de sol a sol, a los que se les arrebata la posibilidad de leer y de escribir, y por tanto, de pensar.
- en los niños acosados en sus aulas sometidos a un pánico insufrible, y que nadie se da cuenta en su escuela y en su casa;
- en los niños sin padres, que andan vagando por las grandes ciudades sobreviviendo a costa de bandas criminales;
- en los niños soldados que lo único que les han enseñado es a matar;
- en los niños cristianos perseguidos en los países árabes;
- en los niños que en esta sociedad tan liberal y por tanto individualista y egoísta, ni siquiera les dejan nacer, y nunca podrán ni siquiera llorar.
Entonces, claro que la Navidad no es un cuento o un hechizo que devuelve, por arte de magia, a todos estos niños su dignidad. La Navidad son ellos, llorando en la tierra, pero no solos. Con todo un Dios que se ha puesto en su lugar. La Navidad hace posible que muchos niños del mundo tengan esperanza.
No es mi intención jugar de alegrón de burro, como decimos. Simplemente creo que es momento para reflexionar, para compartir y agradecer lo que somos y tenemos, pero sin olvidar que también Navidad es un tiempo para comprometernos en hacer algo por mejorar estas realidades que tenemos frente a nosotros y a veces queremos, esconder tras fiestas, regalos y otras actividades que son buenas y lindísimas, yo las disfruto montones, pero no son una cortina para ocultar estos deberes que como cristianos, también tenemos.
De nuevo, Feliz Navidad a todos!!!
Recopilado por Rosa Otárola D, /
Diciembre 2021.
“Piensa bien, haz el bien, actúa bien y todo te saldra bien”
Sor Evelia 08/01/2013.