Queridos lectores hoy quisiera a 4 años de que gozamos de su presencia desde la Iglesia Triunfante. dedicar esta meditación a quienes tuvimos la bendición de conocer a esta extraordinaria mujer Sor Evelia, nuestra Maestra Espiritual.
Ella fue una mujer que, estoy segura, y quienes la conocieron conmigo también lo pueden constatar, era definitivamente de este tipo de personas que, como en aquel momento, fueron motivación para que el Señor, también alabe con su emotiva oración del texto del Evangelio de hoy: “Te doy gracias, Padre, Señor de cielo y tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y entendidos y se las has revelado a los pequeños. Si, Padre, así te ha parecido bien”. Mt 11, 25
Y es que de verdad Sor fue una persona sencilla, abierta a Dios, que no la vimos nunca presumir de sabiduría humana, pero sabíamos lo escuchaba con interés y siempre iba tras de Él con alegría, con perseverancia con la certeza de sus limitaciones, pero con una inmensa confianza en su Amor, Misericordia y Perdón, una mujer de esas que del reconocimiento ante la acción de Dios, no duda en manifestarse como una de las personas sencillas.
Pero a la vez Sor fue de esas persona que sí son “sabias”, no solo porque sepan mucho, sino porque se ven necesitadas y saben detectar la presencia de Dios, sabiendo dirigir su vida por el camino recto. Siempre buscaba como cultivarse en las cosas de Dios y adaptaba nos enseñó a ver en muchos textos, hasta no cristianos, el mensaje escondido de Dios, a no conformarnos con lo que dice el texto, sino a investigar, cuestionarnos, a romper con muchos paradigmas, a vivir actualizados y encontrar el camino que Dios había trazado en nuestras vidas.
Por eso a ella, en muchas ocasiones “los entendidos” la criticaron y la juzgaron. Pues la sencillez es una virtud que, paradójicamente, no es sencilla de practicar y molesta a los que se creer “entendidos”.
Para vivir en la sencillez es necesario ser humilde y tener una madurez emocional y mental, cuántas veces nos dio Sor testimonio de ello. Sor nos mostró siempre la sencillez en la capacidad de disfrutar y valorar las pequeñas cosas de una manera profunda.
Y es que así es Dios; como nos dice el evangelio de hoy, se manifiesta a los humildes y se oculta a los orgullosos. Y nosotros que tuvimos la bendición de empaparnos, de alimentarnos de esas manifestaciones de Dios algunas por años, otras personas por meses, o días. Y aun hoy, por eso con Jesús también queremos alabar a Dios por habernos permitido la gran dicha de conocer a esta gran mujer llena de Dios.
Y es que la simplicidad, es un espíritu más que una actitud. Supone un conjunto de cualidades y de virtudes. Se relacionan con ella: la humildad, la sinceridad, la verdad, la modestia, que, en cierto sentido, convierten el actuar y el rostro de una persona en algo luminoso, limpio, espontáneo, natural y veraz. Se trata de la dulzura que atrae, de la bondad que acoge, de la delicadeza que anticipa. Este espíritu sencillo viene de Dios y está encarnado sobre todo en el modo de ser y de vivir y esa era Sor.
En el Cielo contamos con un Ángel que vela por nosotros y, por el grupo que ella formó y, que nos hemos mantenido por estos años disfrutando cada martes de su sabiduría y aprendiendo que en la sencillez encontraremos a Dios. Hoy como ellas somos personas habidas de crecer en la fe, la oración y la meditación, pero sobre todo muy agradecidas con Dios por tanto legado que ella nos dejó.
Término con la que ella llamaba su receta que hoy en nuestra primer objetivo de vida: ¡Vive el presente plenamente con mente positiva y confianza en el Señor y la Virgen María!
Oremos
Aquí estoy, Señor, para darte ese tiempo de mi vida, que es muy poco, comparado con el tiempo que siempre tengo para trabajar, para distraerme y pasear. Es muy poco pero quiero que sea tuyo y que será el mejor de mi tiempo porque es para ti.
Dame paz, tranquilidad. Auséntame de todas mis preocupaciones, quedarme vacía de todos los problemas y dolores que llevo en mi alma, muchas veces causados por mi equivocado proceder, y entregarme de lleno a ti.
Necesito un corazón sencillo y humilde para acercarme a Ti, Señor. Porque sin humildad no puedo verte ni escucharte, y menos llenarme de tu Gracia. Porque son tus Palabras las que me descubren que sólo a los sencillos y humildes les es revelado el Reino de Dios.
Recopilado por Rosa Otárola D, /
Julio 2021
“Piensa bien, haz el bien, actúa bien y todo te saldra bien”
Sor Evelia 08/01/2013.