?⛅️ Buenos días. “Señor enséñame a amar como tú nos has amado“. Papa Francisco.
https://youtu.be/CvrweY5D8xY
- Hch 3, 11-26
- Sal 8
- Lc 24, 35-48
Las palabras de Pedro nos vienen bien a los cristianos de todos lo tiempos. De lo que se trata es de que aceptemos la invitación de Jesús a seguir sus pasos: “Ven y sígueme”. Él nos señala el mejor camino para vivir en amistad con Dios, en amistad con los demás y así poder disfrutar del sentido, de la esperanza y de la felicidad que todos tanto deseamos ya aquí en nuestra tierra, antes de que nos regale la resurrección a una vida de total plenitud, después de nuestra muerte.
Las palabras de Pedro nos vienen bien a los cristianos de todos lo tiempos. De lo que se trata es de que aceptemos la invitación de Jesús a seguir sus pasos: “Ven y sígueme”. Él nos señala el mejor camino para vivir en amistad con Dios, en amistad con los demás y así poder disfrutar del sentido, de la esperanza y de la felicidad que todos tanto deseamos ya aquí en nuestra tierra, antes de que nos regale la resurrección a una vida de total plenitud, después de nuestra muerte.Veamos pues como en la primera lectura, , nos comenta Fray Manuel Sanchez Santo, los testigos de la curación del paralítico pensaban que Pedro y Juan eran los responsables de esa curación, la gente se agolpaba en torno a ellos. Pedro aprovecha la ocasión para recordar a sus oyentes unas cuantas verdades. Les recuerda que ha sido Jesús, y no ellos, el protagonista de la sanación, ese Jesús al que “entregasteis y rechazasteis ante Pilato, cuando había decidido soltarlo”. Jesús curó al paralitico por la fe que tenía en él. “Ha creído en su nombre… su fe le ha restituido completamente la salud”.
Pero Pedro no se queda en la mala acción de los judíos. Reconoce que “lo hicisteis por ignorancia y vuestras autoridades lo mismo”. Les pide que se arrepientan y se conviertan “para que se borren vuestros pecados a ver si el Señor manda tiempos de consuelo, y envía a Jesús, el Mesías que os estaba destinado… al que resucitó de entre los muertos”.
Y para seguir meditando en nuestras actitudes, como los discipulos en este momento del evangelio de hoy, pues, si viendo no creemos, realmente tenemos un problema. Los discípulos estaban viendo las manos y los pies de Jesús. Veían, por tanto, los agujeros de los clavos y era evidente que el resucitado era el crucificado. Pero ni siquiera reconociendo a Jesús vivo delante de ellos los apóstoles dejaron de dudar. Esta es la realidad también hoy: Jesús ha resucitado está vivo y presente, camina a nuestro lado y sin embargo, la mayor parte de los cristianos seguimos llenos de dudas.
Y es que esto sigue sucediendo hoy en infinidad de casos y ocasiones. A veces encuentras a alguien con quien compartiste intensas experiencias de Dios y ves cómo con el tiempo y habiendo dejado que se deteriorase su relación con el Señor, esas personas ahora llegan incluso a dudar de la veracidad de lo que vivieron tiempo atrás. Por eso yo siempre insisto al final de cualquiera de esas experiencias de fe que es importarse pellizcarse y comprobar que uno no está dormido sino despierto, que conviene caer en la cuenta de que ese también es el mundo real y no reservar esa expresión para designar tan solo la realidad cotidiana. Es más, a veces propongo que además de poner por escritos las vivencias, a ser posible, hagan algún gesto que signifique el establecimiento de una alianza, la aparición de un compromiso con la defensa de la autenticidad de la experiencia vivida.
Jesús tuvo que esforzarse y comer delante de ellos para que viendo lo que hacía, ellos creyeran a sus palabras. Fue necesario que les abriera el entendimiento para que comprendieran sus palabras y así, todo lo que le había enseñado y predicado tiempo atrás, ahora cobrara su verdadero sentido, su significado definitivo. Como sacerdote veo cada día con más claridad que es absolutamente necesario tener el Espíritu de Cristo para poder entender su palabra. Cuando en la Iglesia los creyentes no son capaces de identificarse con el resucitado o cuando las experiencias que se detallan en los hechos de los apóstoles no se entienden fácilmente, la conclusión es evidente: falta el encuentro con Cristo resucitado, es necesaria una efusión del Espíritu Santo que lo haga posible.
Nos explica el Papa Francisco, “…los discípulos «preferían pensar que Jesús era una idea, un fantasma, pero no la realidad».
«El miedo a la alegría es una enfermedad del cristiano». También nosotros, explicó el Pontífice, «tenemos miedo a la alegría», y nos decimos a nosotros mismos que «es mejor pensar: sí, Dios existe, pero está allá, Jesús ha resucitado, ¡está allá!». Como si dijéramos: «Mantengamos las distancias». Y así «tenemos miedo a la cercanía de Jesús, porque esto nos da alegría».
Esta actitud explica también por qué hay «tantos cristianos de funeral», cuya «vida parece un funeral permanente». Cristianos que «prefieren la tristeza a la alegría; se mueven mejor en la sombra que en la luz de la alegría». Precisamente «como esos animales —especificó el Papa— que logran salir solamente de noche, pero que a la luz del día no ven nada. ¡Como los murciélagos! Y con sentido del humor diríamos que son “cristianos murciélagos”, que prefieren la sombra a la luz de la presencia del Señor»;..reafirmó el Pontífice, es necesario superar «el miedo a la alegría» y pensar en cuántas veces «no somos felices porque tenemos miedo». Como los discípulos que, explicó el Papa, «habían sido derrotados» por el misterio de la cruz. De ahí su miedo. «Y en mi tierra —añadió— hay un dicho que dice así: el que se quema con leche, ve una vaca y llora». Y así los discípulos, «quemados con el drama de la cruz, dijeron: no, ¡detengámonos aquí! Él está en el cielo, está muy bien así, ha resucitado, pero que no venga otra vez aquí, ¡porque ya no podemos más!».
El Papa Francisco concluyó su meditación invocando al Señor para que «haga con todos nosotros lo que hizo con los discípulos, que tenían miedo a la alegría: abrir nuestra mente». En efecto, se lee en el Evangelio: «Entonces les abrió el entendimiento para comprender las Escrituras». Así pues, el Papa deseó «que el Señor abra nuestra mente y nos haga comprender que Él es una realidad viva, que tiene cuerpo, está con nosotros y nos acompaña, que ha vencido: pidamos al Señor la gracia de no tener miedo a la alegría».
Palabra de Vida Mes de Abril 2021
Yo soy el buen Pastor. El buen Pastor da su vida por las ovejas” (Juan 10, 11) https://ciudadnueva.com.ar/categoria/palabra-de-vida
Bendigamos al Señor con nuestro testimonio este día y digámosle:
"Me siento fuerte, sano y feliz porque tengo fe, amor y esperanza".
? ?
Recopilado por Rosa Otárola D, /
Abril 2021
“Piensa bien, haz el bien, actúa bien y todo te saldra bien”
Sor Evelia 08/01/2013.