En el texto del Génesis que la liturgia de nuestra iglesia Católica nos propone hoy, queridos lectores hay una frase que les quiero compartir y con ella meditar sobre nuestra vida.
“No temáis ¿soy yo acaso Dios? Vosotros intentasteis hacerme mal, pero Dios intentaba hacer bien, para dar vida a un pueblo numeroso, como hoy somos” Gen 50, 19.
¿No es acaso una clara invitación también para nosotros? Y es que, no sé a ustedes pero a mi aún ahora hay cosas que me dan miedo y me dejo llevar por lo negativo de esta emoción.
Y esto a pesar de saber que miedo es una de las seis emociones primarias que todo ser humano tiene, junto a la ira, la alegría, la tristeza, la sorpresa y el asco. Estas emociones son básicas y primarias porque se han observado en todas las culturas y porque tiene una función adaptativa, nos ayudan a ajustar nuestra conducta al entorno en el que nos encontramos.
Sin embargo nos centramos en el miedo solo como una de las emociones desagradables, ya que las sensaciones que nos provoca no son placenteras. Esto no lo hace una emociones negativa, ya que ninguna emoción lo es. Toda experiencia emocional siempre es positiva, ya que nos ayudan a resolver situaciones de nuestra vida, como lo afirma el texto del Génesis, “Dios intentaba hacer bien, para dar vida a un pueblo numeroso, como hoy somos”.
Por si no lo sabías te cuento que la frase no tengas miedo, parece 365 veces en la biblia; podría ser una palabra de motivación para cada día del año. ¿No te parece?
Es por eso que creo nuestro deber trabajar más en serio en esto de no tener miedo, por ejemplo a ir contracorriente y vivir en cristiano en un mundo secularizado. No tener miedo a ser piedra de escándalo para los hombres y mujeres que quieren hacer desaparecer de la vida y del corazón de los hombres a Dios. “El cristiano no debe tener miedo a ir a contracorriente por vivir la propia fe, resistiendo la tentación de uniformarse” (Benedicto XVI, Catequesis sobre el Credo, 23-I-2013). No tener miedo a los comentarios, las murmuraciones o calumnias que podamos sufrir por ser cristianos. Llegará un día en que toda la verdad será puesta de manifiesto, “pues nada hay oculto que no vaya a ser descubierto, ni secreto que no legue a saberse”, Lc 8, 17.
El Señor nos pide que hablemos sin miedo, con claridad, abiertamente, sin ambigüedades, de cuanto nos enseña Jesús. Entonces nosotros los creyentes, no debemos tener miedo porque la Providencia de Dios se cuida de cada uno de nosotros. En los planes de Dios no hay “descuidos” ni sorpresas, ni nada que supere su poder. Abandonarnos en el cuidado de Dios por sus criaturas, en particular por los hombres, es el camino para superar todo temor. Quien se sabe hijo de Dios no teme nada en esta vida ni teme la muerte “¿No se venden un par de gorriones por unos cuartos? Y, sin embargo, ni uno solo cae al suelo sin que lo disponga vuestro Padre. Pues vosotros hasta los cabellos de la cabeza tenéis contados. Por eso, no tengáis miedo, no hay comparación entre vosotros y los gorriones”. Mt 10, 26-33
La confianza en el Señor es como la nota dominante, la melodía, de la vida del cristiano. No temer siquiera a nuestras propias miseria y debilidades. No tener miedo a conocernos a fondo. San Juan Pablo II nos decía en “Cruzando el umbral de la esperanza”: “¿De qué no debemos tener miedo? No debemos temer a la verdad de nosotros mismos. Pedro tuvo conciencia de ella, un día, con especial viveza, y dijo a Jesús: ‘¡Apártate de mí, Señor, que soy un hombre pecador!’ (Lucas 5,8). Pienso que no fue sólo Pedro quien tuvo conciencia de esta verdad. Todo hombre la advierte”.
El Señor insiste en la llamada a no tener miedo, muy consciente de que el miedo nos paraliza, nos impide responder al amor de Dios y a poder anunciar la alegría de sabernos mirados amorosamente por Dios. Contar con la gracia de Dios y su misericordia, luchando cada día no le negaremos ni él nos negará ante su Padre del cielo.
No tener miedo a decir la verdad, tan ausente hoy de la vida social, cuando los medios de comunicación muchas veces hacen aparecer la verdad como mentira y la mentira como verdad. Una invitación a superar el miedo que surge de la impresión de que las instituciones sociales, económicas y políticas no son capaces de resolver los problemas actuales.
El que ha conocido a Jesús recibe la fuerza necesaria para no agobiarse pensando que los problemas no tienen solución. Dios, que es providente, cuida de sus discípulos.
La fe es fuerza contra el miedo y osadía para seguir creyendo en el futuro del hombre desde una confianza ilimitada en Dios, Padre de todos.
A lo único que han de temer los discípulos es que el miedo al sufrimiento los lleve a esconder o a negar la verdad, y así les haga alejarse de Dios porque quien se aleja de Dios, se pierde por siempre.
Pidamos a nuestra Madre, Auxilio de los cristianos y Refugio de los pecadores, que nos quite todo temor a los hombres, todo temor al mundo, y a mirar llenos de confianza a su Hijo Jesucristo:
Oh, María Auxiliadora, Tú, que a lo largo de la historia has protegido a miles de cristianos, y has eliminado toda acción del maligno destinada a dañar a los devotos a ti.
Hoy recurro a ti en busca de protección, para que el miedo deje de acechar a mi alma ya que estaré confiado y tranquilo al saber que cuento con tu presencia protectora.
Ten misericordia de mí, Reina divina y protégeme en este preciso instante que necesito de ti y de tu intersección.
Elimina todo peligro cercano, y desvanece todas las preocupaciones que me invaden por ello.
Protégeme, madre santa en todo instante, en cualquier lugar, a toda hora y en cualquier situación.
Aléjame de los acontecimientos en donde el peligro está latente y no permitas que alguien me cause daño.
Ayúdame a no tener miedo, María Auxiliadora. No permitas que las emociones me controlen en momentos difíciles intercede por mí para comprender que no debo temer porque estás conmigo siempre, a cada instante y en cualquier lugar. Con tu protección no existen razones para sentirme angustiado.
Que mi fe hacia Dios y hacía tu protección sean más notorias que mis miedos. Amén
Recopilado por Rosa Otárola D, /
Julio 2021
“Piensa bien, haz el bien, actúa bien y todo te saldra bien”
Sor Evelia 08/01/2013.