https://youtu.be/iTkhHf4WPwk
- Prov 8, 22-31
- Sal 8
- Rom 5, 1-5
- Jn 16, 12-15
Iniciemos nuestra reflexión de hoy con la Oración Colecta pidiendo a Dios Padre, que al enviar al mundo la Palabra verdadera y el Espíritu santificador, revelaste a todos los hombres tu misterio admirable, nos concedas que profesando la fe verdadera, reconozcamos la flor de la eterna Trinidad y adoremos la Unidad de su majestad omnipotente.
Y es que esta fiesta solo podemos asumirla desde la fe, desde la gracia del Espíritu Santo y no desde el raciocinio, pues nos quedaríamos cortos. Y es que es frecuente que como no alcanzamos a entenderlo tendemos dejarlo olvidado en la buhardilla de las ideas, y esto sería un error tremendo, pues aunque sea un misterio que no podemos comprender, sí que lo podemos vivir. Dios nos manifiesta el misterio de su vida para que participemos de Él. Esa participación será plena en la vida eterna, pero ya ahora podemos empezar a gustarla.
Los textos de la liturgia de hoy, buscan orientarnos para poder contemplar la cercanía y la acción de Dios en nuestra historia y captar su grandeza y la magnitud de su amor, como acabamos de leer en la primera lectura y de es forma llevarnos a crecer en la fe y confianza en El, como nos muestra el texto de los Romanos; le reconoceremos con el Salmista como nuestro Señor y podremos participar de su gloria, como nos invita el pasaje del Evangelio.
Es así como la misión del Hijo, Jesucristo, consiste en la revelación de su Padre, del cual es la imagen perfecta, y en el don del Espíritu, también revelado por el Hijo. La lectura evangélica proclamada hoy nos lo muestra: el Hijo recibe todo del Padre en la perfecta unidad: «Todo lo que tiene el Padre es mío», y el Espíritu recibe lo que Él es, del Padre y del Hijo. Dice Jesús: «Por eso he dicho: ‘Recibirá de lo mío y os lo anunciará a vosotros’» (Jn 16,15). Y en otro pasaje de este mismo discurso (15,26): «Cuando venga el Paráclito, que yo os enviaré de junto al Padre, el Espíritu de la verdad, que procede del Padre, Él dará testimonio de mí».
El misterio de la unidad de Dios y, a la vez, de su subsistencia en tres Personas iguales y distintas. Padre, Hijo y Espíritu Santo: la unidad en la comunión y la comunión en la unidad. Conviene que los cristianos, en este gran día, seamos conscientes de que este misterio está presente en nuestras vidas: desde el Bautismo —que recibimos en nombre de la Santísima Trinidad— hasta nuestra participación en la Eucaristía, que se hace para gloria del Padre, por su Hijo Jesucristo, gracias al Espíritu Santo. Y es la señal por la cual nos reconocemos como cristianos: la señal de la Cruz en nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
Cada Vez que nos santiguamos, recordamos el nombre de Dios en el cual fuimos bautizados. La celebración eucarística comienza y termina con el signo de la cruz. Muchas veces, lo mismo sucede cuando nos ponemos a orar o terminamos de hacerlo. También hay personas que tienen la costumbre de santiguarse al entrar o salir de su casa, y en muchos otros momentos de oración. «En el signo de la cruz y en el nombre del Dios vivo está contenido el anuncio que genera la fe e inspira la oración»,
San Pablo nos recuerda que caminamos hacia Dios, por medio de Cristo, en el amor «derramado en nuestros corazones por el Espíritu que se nos ha dado» (Rom 5, 5). Esta es la «esperanza que no defrauda». En la plenitud de los tiempos, Dios ha querido revelarnos su intimidad divina para hacernos hijos de Dios Padre, por la redención de Dios-Hijo, en virtud de la gracia de Dios-Espíritu Santo. Su amor sigue realizando la obra de nuestra salvación y santificación
“Nuestra vida refleja el Dios en el que creemos: yo, que profeso la fe en Dios Padre e Hijo y Espíritu Santo, ¿creo verdaderamente que para vivir necesito a los demás, necesito entregarme a los demás, necesito servir a los demás?”, fueron las preguntas que guiaron la reflexión del Santo Padre en su alocución antes de rezar la oración del Ángelus de este domingo, 12 de junio, Solemnidad de la Santísima Trinidad.
“La Trinidad nos enseña que no se puede estar nunca sin el otro. No somos islas, estamos en el mundo para vivir a imagen de Dios: abiertos, necesitados de los demás y necesitados de ayudar a los demás”
Estamos invitados a imagen de la Trinidad a construir juntos una comunidad fraterna, abierta y empática donde podamos vivir de manera auténtica la comunión en el Amor. Porque todo lo que sabemos de Dios lo sabemos a través de las obras que ha hecho por y en nosotros; y podemos resumir la obra de Dios diciendo que ha sido una obra de entrega a la humanidad: el Padre nos ha regalado a su propio Hijo, y el Padre y el Hijo nos han comunicado su mismo Amor, el gran don del Espíritu Santo.
BIBLIOGRAFÍA:
- Folleto La Misa de Ada Día
- https://www.dominicos.org/predicacion/evangelio-del-dia/hoy/comentario-biblico/miguel-de-burgos-nunez/
- https://es.aleteia.org/2022/06/12/el-papa-en-el-angelus-la-trinidad-nos-estimula-a-vivir-con-y-para-los-demas/
- https://opusdei.org/es-cr/article/meditaciones-solemnidad-de-la-santisima-trinidad-domingo-despues-de-pentecostes-ciclo-c/
- https://oracionyliturgia.archimadrid.org/2022/06/12/la-santisima-trinidad-3/
- http://webcatolicodejavier.org/evangeliodeldia.html
Palabra de Vida Mes de Junio 2022
«Tú eres mi Señor, mi bien, nada hay fuera de ti» (Sal 16, 2) https://www.focolare.org/espana/es/news/category/parola-di-vita/
Recopilado por Rosa Otárola D, /
Junio 2022.
“Piensa bien, haz el bien, actúa bien y todo te saldra bien”
Sor Evelia 08/01/2013.