Al reflexionar en esta primera lectura, no hay duda que nos llena de admiración el odio que se puede llegar a crear sobre una persona por el simple hecho de creer en Jesús, eso se dio en ese tiempo y se da hoy también.
Sin embargo, qué lejos estaban las comunidades cristianas de aquel tiempo, en pensar que esto le sucedería a Esteban. ¿Lo haríamos nosotros los cristianos con nuestros propios hermanos cristianos?
Y es que seamos sinceros, analicemos el texto, nos dice qu como no podían refutar la sabiduria y el Espiritu con que hablaba Esteba, contratan a algunos hombres para que digan lo que no es cierto; las divisiones que han existido, y que aun desgraciadamente existen en la Iglesia, han sido motivo para calumniar, herir, desterrar e incluso llegar a matar aquellos que no profesan la fe de la misma manera. Las luchas religiosas en todo el mundo lo único que han dejado es hambre, miseria, muerte, desolación y, sobre todo, grandes heridas en el corazón de los creyentes. ¿La causa?, que no dejamos que Dios arregle las cosas, sino que las queremos arreglar nosotros, y de esta manera el odio solo engendra más odio.
Esteban, nos dice la Escritura, lleno del Espíritu Santo, dejó que Dios hablara por medio de él, con palabras de amor, no con espadas ni con lanza.
Como nos recuerda el Cardenal Robert Sarah: “La fe consiste en la disposición a dejarse volver a transformar siempre por la llamada de Dios, que nos repite de continuo: convertíos a mí de todo corazón. Pero nuestra vuelta al Señor, nuestra auténtica conversión a una nueva Alianza con Él a través de una respuesta de amor, deben darse en la verdad y de un modo concreto, y no solo de forma teórica”
Dejemos que Jesús nos confronta como a los que lo seguían en el texto del evangelio de hoy. ¿Cuál es la razón por la que nosotros seguimos a Jesús?
El mismo Señor lo pone en evidencia: “en verdad, en verdad os digo: me buscáis no porque habéis visto signos, sino porque comisteis pan hasta saciaros”. Le buscan por el beneficio que han tenido y esperan seguir obteniendo. Es un seguimiento interesado. Hay muchas formas de acercarse a Cristo. Unos, como algunos fariseos y sacerdotes para encontrar un motivo para acusarle de blasfemia y justificar su muerte. Otros se acercan por mera curiosidad, la autoridad de su palabra y las numerosas curaciones habían despertado la curiosidad por conocer más de cerca a Jesucristo. Hay quienes se acercan, como la hemorroisa (Mt 9,20-22) para ser curada y lo hace con una gran fe, con la seguridad plena que con sólo tocarle…: ¡Con solo tocar la orla del manto…! Pero con gran fe. A cada uno nos dice: la obra de Dios es que creas en el que él ha enviado.
“Recomiendo, nos indica el Papa Francisco, buscar a Dios para hallarlo, y hallarlo para buscarle siempre. Es la experiencia de los grandes Padres de la fe. Les invito a releer el capítulo 11 de la Carta a los Hebreos. Abrahán, por la fe, partió sin saber a dónde iba. Todos nuestros antepasados en la fe murieron teniendo ante los ojos los bienes prometidos, pero muy a lo lejos… No se nos ha entregado la vida como un guion en el que ya todo está escrito, sino que consiste en andar, caminar, hacer, buscar, ver… Hay que embarcarse en la aventura de la búsqueda del encuentro y del dejarse buscar y dejarse encontrar por Dios”
Recopilado por Rosa Otárola D, /
Abril 2021
“Piensa bien, haz el bien, actúa bien y todo te saldra bien”
Sor Evelia 08/01/2013.