- Gen 28, 10-22a
- Sal 90
- Mt 9, 18-26
En este tiempo es cada vez más difícil satisfacer las necesidades del ser humano, por eso la liturgia de hoy nos invita a fortalecer nuestra confianza en el Señor y en su misericordia.
Jesús, hoy y cada día, no deja de mirarnos a cada uno con verdadera compasión, con ternura y misericordia eternas. Se hace cargo de nuestras debilidades y sale a nuestro encuentro para sostenernos en nuestras dificultades y luchas personales, como lo hizo con Jacob, y con las dos mujeres del texto del evangelio. Por ello no tenemos motivos para dejarnos llevar por el desánimo o el pesimismo.
En la primera lectura encontramos a Jacob huyendo del enojo de Esaú por la suplantación que le hizo ( como vimos el sábado anterior), Dios se le manifiesta a través de un sueño que tiene varias intenciones: Anuciar el levantamiento del posterior santuario de Betel, y dar cumplimiento a la promesa que le hizo a su padre Abrahan. Esto nos enseña acerca de como Dios, a pesar de nuestros fallo y debilidades se las ingenia para manifestar s única intención: salvar a la humanidad y ofrecernos su Amor y cercanía.
Por eso como nos indica el Salmo, debemos confiar en El nuestra vida entera, pues estamos bajo su protección: “ su verdad es escudo y armadura”.
El evangelio nos invita a admirar dos magníficas manifestaciones de fe. Casi podríamos decir que con fe firme “obligamos” a Dios y que a Él le gusta esta especie de obligación, es así que accede a imponer las manos sobre la niña muerta, y permite que la toque el manto una mujer enferma.
Es evidente la voluntad de Dios de estar cerca del hombre, El es siempre presencia amistosa, íntima a todo sentimiento, en contacto con la necesidad, pero es necesario manifestarle confiadamente nuestras peticiones; la confianza y connaturalizar con Dios requieren trato: para confiar en alguien le hemos de conocer; y para conocerle hay que tratarle. Así, «la fe hace brotar la oración, y la oración —en cuanto brota— alcanza la firmeza de la fe» (San Agustín)
Nos dice el Papa León XIV:..” meditamos sobre las curaciones de Jesús como señal de esperanza. En Él hay una fuerza que nosotros también podemos experimentar cuando entramos en relación con su Persona.
Entre estas dos figuras femeninas, el Evangelista coloca al personaje del padre de la muchacha: él no se queda en casa lamentándose por la enfermedad de la hija, sino sale y pide ayuda. Si bien sea el jefe de la sinagoga, no pone pretensiones argumentando su posición social. Cuando hay que esperar no pierde la paciencia y espera. Y cuando le vienen a decir que su hija ha muerto y es inútil disturbar al Maestro, él sigue teniendo fe y continúa esperando.
El coloquio de este padre con Jesús es interrumpido por la mujer que padecía flujo de sangre, que logra acercarse a Jesús y tocar su manto. Con gran valentía esta mujer ha tomado la decisión que cambia su vida: todos seguían diciéndole que permanezca a distancia, que no se deje ver. La habían condenado a quedarse escondida y aislada. A veces también nosotros podemos ser víctimas del juicio de los demás, que pretenden colocarnos un vestido que no es el nuestro. Y entonces estamos mal y no logramos salir de eso…
Alrededor de Jesús había una muchedumbre, muchas personas lo tocaban, pero a ellos no les pasó nada. En cambio, cuando esta mujer toca a Jesús, se sana. ¿Dónde está la diferencia? Comentando este punto del texto, San Agustín dice – en nombre de Jesús –: «La multitud apretuja, la fe toca» (Sermones 243, 2, 2). Y así: cada vez que realizamos un acto de fe dirigido a Jesús, se establece un contacto con Él e inmediatamente su gracia sale de Él. A veces no nos damos cuenta, pero de una forma secreta y real la gracia nos alcanza y lentamente trasforma la vida desde dentro.
Quizás también hoy tantas personas se acercan a Jesús de manera superficial, sin creer de verdad en su potencia. ¡Caminamos la superficie de nuestra iglesia, pero quizás el corazón está en otra parte! Esta mujer, silenciosa y anónima, derrota a sus temores, tocando el corazón de Jesús con sus manos consideradas impuras a causa de la enfermedad. Y he aquí que inmediatamente se siente curada. Jesús le dice: «Hija, tu fe te ha salvado. Vete en paz»
Mientras tanto, llevaron a aquel padre la noticia que su hija había muerto. Jesús le dice: «¡No temas, basta que creas!». Luego fue a su casa y, viendo que todos lloraban y gritaban, dijo: «La niña no está muerta, sino que duerme» Luego entra donde está la niña, le toma la mano y le dice: “¡Niña, levántate!”. La muchacha se levanta; este gesto de Jesús nos muestra que Él no solo sana toda enfermedad, sino que también despierta de la muerte. Para Dios, que es Vida eterna, la muerte del cuerpo es como un sueño. La muerte verdadera es aquella del alma: ¡de esta debemos tener miedo!”
Con la misma fe del papá de la niña y de la hemorroisa, presentemos nuestra súplica al Señor, como nos pidió el Papa por el Jubileo 2025. Peregrinos de Esperanza:
Señor, Padre que estás en el cielo, la fe que nos has donado en tu Hijo Jesucristo, nuestro hermano, y la llama de caridad infundida en nuestros corazones por el Espíritu Santo, despierten en nosotros la bienaventurada esperanza en la venida de tu Reino.
Tu gracia nos transforme en dedicados cultivadores de las semillas del Evangelio que fermenten la humanidad y el cosmos, en espera confiada de los cielos nuevos y de la tierra nueva, cuando vencidas las fuerzas del mal, se manifestará para siempre tu gloria.
La gracia del Jubileo reavive en nosotros, Peregrinos de Esperanza, el anhelo de los bienes celestiales y derrame en el mundo entero la alegría y La Paz de nuestro Redentor.
A ti, Dios bendito eternamente, sea la alabanza y la gloria por los siglos.
Amén.
Tomado de:
- Folleto La Misa de Cada Día.
- Diario Bíblico 2025. Misioneros Claretianos.
- https://www.iubilaeum2025.va/es/giubileo-2025/preghiera.html
- https://www.humanitas.cl/audiencia-de-los-miercoles/la-vida-de-jesus-las-curaciones-2
- https://evangeli.net/evangelio/dia/2025-07-07
- https://www.dominicos.org/predicacion/evangelio-del-dia/hoy/
- https://oracionyliturgia.archimadrid.org/2025/07/07/acercarnos-a-dios-con-confianza-2/
Palabra de Vida Mes Julio: Pero un samaritano que viajaba por allí, al pasar junto a él, lo vio y se conmovió.” (Lucas 10:33) https://ciudadnueva.com.ar/categoria/palabra-de-vida/
Recopilado por Rosa Otárola D, /
Julio 2025.
“Piensa bien, haz el bien, actúa bien y todo te saldra bien”
Sor Evelia 08/01/2013.