Hoy último día del mes de la Biblia queridos lectores quisiera que meditemos en la gran riqueza que es para nuestra vida la lectura y meditación de las Sagradas escrituras El libro de Ezequiel 3,3 dice que esa Palabra divina de Dios sabe a miel.
Sin embargo, como afirma Balthasar, Hans Urs von, en nuestros días, la santa fe en nuestro Señor Jesucristo se ha hecho tan tibia, y la insensibilidad e indiferencia por la comunión con Dios ha crecido tanto, que realmente se ha de decir que nos hemos alejado casi por entero de la verdadera vida cristiana. Muchos pasajes de la Sagrada Escritura se ha hecho hoy completamente extraños para nosotros; hay gente que la califica de incomprensible: ¿cómo ha de ser posible que los hombres contemplen a Dios de manera tan concreta?» (San Serafín de Sarow).
En el texto del libro de Neemías que nos ofrece la liturgia de hoy, nos dice que Esdras toma el libro de la Ley, ora y todos se inclinaron y adoraron al Señor, rostro en tierra y “los levitas explicaron la ley al pueblo, que permanecía en pie. Leyeron el libro de la ley de Dios con claridad y explicando su sentido, de modo que entendieran la lectura.”
Pues como nos recomienda Meg Butcher antes de leer la biblia debemos orar pues:
- La oración despeja nuestras mentes para que podamos centrarnos en leer la Palabra de Dios.
• La oración prepara nuestros corazones para recibir la Palabra de Dios.
• La oración nos hace desear la Palabra de Dios.
• La oración nos motiva a aplicar la Palabra de Dios.
• La oración nos ayuda a comprender y recordar lo que estudiamos en la Palabra de Dios.
Uno de los nombres de Dios es YHWH-Rapha, el SEÑOR que sana. Nuestro Dios es Dios sanador. «Yo soy el Señor, que les devuelve la salud» leemos en Éxodo 15:26b. Por eso podemos tener toda confianza cuando acudimos ante él para llevarle nuestras peticiones de salud física, emocional o espiritual.
Como les conté ayer, he iniciado un Retiro Virtual de Sanación Interior recorriendo Tierra Santa de la mano de María Magdalena y precisamente en la disertación de ayer el sacerdote Juan Solana y su colaboradora en esta actividad Gabriela Jacobo nos hablaban de textos Bíblicos que nos van incorporando en este proceso de Sanación, pues la Palabra de Dios es el mayor mensaje de Sanación que tenemos.
Iniciando con el del profeta Ezequiel en el capítulo 37 (les recomiendo leerlo), conocido como el pasaje de los huesos secos. Dice en unos versículos: Así dice el Señor omnipotente a estos huesos: ‘Yo les daré aliento de vida, y ustedes volverán a vivir. Les pondré tendones, haré que les salga carne, y los cubriré de piel; les daré aliento de vida, y así revivirán. Entonces sabrán que yo soy el Señor”. Y nos explicaban como Dios nos levanta y cómo este proceso que estamos iniciando, precisamente eso es lo que va a hacer en nuestra vida, revivir a través de este trabajo profundo que vamos a realizar que nos llevará a revivir.
Y es que, es una realidad que en nuestra vida coleccionamos cicatrices en el cuerpo y sobre todo en el alma. A veces es complicado visualizar las heridas del alma por experiencias de la niñez, especialmente, pero también las tenemos por experiencias a lo largo de la vida. Y a veces no nos damos cuenta cuán rotos estamos, quizás la sequedad de nuestros huesos este alcanzando niveles insospechados.
“Yo les daré aliento de vida, y ustedes volverán a vivir.” nos dice el texto. No podemos sanar sin ponernos como vasijas rotas en manos del Maestro que es nuestro alfarero y conoce nuestro barro. Este es un proceso que llevaremos de la mano de Jesús, por eso es indispensable llevar las heridas a la presencia de Jesús. El nos llevará a transformar nuestra vida en alegría, en amor y en servicio como lo hizo con María Magdalena.
Sin embargo, nosotros como ella debemos dar tiempo a este proceso de Sanación que no se da de la noche a la mañana, hay heridas más profundas y dolorosas que otras que duran más en sanar. María Magdalena no fue sanada de un día para otro, su sanación se dio en varios eventos que la llevaron al encuentro con el Resucitado y ella entonces ya sanada, lleva la Buena Nueva al resto de los Apóstoles.
El método de Sanación que vamos a seguir, afirma Gabriela Jacobo, esta cimentado en el Mandamiento: “Oye, Israel: el Señor nuestro Dios es el único Señor. Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente y con todas tus fuerzas.” Pero hay un segundo: “Ama a tu prójimo como a ti mismo.” Mc 12, 29-31 pues este círculo de tres amores, no puede estar desequilibrado.
El sacerdote Solana, nos brinda dos consejos:
- Una manguera anudada aunque se abra el grifo, el agua no puede salir. Tenemos que tener paciencia de desanudar la manguera para que el agua llegue a cumplir su finalidad.
- San Pablo en 2 Cor 12, 9, nos indica: “Te basta mi gracia, pues mi poder se perfecciona en la debilidad. Por tanto, muy gustosamente me gloriaré más bien en mis debilidades, para que el poder de Cristo more en mí.” Es precisamente en ese lugar herido donde se va a manifestar el Amor De Dios.
Hasta aquí nuestro pequeño recorrido en este mes sobre la Biblia, a partir de mañana y durante el mes de octubre estaré siguiendo de lleno el Retiro Virtual y les compartiré al respecto.
Recopilado por Rosa Otárola D, /
Setiembre 2021
“Piensa bien, haz el bien, actúa bien y todo te saldra bien”
Sor Evelia 08/01/2013.