Afirma el Papa Francisco en la Vigilia Pascual, “por último, el tercer anuncio de Pascua: Jesús, el Resucitado, nos ama sin límites y visita todas las situaciones de nuestra vida. Él ha establecido su presencia en el corazón del mundo y nos invita también a nosotros a sobrepasar las barreras, a superar los prejuicios, a acercarnos a quienes están junto a nosotros cada día, para redescubrir la gracia de la cotidianidad. Reconozcámoslo presente en nuestras Galileas, en la vida de todos los días. Con Él, la vida cambiará. Porque más allá de toda derrota, maldad y violencia, más allá de todo sufrimiento y más allá de la muerte, el Resucitado vive y gobierna la historia.
Hermano, hermana, si en esta noche tu corazón atraviesa una hora oscura, un día que aún no ha amanecido, una luz sepultada, un sueño destrozado, abre tu corazón con asombro al anuncio de la Pascua: “¡No tengas miedo, resucitó! Te espera en Galilea”. Tus expectativas no quedarán sin cumplirse, tus lágrimas serán enjugadas, tus temores serán vencidos por la esperanza. Porque el Señor te precede, camina delante de ti. Y, con Él, la vida comienza de nuevo.”
Es maravilloso que cuando dos personas lloran juntas, las mismas lágrimas llevan consuelo y sanación. El precioso Salvador ciertamente está cerca. Él ha resucitado y, ¿para quién? Claro que es para nosotros quienes sentimos desesperadamente solitarios o solos. ¿Por qué no creemos que él esté allí cuando meramente echamos una mirada hacia él o lo anhelamos? Porque de cierto, el Señor sabe nuestros nombres. Él conoce nuestros pensamientos, nuestros problemas y nuestras debilidades. Él no dice meramente “hermano” o “hermana”, sino mejor nos llama personalmente: “María”. Él nos conoce totalmente, hasta contar nuestros cabellos.
Qué consuelo es saber que el más alto, quien ascendió desde la cruz hasta el trono de Dios, está lo más cerca de quienes de nosotros que ya hemos perdido la esperanza de consuelo. No somos demasiado pequeños, débiles, o pecaminosos para El. Él es nuestro hermano que nos ama. Y cuando tal hermano nos gobierna, ¿quién puede seguir en la desesperación? Si lo creemos, tendremos el resucitado con nosotros con todo su amor, su misericordia y su poder.
A tan solo unas horas de Celebrar la Fiesta ala Divina Misericordia, es bueno recordar que la misericordia alimenta la compasión, brindando destellos prometedores de luz en un mundo oscuro. Es amabilidad, perdón para seguir adelante y empatía. La misericordia elige no sentirse ofendida, y, con compasión, ve un corazón herido detrás de palabras hirientes. La misericordia de Dios se refleja en la cruz de Cristo, un reflejo directo de su amor por nosotros. La misericordia es una extensión y expresión de amor, “un acto de bondad, compasión o favor”. La misericordia es una característica del único Dios verdadero.
El Papa, hoy San Juan Pablo II, había anunciado durante la canonización de Sor Faustina Kowalska, el 30 de abril: «En todo el mundo, el segundo domingo de Pascua recibirá el nombre de domingo de la Divina Misericordia. Una invitación perenne para el mundo cristiano a afrontar, con confianza en la benevolencia divina, las dificultades y las pruebas que esperan al genero humano en los años venideros»
Recopilado por Rosa Otárola D, /
Abril 2021
“Piensa bien, haz el bien, actúa bien y todo te saldra bien”
Sor Evelia 08/01/2013.