- Gen 2, 18-24
- Sal 127
- Heb 2, 8-11
- Mc 10, 2-12
La liturgia de hoy, nos hablan del proyecto de Dios para el matrimonio. Y cómo el actuar de Dios con nosotros, nos enseña que nuestras relaciones heridas pueden ser reconstruidas a través de su misericordia.
La primera lectura ofrece una visión de fe sobre el misterio del ser humano en su relación con la creación, con otros seres humanos y con Dios.
La visión de fe, nos dice que el amor creador de Dios nos crea como hombres y mujeres, y nos capacita para dar sentido a nuestro ser personas en el descubrimiento del otro. En el otro, el hombre toma conciencia, se reconoce a sí mismo: «¡Esta sí que es carne de mi carne!».
Podemos así entender el relato de la creación de la mujer como la “creación del otro”.
“Dios hizo caer a Adán (= humanidad) en un profundo sueño”. Es decir, Dios interviene en la creación de un modo misterioso, que el hombre no conoce, y que sitúa al hombre en una dimensión nueva.
Es la vocación del hombre a la trascendencia y la alteridad, la vocación al amor. El vacío dejado por la costilla, indica la necesidad del otro, sin el otro nos falta algo esencial, hay un vacío.
El Salmista llama dichoso al que teme al Señor y sigue sus caminos: comerá del fruto de su trabajo… Es sin duda alguna una gracia de Dios comer juntos y tomar en unidad el fruto común de nuestro trabajo, sentirse en familia y charlar y comentar todos juntos en la alegre intimidad.
En la carta a los Hebreos, se nos describe como Cristo Jesús en la vivencia del amor nos entrega su vida, en la pasión y la muerte en la cruz. Él lucho a gritos y con lágrimas para realizarse en el amor, cumpliendo la voluntad del Padre.
Creados por Dios para la complementariedad, podemos a ejemplo de Cristo desarrollar la vocación humana y de fe en la entrega a los hermanos, aunque a veces conlleve lucha, gritos de dolor y lágrimas.
El evangelio nos propone un ideal del proyecto creador de Dios para la mujer y el hombre: “que sean una sola carne”. Una sola carne” significa una sola familia.
El Papa Francisco, en Amoris Laetitiae, n. 13), hablando del matrimonio, ha comentado así el texto de Gn 2,24: “De este encuentro, que sana la soledad, surgen la generación y la familia. Adán, que es también el hombre de todos los tiempos y de todas las regiones de nuestro planeta, junto con su mujer, da origen a una nueva familia, como repite Jesús citando el Génesis: «Se unirá a su mujer, y serán los dos una sola carne» (Mc 10, 7-8; cf. Gn 2,24). El verbo «unirse» en el original hebreo indica una estrecha sintonía, una adhesión física e interior, hasta el punto que se utiliza para describir la unión con Dios: «Mi alma está unida a ti» (Sal 63,9), canta el orante. Se evoca así la unión matrimonial no solamente en su dimensión sexual y corpórea sino también en su donación voluntaria de amor. El fruto de esta unión es «ser una sola carne», sea en el abrazo físico, sea en la unión de los corazones y de las vidas y, quizás, en el hijo que nacerá de los dos, el cual llevará en sí, uniéndolas no sólo genéticamente sino también espiritualmente, las dos «carnes».
Continuemos dándole gracias a Dios por la obra de la creación, y pidámosle que eleve nuestros corazones hacia El y que nos bendiga y nos ayude a vivir en nuestra familia en una relación de intimidad, comunicación y amor.
Textos Consultados:
- Folleto La Misa de Cada Día
- Libro Busco Tu Rostro, autor Carlos G. Vallés
- https://www.religiondigital.org/levadura_para_pensar/sola-carne_7_2164353547.html
- https://www.dominicos.org/predicacion/pdf-homilia/7-10-2018/completa.pdf
- https://www.ciudadredonda.org/events/comentario-al-evangelio-del-domingo-6-de-octubre-de-2024/#google_vignette
Palabra de Vida Mes Octubre “El que quiera ser grande, que se haga servidor de ustedes; y el que quiera ser el primero, que se haga servidor de todos” (Marcos 10, 43-44) https://ciudadnueva.com.ar/categoria/palabra-de-vida/
Recopilado por Rosa Otárola D, /
Octubre 2024.
“Piensa bien, haz el bien, actúa bien y todo te saldra bien”
Sor Evelia 08/01/2013.