Hoy hace once meses de tu partida Nando y gracias al consejo que alguien me dio a los pocos días de tu partida, tengo gozo y paz. Esa persona me dijo, “Rosita en esta vida todos los matrimonios tenemos momentos bellos y otros no tan bellos, los recuerdos que decidas tener presentes, esos determinarán si tu relación con tu esposo es eterna o se va con su presencia física. Por eso hoy puedo dar gracias a Dios, pues en esto once meses, mi esposo y yo hemos construído la relación más perfecta que pude haber soñado.
En esto también me ha ayudado que este tema para mí, no es un tema tabú, creo que como hablaba con mi psicólogo en la última cita que tuve con él, el hecho de que mi papá muriera siendo yo tan joven (13 años) y el aportaba que también un poco mi personalidad, particularmente no he sido de esas personas que muestran cautela y hasta molestia, al hablar de él. Como ya les he comentado es algo que más bien a despertado en mi el instinto investigativo y se ha hecho bastante familiar. Algunas personas han mostrado sorpresa cuando me oyen expresar frases como: La muerte es nuestra hermana siamesa, nació con nosotros, pero es cierto, y por más que lo queramos negar cada día qué pasa, estamos más cerca de ella. Todos, tarde o temprano, debemos recorrer ese camino que nos conduce a cada paso y de manera inexorable hacia el destino de todos los seres vivos: morir; entonces personalmente creo que la negación solo aumenta el dolor en el momento en que tenemos que verla de frente y tiende a complicar el modo en que nos incorporamos o no, en el proceso de duelo.
Me encantó una explicación que me encontré del pasaje de Mateo 25, 1-13. Conocido como el de las doncellas prudentes y las imprudentes qué pasó a compartirles.
Así como las doncellas salieron a esperar al esposo; nuestra vida es una espera del momento en que nos encontremos cara a cara con Dios, esta vida es pasajera porque el Cielo es nuestro destino.
Si nos ponemos a reflexionar sobre el Cielo, caeremos en la cuenta que para los niños es muy común hablar del Cielo, para ellos es algo familiar y hasta se les iluminan los ojos y se llenan de curiosidad con ello, en cambio, nosotros, en la medida que vamos acomodándonos a este mundo y van tomando posesión de nosotros, el trabajo, las preocupaciones…, ya no pensamos tanto en el Cielo y menos en la Muerte, cada día la queremos verla más lejana, si es que llegamos a pensar en ella. Y cuando alguien se nos muere, o nos enfrentamos a un diagnóstico de salud que nos lleva a pensar en lo frágiles que somos y que estamos de paso, la realidad nos golpea porque nos despiertan del sueño en el que nos hemos acostumbrado a vivir y nos sacan de la zona de confort. Es entonces cuando entramos en la batalla entre lo que se nos presenta como una realidad y fea, la muerte (que es lo más cerca que hemos llegado a pensar al respecto) y lo que esta pasando…
Todos debemos aprender a estar con las lámparas encendidas, con el aceite de la fe, la esperanza y la confianza en Dios. A esperar ese momento con los ojos iluminados y llenos de curiosidad como cuando éramos niños.
Los creyentes tenemos en la esperanza un gran aliado al que podemos echarle mano en esos momentos porque confiamos en que el Señor ha puesto nuestra salvación y de la persona querida en el árbol de la Cruz, para que de donde tuvo origen la muerte, de allí surgiera la vida; y el que en un árbol venció, fuera por El, en un árbol vencido.
San Pablo en la primera carta a los Tesalonicenses, 9, 13… nos dice, “Hermanos: No queremos que ignoren lo qué pasa con los difuntos para que no vivan tristes, como los que no tienen esperanza. Pues, si creemos que Jesús murió y resucitó, de igual manera debemos creer que, a los que murieron en Jesús, Dios los llevará con El.”
Entonces aunque la separación corporal siga doliendo, esta esperanza nos anima, pues como les he dicho en los meses anteriores, mi confianza está en que la hermana muerte se ha encargó de llevar a mi esposo ante la presencia del Señor y El que es un Padre de Amor, Misericordia y Perdón, lo acogió en sus brazos amorosos y lo tiene gozando en la Vida Eterna, el regalo que tenemos pendiente de recibir, desde que nacemos hasta que demos ese paso final aquí en la tierra, para iniciar la Vida Verdadera.
Quiero terminar con este poema que encontré en las redes sociales y simplemente me cuativó pues es nuestra manera de relacionarnos:
UN POEMA ENVIADO DEL CIELO” No hace falta que mires al cielo, no estoy tan lejos, estoy más cerca de lo que tu crees. Puedo volar y puedo estar donde tú quieras, tan cerca o tan lejos como tú lo decidas… Estoy junto a ti en cada lágrima para que no llores sola, estoy a cada instante, abrazándote y consolándote. Estoy en cada sonrisa de tu cara para ver la alegría y los destellos en tus ojos cuando me recuerdas. Estoy contigo cuando duermes por si me sueñas y puedas verme. Estoy en tu silencio para escucharte sin decir una sola palabra, porque sabes que estoy para ti porque te entiendo y te comprendo. Estoy cuando se te eriza la piel, porque haz recordado un lindo evento a mi lado. No es ilusión, es mi soplo, es mi voz, son mis brazos, son mis besos y mi amor. Es mi forma de decirte que te amo, que estoy a tu lado, que aunque no me veas estoy a cada momento contigo, en el más recóndito de tus pensamientos y que es mi forma de hacerme sentir en ti… en los que me aman. No mires lejos, no hace falta, tal vez no me veas en el horizonte, solo tienes que aprender a cerrar los ojos y a vivir sin ver. Recuérdame y sienteme en tu ser, en cada aliento, en cada latido. Porque siempre, siempre estoy contigo. Porque la muerte no existe… solo no puedes verme.
-Crédito a quien corresponda-
Gracias por estar conmigo durante estos once meses, su soporte en mi proceso de duelo ha sido muy valioso.
Dios les siga Bendiciendo
Recopilado por Rosa Otárola D, /
Setiembre 2023.
“Piensa bien, haz el bien, actúa bien y todo te saldra bien”
Sor Evelia 08/01/2013.
Gracias Rosa O, por ésta reflexión tan hermosa, DIOS y su Santísima Madre te sigan sosteniendo y fortaleciendo🙏🏽🥰🙋🏽♀️🥰
Gracias. Dios te siga bendiciendo.