- Núm 21, 4-9
- Sal 101
- Jn 8, 21-30
Hoy la liturgia nos invita a cumplir la Voluntad del Padre como lo hizo Jesús.
El Yo Soy, pronunciado por Jesús, nos recuerda la promesa de Dios hecho desde el Antiguo Testamento. Dios camina con nosotros, en las buenas y en las malas; revelándose y encarnándose en realidades y personas.
La fiesta de «las tiendas» era para el pueblo de Israel la fiesta por excelencia de la esperanza, de la expectativa del mesías. De hecho, la auto presentación de Dios como «yo soy» tenía una fuerza impresionante, y los salmos y los textos de la escritura que se utilizaban en su celebración, subrayaban esta presencia poderosa de Dios en el templo con el majestuoso «Yo soy» del culto anual.
Jesús, en este contexto, se autoproclama como «Yo soy»; y por eso, la revelación no puede ser más evidente. En estas palabras que quieren responder a los que le preguntaban directamente y sin rodeos: «¿Tú quién eres?», se da la razón fundamental de su rechazo y del escándalo que suscitaba entre los judíos.
El texto de la primera lectura lectura, tomado del libro de los Números. Un libro Histórica, escrito por Moisés en el 1406 A.C. Escrito para relatar la historia de cómo Israel se preparó para entrar en la tierra prometida, cómo pecaron y fueron castigados, y cómo se prepararon para intentarlo de nuevo; se caracteriza por mostrar la Misericordia y fidelidad de Dios; Su justicia y de la Esperanza.
El relato de hoy, nos presenta el ataque masivo de serpientes venenosas al pueblo que sale de Egipto, como castigo por quejarse de la dureza de su peregrinación; así como la serpiente salvadora de bronce que Moisés por encargo de Yahvé erige para que al mirarla se supere el ataque de las serpientes, ha sido interpretado en la tradición antigua de la Iglesia, como un símbolo profético de la acción salvadora de Cristo elevado en la cruz.
Pero el mismo relato en sí mismo, sin considerar su posible simbolismo, es aleccionador. Liberar del yugo de la esclavitud, asumir la libertad es siempre una peregrinación dura. Supone sí liberarse del tirano, pero también responsabilizarse de la propia vida individual y colectiva en el caminar por la historia, que con frecuencia se muestra difícil de transitar. Y por ello se eleva la queja, la queja a Dios. Sí, al Dios que libera para hacernos dueños de nuestra vida en los momentos fáciles y en los difíciles. Mirar a la causa de los males, como los judíos a la serpiente, asumirlo con confianza en Dios y en las propias fuerzas será necesario si queremos ser libres, liberarnos de quien nos oprime.
En el salmo, Dios viene en auxilio de su pueblo para “escuchar los gemidos de los cautivos, y librar a los condenados a muerte”. Como eran los picados por las serpientes de la primera lectura al mirar a la serpiente del estandarte..
“La serpiente —explicó el Papa Francisco— es el signo del pecado. Pensemos en el libro del Génesis: la serpiente sedujo a Eva, le propuso el pecado». Y Dios manda elevar la serpiente, es decir el pecado, como bandera de victoria. Es algo que, admitió el Santo Padre, «no se comprende bien si no se percibe lo que Jesús nos dice en el Evangelio. Jesús dijo a los judíos: “Cuando levantéis en alto al Hijo del hombre, sabréis que ‘Yo soy’, y que no hago nada por mi cuenta, sino que hablo como el Padre me ha enseñado”». Y, luego, al haber elevado el símbolo de su pecado y haberlo transformado en instrumento de salvación representa precisamente la redención que viene del Cristo elevado en la cruz.
«El cristianismo —continuó el obispo de Roma— no es una doctrina filosófica, no es un programa de vida para ser educados, para construir la paz. Estas son las consecuencias. El cristianismo es una persona, una persona elevada en la cruz. Una persona que se anonadó a sí misma para salvarnos. Cargó sobre sí el pecado. Y, así, como en el desierto fue elevado el pecado, aquí fue elevado Dios hecho hombre por nosotros. Y todos nuestros pecados estaban allí». Por ello, advirtió, «no se comprende el cristianismo sin comprender esta humillación profunda del hijo de Dios que se humilló a sí mismo haciéndose siervo hasta la muerte de cruz. Para servir”
Oremos con el Papa por el Jubileo 2025, Peregrinos de Esperanza: Señor, Padre que estás en el cielo, la fe que nos has donado en tu Hijo Jesucristo, nuestro hermano, y la llama de caridad infundida en nuestros corazones por el Espíritu Santo, despierten en nosotros la bienaventurada esperanza en la venida de tu Reino.
Tu gracia nos transforme en dedicados cultivadores de las semillas del Evangelio que fermenten la humanidad y el cosmos, en espera confiada de los cielos nuevos y de la tierra nueva, cuando vencidas las fuerzas del mal, se manifestará para siempre tu gloria.
La gracia del Jubileo reavive en nosotros, Peregrinos de Esperanza, el anhelo de los bienes celestiales y derrame en el mundo entero la alegría y La Paz de nuestro Redentor.
A ti, Dios bendito eternamente, sea la alabanza y la gloria por los siglos.
Amén.
Tomado de:
- Folleto La Misa de Cada Día.
- Diario Bíblico 2025. Misioneros Claretianos.
- https://www.iubilaeum2025.va/es/giubileo-2025/preghiera.html.
- https://www.vatican.va/content/francesco/es/cotidie/2014/documents/papa-francesco_20140408_miseria-gloria.html
- https://www.indubiblia.org/antiguo-testamento-1/numeros-1
- https://oracionyliturgia.archimadrid.org/2025/04/08/no-morir-en-el-pecado/
- https://www.dominicos.org/predicacion/evangelio-del-dia/hoy/
Palabra de Vida Mes Abril: “Yo estoy por hacer algo nuevo: ya está germinando, ¿no se dan cuenta?” (Is 43, 19) https://ciudadnueva.com.ar/categoria/palabra-de-vida/
Recopilado por Rosa Otárola D, /
Abril 2025.
“Piensa bien, haz el bien, actúa bien y todo te saldra bien”
Sor Evelia 08/01/2013.