?⛅️ Buenos días. “Señor enséñame a amar como tú nos has amado“. Papa Francisco.
https://youtu.be/cSbKEAWFvzY
- Is 45, 6-8. 18. 21-25
- Sal 84
- Lc 7, 19-23
Hemos venido preparando el corazón en esperanza, alegría y gozo para la Navidad que señala el momento puntual en que Dios se humanizó en su Hijo Jesucristo y el hombre, a su vez, entró en la experiencia de su humanidad, para pertenecerle a Dios y, en la Resurrección de aquel que se encarnó por nosotros, poder entonces nosotros ver con esperanza la Vida Eterna.
Nos comenta, Fray Juan José de León Lastra, que en la Primera lectura se nos habla que poder, justicia, salvación, son conceptos que van unidos, pero son características exclusivas de Dios. Él es el único que, junto a poder, tiene ese deseo universal de salvación. El único que tiene los conocimientos suficientes, unidos a su poder y a su deseo de salvación, para que haya justicia. Para que cada uno tenga lo que le corresponda. Lo que le corresponde a partir del deseo de salvación universal de Dios.
Contar con Dios; reservar a Dios lo que es solo de él, ha de enfrentarse con la pretensión humana de creerse dueño del universo, que puede manipularlo como quiera. A Dios queda reservada la salvación, en ella ejerce su poder. Salvación que consiste en la perfección de nuestro ser, creado a su imagen y semejanza. En otros términos, la santidad.
Solo Dios tiene el conocimiento suficiente de todos, para poder impartir justicia, por lo que se ha de abandonar la idea de que la justicia “humana”, administrada por el ser humano es la definitiva. Hay que contar con Dios, aunque Dios resida en el misterio. Por eso es necesaria la fe, la confianza en él, por encima de evidencias de nuestra percepción.
Por es como en el inicio de este texto, el Señor nos dice: “Yo soy el Señor y no hay otro.”
Todos somos conscientes, como nos dice el audio comentando el evangelio, de lo que el Señor ha hecho por nosotros, todos sus detalles para con nosotros. El Señor es un Dios maravilloso, eso debemos transmitir a los demás.
Jesus, nos decía el sacerdote Wilson Lopera en la Homilia, no se define con palabras o con doctrinas, se define con la vida y coloca la suya para que nosotros podamos vivir la grandeza de la salvación.
Nos comenta el Papa, “os invito a tomar conciencia de esta sana y positiva inquietud; a no tener miedo de plantearos las preguntas fundamentales sobre el sentido y sobre el valor de la vida. No os quedéis en las respuestas parciales, inmediatas, ciertamente más fáciles en un primer momento y más cómodas, que pueden dar algunos ratos de felicidad, de exaltación, de embriaguez, pero que no os llevan a la verdadera alegría de vivir, la que nace de quien construye —como dice Jesús— no sobre arena, sino sobre sólida roca. Así pues, aprended a reflexionar, a leer de modo no superficial, sino en profundidad, vuestra experiencia humana: descubriréis, con asombro y con alegría, que vuestro corazón es una ventana abierta al infinito. Esta es la grandeza del hombre y también su dificultad. Una de las falsas ilusiones producidas en el curso de la historia ha sido la de pensar que el progreso técnico-científico, de modo absoluto, podría dar respuestas y soluciones a todos los problemas de la humanidad. Y vemos que no es así. Queridos jóvenes, la experiencia humana es una realidad que nos aúna a todos, pero a la que se le pueden dar diversos niveles de significado. Y es aquí donde se decide de qué modo orientar la propia vida y se elige a quién confiarla, en quién confiar. Siempre existe el peligro de quedar aprisionados en el mundo de las cosas, de lo inmediato, de lo relativo, de lo útil, perdiendo la sensibilidad por lo que se refiere a nuestra dimensión espiritual. No se trata, de ninguna manera, de despreciar el uso de la razón o de rechazar el progreso científico; todo lo contrario. Se trata más bien de comprender que cada uno de nosotros no está hecho sólo de una dimensión «horizontal», sino que comprende también la dimensión «vertical». Los datos científicos y los instrumentos tecnológicos no pueden sustituir al mundo de la vida, a los horizontes de significado y de libertad, o a la riqueza de las relaciones de amistad y de amor
Palabra de Vida Mes de Diciembre
“El Señor es mi luz y mi salvación, ¿a quién temeré?.” ( Salmo 27 (26), 1) Recuerda Dios existe y me ama. https://ciudadnueva.com.ar/categoria/palabra-de-vida/
Bendigamos al Señor con nuestro testimonio este día y digámosle:
"Me siento fuerte, sano y feliz porque tengo fe, amor y esperanza".
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Recopilado por Rosa Otárola D, /
Diciembre2020
“Piensa bien, haz el bien, actúa bien y todo te saldra bien”
Sor Evelia 08/01/2013.