- Am 8, 4-6. 9-12
- Sal 118
- Mt 8, 9-13
La meditación de la liturgia de hoy nos debe llevar al convencimiento de la necesidad que tenemos de la Gracia de Dios.
En la primera lectura vemos como el pueblo se olvidó de dar culto a Dios y cayó en lo que tantas veces nos advirtió Jesús que no cayéramos: en la idolatría del dinero, en lo que hoy llamamos consumismo.
Jesús a sus contemporáneos les decía: “No pueden servir a Dios y al dinero”. Es triste que hoy, a pesar de tener estas palabras que resuenan desde la Sagrada Escritura, existan las mismas vejaciones y que, como en antaño, los que sufran las consecuencias de esta avaricia, de este pecado social, sean las bolsas de los más pobres; el profeta Amos en un oráculo profetizado comienza con el verbo “escuchad”. Hoy nos lo repite a cada uno de nosotros, para cambiar de actitud y comprometerse con el pobre y desvalido, con tanta gente que sufre y necesita de nuestro cuidado y cercanía, es la respuesta a la Palabra de Dios que espera siempre entrar en comunión de amor con cada uno de nosotros.
Recordemos que la conversión es un proceso y un camino; hay algunos hermanos que van más adelante y otros más atrás. Recuerda que si tú eres de los que van adelante, no eres mejor que el que va atrás, y que con la medida (misericordia) que midas, con esa misma serás medido. Abre tu corazón a los pobres, a los pecadores, de la misma manera que a los que están buscando amar más a Dios, pero que se debaten aún en el pecado.
Afirma el Papa Francisco: “…todos debemos pedir a Dios la gracia de reconocernos pobres pecadores, necesitados de conversión, conservando en el corazón la confianza de que ningún pecado es demasiado grande para la infinita misericordia de Dios Padre. Esta es la lección inaugural que nos da Jesús. Lo vemos en las primeras páginas de los Evangelios, en primer lugar, cuando se nos habla del bautismo del Mesías en las aguas del río Jordán”.
Hoy en la segunda escena que acabamos de leer en el texto del Evangelio, sitúa a Jesús entorno a la mesa con publicanos y pecadores. La narración nos acerca a un espacio de comensalidad, dónde todas las personas son incluidas. Los fariseos van a comenzar esta controversia con una pregunta a los discípulos acerca de con quienes come su Maestro. En el judaísmo había personas con las que no se podía compartir la mesa, bien por su forma de actuar (publicanos y pecadores), por su condición social (ciegos, cojos, etc); o por su raza. Todo ello los excluía de la comunión con los miembros del pueblo elegido.
Aunque la pregunta estaba dirigida a sus discípulos, es el mismo Jesús quien responde a los fariseos a quienes ha escuchado murmurar sobre él. Y lo hace en tres tiempos: el primero de ellos con una especie de refrán: “No tienen necesidad de médico los sanos, sino los enfermos”, a continuación, con una cita de la Escritura del profeta Oseas 6,6: “Misericordia quiero y no sacrificios”, y por último con una consecuencia sobre su misión: “No he venido a llamar a los justos sino a los pecadores”. Jesús no ha venido a separar a nadie sino a curar y sanar las heridas de la humanidad. Sentarse a la mesa habla mucho de identidad, de proyectos comunes, de comunión de vida con todo ser humano. Podríamos preguntarnos alguna vez ¿con quienes nos sentamos a la mesa? ¿a qué somos llamados/as?
Termino con el Salmista diciéndole al Señor, hondamente suspiro por guardar tus mandamientos.
Textos Consultados:
- Folleto La Misa de Cada Día
- https://www.obispadocastrenseargentina.org/contenidos/papa-francisco-todos-debemos-pedir-a-dios-la-gracia-de-reconocernos-pobres-pecadores-necesitados-de-conversion/
- https://www.evangelizacion.org.mx/liturgia/index.php?i=05-07-2024
- https://www.evangelizacion.org.mx/liturgia/index.php?i=05-07-2024
Palabra de Vida Mes de julio “ El Señor es mi pastor, nada me puede faltar” (Salmo 23, 1) https://ciudadnueva.com.ar/categoria/palabra-de-vida/
Recopilado por Rosa Otárola D, /
Julio 2024.
“Piensa bien, haz el bien, actúa bien y todo te saldra bien”
Sor Evelia 08/01/2013.