El Señor nos invita con la liturgia de hoy a ser anunciadores de su mensaje de salvación, mensajeros de su Palabra, evangelios vivos que con nuestro testimonio invitemos a la conversión.
El texto de la primera lectura, nos habla de que el pueblo se reunió en la plaza; uno de los propósitos es que todos por igual escuchen la lectura del libro sagrado que contiene las claves y orientaciones para vivir una vida nueva y renovada, les ayudará a recrear su identidad como personas del nuevo Israel, renovando su alianza con Dios.
El pueblo es acompañado por Nehemías, funcionario judío, por Esdras, sacerdote y por los levitas. Lo hacen escuchando, explicando y animando. Por tres veces les comunican “No estén tristes”, celebren y festejen este día como día del Señor, compartan con los que no tienen nada.
Esta lectura, trae a nuestras mentes inmediatamente la celebración de la Eucaristía. Podemos ver, por un lado, el llanto que emerge del pueblo al comprender que no han vivido conforme a la Ley, pero al mismo tiempo el júbilo y la fiesta que emerge de la celebración de Dios. Nuestras Eucaristías repiten esta celebración, incluso la plenifican, pues no solo está presente la Palabra de Dios, sino que Dios mismo se hace presente en las especies Eucarísticas.
Es, pues, importante que la Palabra de Dios toque nuestros corazones y confronte nuestra vida con el mensaje de Dios; no basta oírla sino que es necesario escucharla con el corazón, pues como nos dice el Salmista: “La ley del Señor es perfecta del todo y reconforta el alma…En los mandamientos del Señor hay rectitud…, son verdaderos y eternamente justos.”
En el evangelio, Jesús nos habla de la misión apostólica. la proclamación del Evangelio es una tarea «que no podrá ser delegada a unos pocos “especialistas”» (San Juan Pablo II): todos estamos llamados a esta tarea y todos nos hemos de sentir responsables de ella. Cada uno desde su lugar y condición. El día del Bautismo se nos dijo: «Eres Sacerdote, Profeta y Rey para la vida eterna». Hoy, más que nunca, nuestro mundo necesita del testimonio de los seguidores de Cristo.
«La mies es mucha, y los obreros pocos», es interesante este sentido positivo de la misión, pues el texto no dice «hay mucho que sembrar y pocos obreros». Una mirada esperanzada de la misión engendra optimismo e ilusión. No nos dejemos abatir por el pesimismo y por la desesperanza. De entrada, la misión que nos espera es, a la vez, apasionante y difícil. El anuncio de la Verdad y de la Vida, nuestra misión, no puede ni ha de pretender forzar la adhesión, sino suscitar una libre adhesión. Las ideas se proponen, no se imponen, nos recuerda el Papa.
«No llevéis bolsa, ni alforja, ni sandalias...», la única fuerza del misionero ha de ser Cristo. Y, para que Él llene toda su vida, es necesario que el evangelizador se vacíe totalmente de aquello que no es Cristo.
El Papa Benedicto XVI al explicar es texto de san Lucas, nos dicd que “San Juan Crisóstomo, en una de sus homilías, comenta: Siempre que seamos corderos, venceremos y aunque estemos rodeados de muchos lobos, conseguiremos superarlos. Pero si nos convertimos en lobos, seremos derrotados, porque nos faltará la ayuda del Pastor. Los cristianos no deben ceder nunca a la tentación de convertirse en lobos entre lobos; el reino de paz de Cristo no se extiende con el poder, con la fuerza, con la violencia sino con el don de uno mismo, con el amor llevado al extremo, también a los enemigos. Jesús no vence al mundo con la fuerza de las armas, sino con la fuerza de la Cruz, que es la verdadera garantía de la victoria. Y esto tiene como consecuencia para quien quiere ser discípulo del Señor, su enviado, el estar preparado para la pasión y para el martirio, para perder la propia vida por Él, para que en el mundo triunfe el bien, el amor, la paz. Esta es la condición para poder decir, entrando en toda realidad: “Paz a esta casa”.
Ponerse en camino para ser buena noticia es la invitación de hoy, a ¿qué caminos salir?, ¿con quién salir? ¿qué ofrezco de mi vida, de mi persona, de mi ser en el encuentro con el otro?
”Que La Gracia de Nuestro Señor Jesucristo, el Amor del Padre y la Comunión del Espíritu Santo, están siempre con ustedes.” Ef 13, 13
Fuentes:
- Folleto La Misa de Cada Día
- https://es.catholic.net/op/articulos/8041/la-mies-es-mucha.html#modal
- https://www.evangelizacion.org.mx/liturgia/index.php?i=05-10-2023
- http://webcatolicodejavier.org/evangeliodeldia.html
- https://www.dominicos.org/predicacion/evangelio-del-dia/1-10-2015/