https://youtu.be/cpRXEuZ0AP0
- Ti 1,1-9
- Sal 23
- Lc 17, 1-6
Fruto de la meditación en la liturgia de hoy, queda en mí sonando la frase del Salmo con que titulé esta reflexión: “Haz Señor que te busquemos.” Y es que creo que esta debe ser nuestra consigna de vida, buscar al Señor para aprender a mirar a través de sus ojos y ser misericordiosos y dejar en cada corazón la muestra de su Amor Infinito.
Frase que se le aplica a Tito, al que San Pablo le habla en la primera lectura; gentil que llegó a la fe en Cristo gracias a Pablo y fue atraído por su ministerio y se convirtió en compañero de este apóstol del Señor en sus misiones evangelizadoras, acompañándolo a él y a Bernabé desde Antioquía hasta Jerusalén.
Pablo inicia su carta a Tito, como siempre, presentándose como Apóstol y siervo de Jesucristo, elegido para promover la fe y la esperanza en la vida eterna.
Se dirige a Tito presentándolo como “verdadero hijo suyo en la fe que compartimos”.
Simple y llanamente, le indica las condiciones que, siguiendo los consejos de Pablo, debemos adoptar nosotros en nuestra vida de relación con los demás y, por encima de todo, creer aquello que predicamos o de lo que presumimos, es decir, ser fieles seguidores de Jesús de Nazaret, y sus testigos en medio del mundo: “hospitalario, amigo del bien, sensato, justo, piadoso, dueño de sí.
Debe mostrar adhesión al mensaje de la fe de acuerdo con la enseñanza, para que sea capaz tanto de orientar en la sana doctrina como de rebatir a los que sostienen la contraria.”
Y en el evangelio como nos indica el Papa Francisco, “Jesús habla del perdón, y nos aconseja no cansarnos nunca de perdonar: perdonad siempre. ¿Por qué? Porque yo he sido perdonado. En efecto, el primer perdonado en mi vida fui yo. Y por eso no tengo derecho a no perdonar: Estoy obligado, por el perdón que recibí, a perdonar a los demás. Así, perdona: una vez, dos, tres, setenta veces siete, ¡siempre! Incluso en el mismo día!. Y aquí Jesús exagera para ayudarnos a comprender la importancia del perdón. Porque un cristiano que es incapaz de perdonar, peca: no es cristiano.”
Para ello como los Apóstoles debemos pedir cada día y en todo momento, “Auméntanos la fe”, pues como le responde Jesús a los discípulos en ese entonces, hoy a nosotros nos dice: “Si tuvierais fe como un granito de mostaza, diríais a esa morera: “Arráncate de raíz y plántate en el mar”, y os obedecería”.
El Señor nos habla hoy de la fe: que es más que una riqueza del entendimiento (en sentido meramente humano), es un “estado de ánimo”, fruto de la experiencia de Dios, de poder obrar contando con su confianza. «La fe es el principio de la verdadera vida», dice san Ignacio de Antioquía. Quien actúa con fe logra cosas asombrosas, así lo expresa el Señor al decir: «Si tuvierais fe como un grano de mostaza, habríais dicho a este sicómoro: ‘Arráncate y plántate en el mar’, y os habría obedecido»
Sabemos que hay cosas que nos pide el Señor que a veces nos parecen inalcanzables. ¿Perdonar siempre las ofensas que me hagan? Les confieso u que muchas veces, inmediatamente pienso en tantos roces diarios que me provocan enfados, tristeza o frustraciones: una mala cara que me ponen, una contestación brusca, un favor que omiten, una escucha sin interés, una crítica a las espaldas de la que me entero. Humanamente, en tantas ocasiones, me resulta difícil perdonar. Me duele dar otra oportunidad, cuando a veces no manifiestan el arrepentimiento que creo que deben manifestar. Incluso me indigno: ¡ya está bien de pasar por alto tantas impertinencias, que no soy de piedra, que tengo corazón, que así no pueden portarse conmigo! Humanamente ni es fácil ni es agradable perdonar. Pero el cristiano tiene otros motivos, los motivos sobrenaturales, divinos, redentores, que le hacen capaz de mirar a los otros con los ojos de Cristo. De perdonar a sus hermanos con la misericordia con la que Cristo le perdonó a él y con que me perdona setenta veces siete, o sea siempre.
Recordemos que la Palabra de Vida de este mes nos pide ser Misericordiosos. Y nos indica: ¿Qué es la misericordia? ¿Y quiénes son los misericordiosos? La frase es introducida a partir de la palabra griega makarios, que significa “feliz”, “afortunado”, y que asume también el significado de ser bendecidos por Dios. Entre las nueve bienaventuranzas, esta se encuentra en el lugar central. Las bienaventuranzas no quieren representar comportamientos que serán premiados, sino propias y verdaderas oportunidades para llegar a ser un poco más parecidos a Dios. Particularmente, los misericordiosos son quienes tienen el corazón lleno de amor por Dios y por los hermanos, un amor concreto que se inclina frente a los últimos, los olvidados, los pobres y quienes necesitan de este amor desinteresado: en efecto, misericordia es uno de los atributos de Dios; Jesús mismo es misericordia.
Es por esto que concluyo con el Salmista pidiendo al Señor “haz que te busquemos” porque si no lo buscamos, no lo podremos conocer y si no lo conocemos no lo llegaremos a amar verdaderamente y entonces, nunca alcanzaremos la meta que todos debemos tener en nuestra vida: ser como nos dice el salmo de esa clase de cristianos que te buscan y viven a Ti, Señor porque no podremos darlo a los demás, ya que nadie da lo que no tiene.
Bibliografía:
- Folleto La Misa de Cada Día
- PildorasdeFe.com
- https://www.gotquestions.org/Espanol/Tito-en-la-Biblia.html
- https://www.dominicos.org/predicacion/evangelio-del-dia/hoy/
- http://webcatolicodejavier.org/evangeliodeldia.html
- https://oracionyliturgia.archimadrid.org/2022/11/07/un-perdon-creyente/
Palabra de Vida Mes de Noviembre 2022
“Felices los misericordiosos, porque obtendrán misericordia.” (Mateo 5, 7) https://ciudadnueva.com.ar/categoria/palabra-de-vida/
Recopilado por Rosa Otárola D, /
Noviembre 2022.
“Piensa bien, haz el bien, actúa bien y todo te saldra bien”
Sor Evelia 08/01/2013.