https://youtu.be/9wZzvigZt8U?si=_T-KfGR7wvvQpH9n
- Is 11, 1-10
- Sal 71
- Lc 10, 21-24
El Adviento es el tiempo de las promesas. A lo largo de los siglos, Dios ha ido preparando a su pueblo y prometiéndole la salvación. Por eso, los cristianos durante estas cuatro semanas hacemos un recorrido por los grandes profetas que han anunciado los tiempos del Mesías. Nos acompañan sobre todo Isaías, en la primera parte, y Juan el Bautista, en la segunda. Y los Evangelios nos hablan precisamente del cumplimiento de esas promesas de Dios. Todo lo que nuestro Señor había dicho a nuestros padres por los profetas, nos lo ha cumplido a nosotros en Jesús, por eso es tiempo de dar gracias. Hoy la liturgia nos invitar a agradecerle por manifestarse en nuestra vida cada día de muchas maneras.
La primera lectura, nos hace reflexionar que es tiempo de recordar y celebrar el acontecimiento más trascendental de la historia. Dios se hace uno como nosotros, para ser el Dios con nosotros y nos anuncia que «brotará un renuevo del tronco de Jesé y de su raíz florecerá un vástago. Sobre él se posará el Espíritu del Señor». Jesucristo es el renuevo del tronco viejo y marchito de la humanidad. El Padre ha renovado la humanidad entera con el nacimiento de su Hijo en la carne. Cristo es el hombre nuevo. Él es el que está lleno del Espíritu Santo. Él es el que trae la verdadera paz.
Isaías, el profeta del Adviento, es aquel que anima al pueblo, no recordándole lo que está haciendo mal, sino lo que Dios está pidiendo al pueblo; le recuerda que el Dios con el pueblo, será y es el Dios con nosotros. A nosotros también nos lo recuerda: “aquel día, la raíz de Jesé será elevada como enseña de los pueblos: se volverán hacia ella las naciones y será gloriosa su morada”; y como en aquel entonces, hoy nos hace, también a nosotros, una invitación: discernir nuestra propia situación personal, social y eclesial, para descubrir cómo hacer realidad estos tiempos.
El Salmista expresa su deseo del encuentro con el Señor diciendo: “Ven, Señor, rey de justicia y de paz” Adviento es también tiempo de estar alertas, despiertos esperanzados en el encuentro. Y estar despiertos, nos decía Fray Henri el domingo, es practicar la justicia en una actitud de espera con esperanza, por eso reflexiona sobre Dios como su roca de refugio, fortaleza, confianza y refugio fuerte. Habla de los actos justos de Dios, obras de salvación, obras poderosas, rectitud, obras maravillosas, fuerza, poder, fidelidad y ayuda justa.
Y Jesús, nos dice hoy en el Evangelio cómo conocer a su Padre. ¡Es tan sencillo –y tan complicado– como ser sencillo!
Nada hay tan sencillo como ver. Nadie ha ido a clases para ello. Simplemente abrimos los ojos y está allí, “a simple vista”. Por eso quiso Dios hacerse visible, por eso se hizo hombre, alguien de carne y hueso. Con un rostro, con un color de ojos y de cabello muy concreto, con manos, con pies… Verdaderamente hombre, siendo Dios; y verdaderamente Dios, siendo hombre. Ése es Jesucristo, lo encontramos en La Palabra, la Eucarstía, la Oración, en el Crucifijo, la vida en comunidad, en la voz interior, en los tutores de resiliencia… Y mejor a un Él dijo a sus apóstoles: “Quien me ve a mí, ve al Padre.”
Afirma el Papa Francisco: “El seguimiento de Jesús es un compromiso serio y al mismo tiempo gozoso; requiere radicalidad y esfuerzo para reconocer al divino Maestro en los más pobres y descartados de la vida y ponerse a su servicio. Por esto, los voluntarios que sirven a los últimos y a los necesitados por amor a Jesús no esperan ningún agradecimiento ni gratificación, sino que renuncian a todo esto porque han descubierto el verdadero amor.”
Benedicto XVI, al hablar de la actitud de adoración, afirma que ella presupone un «reconocimiento de la presencia de Dios, Creador y Señor del universo. Es un reconocimiento lleno de gratitud, que brota desde lo más hondo del corazón y abarca todo el ser, porque el hombre sólo puede realizarse plenamente a sí mismo adorando y amando a Dios por encima de todas las cosas».
Un alma sensible experimenta la necesidad de manifestar su reconocimiento. Es lo único que los hombres podemos hacer para responder a los favores divinos. «¿Qué tienes que no hayas recibido?» (1Cor 4,7). Desde luego, nos hace falta «dar gracias a Dios Padre, a través de su Hijo, en el Espíritu Santo; con la gran misericordia con la que nos ha amado, ha sentido lástima por nosotros, y cuando estábamos muertos por nuestros pecados, nos ha hecho revivir con Cristo para que seamos en Él una nueva creación» (San León Magno).
Apoyados en la fe y fortaleciendo la esperanza, pidámosle a Dios que fortalezca la confianza en nosotros; y con una renovación personal y comunitaria, vivamos este Adviento de la sinodalidad.Que nos conceda una visión limpia y serena, para clavar nuestra pupila en quién es el único que merece ser visto y contemplado: Jesucristo.
Fuentes:
- Folleto La Misa de Cada Día
- https://www.dominicos.org/predicacion/evangelio-del-dia/hoy/
- https://webcatolicodejavier.org/evangeliodeldia.html
- https://es.catholic.net/op/articulos/63845/cat/504/solo-los-sencillos-ven-la-realidad.html#modal
- https://www.watermark.org/message/9695-confiemos-en-dios-salmos-71#:~:text=En%20Salmos%2071%2C%20el%20salmista,poder%2C%20fidelidad%20y%20ayuda%20justa.
- https://oracionyliturgia.archimadrid.org/2023/12/05/el-tiempo-de-las-promesas-de-dios/
Palabra de Vida Mes de Diciembre 2023
““Estén siempre alegres. Oren sin cesar. Den gracias a Dios en toda ocasión: esto es lo que Dios quiere de todos ustedes, en Cristo Jesús” (Primera Carta a los Tesalonicenses, 5, 16-18) https://ciudadnueva.com.ar/categoria/palabra-de-vida/
Recopilado por Rosa Otárola D, /
Diciembre 2023.
“Piensa bien, haz el bien, actúa bien y todo te saldra bien”
Sor Evelia 08/01/2013.