La liturgia de hoy nos ofrece los medios  para preparar nuestro corazón y nos convirtamos en instrumentos de Dios para que la gente se dé cuenta de que la presencia de Cristo en el mundo es una realidad y la única posibilidad de ser realmente felices.

La liturgia nos va encaminando cada día más hacia el encuentro con el Señor que ya viene a morar entre nosotros y a darnos la Salvación. Así lo creemos los cristianos que hemos experimentado un encuentro con El, pues ya conocemos lo grande que es su Amor. 

La liturgia de este día, nos invita a acoger la Voluntad de Dios que quiere nuestra salvación, la cual fue posible por el Sí de María, nuestra Madre.

La liturgia nos invita a reconozcamos  nuestra pequeñez y abrir nuestro corazón a la cercanía de Dios.

Hoy la liturgia nos sigue motivando para transformar nuestro corazón y esperar a ese renuevo del tronco de David, Jesús, nuestro Señor, rey de justicia y paz; el misterio de la Palabra hecha carne.

Iniciamos la tercera semana de Adviento con un mensaje de alegría, esperanza y confianza.

Hoy la liturgia nos invita a reconocer al Señor y abrirle el corazón; El viene a Salvarnos.