Seguimos meditando en la homilia del Papa Francisco el 7 de marzo 2021 en Irak. “El padre Ammar, recordando los horrores del terrorismo y de la guerra, agradeció al Señor que siempre los haya sostenido, en los tiempos buenos y en los malos, en la salud y en la enfermedad. La gratitud nace y crece cuando recordamos los dones y las promesas de Dios. La memoria del pasado forja el presente y nos hace avanzar hacia el futuro.
En todo momento, demos gracias a Dios por sus dones y pidámosle que conceda paz, perdón y fraternidad a esta tierra y a su gente. No nos cansemos de rezar por la conversión de los corazones y por el triunfo de una cultura de la vida, de la reconciliación y del amor fraterno, que respete las diferencias, las distintas tradiciones religiosas, y que se esfuerce por construir un futuro de unidad y colaboración entre todas las personas de buena voluntad. Un amor fraterno que reconozca «los valores fundamentales de nuestra humanidad común, los valores en virtud de los que podemos y debemos colaborar, construir y dialogar, perdonar y crecer» (Carta enc. Fratelli tutti, 283).”
John Stott, nos sugiere para encontrar la paz, que: “no vayamos tras ella porque nos trae serenidad, busquémosla mediante un amor activo.” Pablo les sugiere lo mismo a los Romanos: “Esforcémonos por hacer lo que contribuye a la paz”. Cada uno de nosotros, nos dice Johannas Christopher Arnold, es capaz de amar y, sin duda, en la vida todos podremos encontrar algo que hacer que contribuya a la paz.
Naturalmente, antes de poner manos a la obra debemos tomar una decisión y es que las palabras de Jesús: “Mi paz os doy, no os la doy como la da el mundo”, contienen una promesa; pero también nos invitan a tomar una decisión: aceptamos la paz que Él ofrece, o le damos la espalda y elegimos la que da el mundo. Es una decisión entre muchas, pero me atrevo a decir que es la más crítica porque nos afectará en todas las esferas de la vida. Tarde o temprano, cualquier otra decisión que tomemos—de índole económica, personal, política o social—quedará afectada por ella.
Pidamos confiadamente a Dios: Permanece con nosotros y despierta nuestro corazón en el momento oportuno, para que no nos sorprendan las cosas dolorosas que experimentemos, sino que estemos preparados en todo momento para velar y orar, confiando que no estamos abandonados en la lucha constante sobre la tierra. Danos esperanza, oh Dios, que venga el día cuando toda persona escuchará la proclamación: «Vean, un cielo nuevo y una tierra nueva, porque ustedes han aprendido a buscar el honor de Dios en todo»
Recopilado por Rosa Otárola D, /
Abril 2021
“Piensa bien, haz el bien, actúa bien y todo te saldra bien”
Sor Evelia 08/01/2013.