- Jb 38, 1. 12-21; 40, 3-5
- Sal 138
- Lc 10, 13-16
Hoy que celebramos la Memoria de San Francisco de Asís, la liturgia nos hace un llamado enérgico a caminar tras sus huellas y así decidamos como él convertirnos a Cristo.
Vemos en la primera lectura como Job había dado rienda suelta a su dolor y reprocha al Señor por sus desgracias, injustas, siendo él un hombre justo y fiel a su Dios. El Señor, lo interpela “Cuéntamelo, si lo sabes todo”, le confronta con su propia realidad finita y limitada.
Job le responde, vencido y honesto, en medio de su dolor y oscuridad: ¿Qué puedo responder yo, que soy tan poca cosa? Dice Kierkegard que “rezar no es escucharse hablar de sí mismo, sino llegar a callar y, permaneciendo callado, velar hasta que el orante oiga a Dios”. En el camino de la fe es necesario salir de nosotros mismos, como referencia vital, y hacer silencio interior y exterior, hacernos conscientes desde lo más profundo del ser de ese Alguien que es más que todo cuanto podamos conocer, descubrir o imaginar, y estar dispuestos a escucharle.
Esta, es una invitación a inclinar nuestra rodilla delante de la majestad de Dios y a reconocernos humildes, pobres y pequeños a fin de recibir de su bondadosa mano, lo que él bien sabe que es bueno para nosotros, para nuestra familia y para nuestra sociedad, pues como nos dice el Salmista, el Señor nos conoce profundamente, sabe nuestros pensamientos, todas nuestras sendas le son familiares, por eso rendidos a sus pies démosle gracias pues somos sus obras prodigiosas.
Jesús en el Evangelio, nos hace una llamada fuerte y clara a la conversión del corazón. Esta llamada a la conversión conecta profundamente con la vida de San Francisco de Asís, cuya fiesta celebramos hoy. Francisco, en su juventud, estaba inmerso en una vida cómoda y mundana, buscando el éxito y la gloria terrena. Sin embargo, al experimentar el amor de Dios, su corazón se transformó por completo. Como las ciudades del evangelio, él también había recibido muchas bendiciones, pero no fue hasta que se encontró con Cristo en la pobreza y el sufrimiento que verdaderamente se convirtió. Dejó atrás todo lo que conocía para seguir a Jesús de manera radical, viviendo en la sencillez y el amor hacia los más pequeños, reconociendo la belleza de la creación y entregándose por completo a la voluntad de Dios.
Un ejemplo clave en la vida de San Francisco es su encuentro con el leproso. En ese momento, cuando abrazó al hombre que la sociedad rechazaba, Francisco experimentó una conversión profunda. Comprendió que para seguir a Cristo, debía amar sin condiciones, especialmente a los que el mundo despreciaba. Este gesto fue como una respuesta al llamado de Jesús en el evangelio: “quien me rechaza a mí, rechaza al que me ha enviado”. Francisco, al acoger al leproso, acogió a Cristo mismo.
Al igual que Jesús advierte a las ciudades de su tiempo, este evangelio es una invitación para nosotros a no ser indiferentes a las señales de Dios en nuestra vida. Hoy, con el ejemplo de San Francisco, preguntémonos: ¿Cómo estás respondiendo a la presencia de Dios? ¿Estás abierto a la conversión que Él te pide cada día?
San Francisco nos muestra que la verdadera grandeza no está en el éxito o el poder, sino en un corazón humilde que responde con generosidad a la invitación de Cristo a seguirle.
En el octavo centenario del don de los estigmas, recibidos por el poverello de Asís el 14 de septiembre de 1224, el Papa Francisco, recibe en audiencia a los frailes menores del santuario del Alverna y de la provincia toscana y reflexiona sobre el significado de los signos que recuerdan el dolor sufrido por Jesús “por nuestra salvación”. Y recomienda a los franciscanos “volver a lo esencial” y ser “portadores del perdón”.
Al final de la audiencia, el Papa confió a los Hermanos Menores esta oración del Papa al Poverello de Asís, que compuso para la ocasión y que se recitará a partir de hoy en la Capilla de los Estigmas del Alverna:
San Francisco, hombre llagado por el amor Crucificado en cuerpo y espíritu, te miramos a ti, adornado con los sagrados estigmas, para aprender a amar al Señor Jesús a nuestros hermanos y hermanas con tu amor, con tu pasión.
Contigo es más fácil contemplar y seguir a Cristo pobre y crucificado. Danos, Francisco la frescura de tu fe la certeza de tu esperanza, la dulzura de tu caridad. Intercede por nosotros para que nos sea dulce llevar las cargas de la vida y que en las pruebas experimentemos la ternura del Padre y el bálsamo del Espíritu.
Que nuestras heridas sean curadas por el Corazón de Cristo, para convertirnos, como tú, en testigos de su misericordia, que sigue sanando y renovando la vida de quienes lo buscan con corazón sincero.
Oh Francisco, hecho semejante al Crucificado, haz que tus estigmas sean para nosotros y para el mundo signos luminosos de vida y de resurrección que indiquen nuevos caminos de paz y de reconciliación. Amén.
Textos Consultados:
- Folleto La Misa de Cada Día
- https://www.vaticannews.va/es/papa/news/2024-04/san-francisco-estigmas-aniversario-comunidad-papa-francisco.html
- https://www.evangelizacion.org.mx/liturgia/index.php?i=04-10-2024
- https://oracionyliturgia.archimadrid.org/2024/10/04/la-radicalidad-de-cristo/
- https://www.dominicos.org/predicacion/evangelio-del-dia/hoy/
Palabra de Vida Mes Octubre “El que quiera ser grande, que se haga servidor de ustedes; y el que quiera ser el primero, que se haga servidor de todos” (Marcos 10, 43-44) https://ciudadnueva.com.ar/categoria/palabra-de-vida/
Recopilado por Rosa Otárola D, /
Octubre 2024.
“Piensa bien, haz el bien, actúa bien y todo te saldra bien”
Sor Evelia 08/01/2013.