Terminamos el mes de mayo, mes dedicado a la Virgen María, recordando la Visitación de la Santísima Virgen a su prima.
Y esto me motivo a meditar acerca de qué nos enseña este acontecimiento para nuestra vida y me encontré con este articulo de Vanessa Urdaneta que quisiera compartir con ustedes.
Estos tiempos de cuarentena nos han enseñado que vale más un abrazo que un mensaje. Que las visitas a nuestros amigos son más valiosas que una video llamada y que aunque la tecnología ha facilitado los encuentros, nos hace falta el cara a cara.
El misterio de la Visitación nos muestra una gran lección para aprovechar al máximo nuestras conversaciones online:
El saludo espontáneo y alegre:
María irrumpe con la alegría de su fe pronta y disponible: «Entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel» (Lc 1,40). Y con simplemente oír su saludo, Isabel quedó llena del Espíritu Santo. El gozo que había en los corazones de María e Isabel, nos invita a saludar con alegría aunque sea de forma online no solo con un ¿Hola, como estas? sino de otras formas que nos permitan ser más creativos, incluyendo: fotografías, canciones o mensajes escritos a mano.
En estos días he recibido mensajes que me han llenado el corazón de alegría. Frases como: escucha esta canción, me hizo recordarte o una nota de voz sin poder aguantar las ganas de reír por algo cómico que me comentaban.
Las preguntas con empatía:
(Lc 1, 39-48), Isabel sabía muy bien de qué trataba la empatía, poniendo su interés en el sentimiento de la Virgen, percibiendo su situación, haciendo suya su vivencia y transformándola en su propia experiencia.
Al momento de recibir un mensaje, hagamos preguntas empáticas en vez de simpáticas, uniéndonos al otro por encima de nuestros intereses. Santa Teresa Benedicta de la Cruz en su tesis sobre el problema de la empatía, nos recuerda que este valor es el fundamento de las relaciones personales y comunitarias con los otros y con Dios.
De esa forma lograremos tener una auténtica comunidad humana, en la que los individuos no son simplemente objetos, sino sobre todo y ante todo, sujetos de experiencia, capaces de entrar en comunión sin perder identidad.
La escucha atenta:
Cada frase pronunciada en la conversación de esta visita, fue respetada y valorada, ¿Cuántos de nosotros escuchamos atentos las palabras del otro?
Escuchemos atentos y pensemos en el honor de esa visita. «¡Feliz la que ha creído que se cumplirían las cosas que le fueron dichas de parte del Señor!» (Lc 1, 45).
Isabel, con su exclamación llena de admiración, nos invita a apreciar todo lo que la presencia de la Virgen María trae como don a la vida de cada creyente.
El espacio para la oración:
El ritmo del Evangelio marca las notas para la oración, y en este pasaje de san Lucas, se encuentra parte del Ave María y el Magníficat.
¿Se imaginan que en algunos años las palabras de nuestras conversaciones se conviertan en oración o que sean frases tan llenas de la presencia de Dios, que permitan encontrarnos más allá de una pantalla?
Oremos:
Dios todopoderoso, tu que inspiraste a la Virgen María, cuando llevaba en su seno a tu Hijo, el deseo de visitar a su prima Isabel, concédenos, te rogamos, que, dóciles al soplo del Espíritu, podamos, con María, cantar tus maravillas durante toda nuestra vida. Por Nuestro Señor Jesucristo. Amén
Recopilado por Rosa Otárola D, /
Mayo 2021
“Piensa bien, haz el bien, actúa bien y todo te saldra bien”
Sor Evelia 08/01/2013.
Bibliografía:
Primera referencia
Segunda referencia
Tercera Referencia