?⛅️ Buenos días. “Señor enséñame a amar como tú nos has amado“. Papa Francisco.
https://youtu.be/PrVtaFfIq8k
- Ez 2, 2-5
- Sal 122
- 2 Cor 12, 7-10
- Mc 6, 1.6
Las lecturas de la misa de hoy nos proponen como modelo de conducta el «profetismo» representado por el profeta Ezequiel en la primera lectura del Antiguo Testamento y de modo eminente y definitivo por Jesús, en el evangelio de Marcos. Al usar el proverbio de que «no desprecian a un profeta nada más que en su casa», Jesús se presenta claramente como profeta. ¿Qué es un profeta o una profetisa, puesto que en los pueblos del oriente próximo esta era una función que también ejercían las mujeres –no así la del sacerdocio–? Pues es una de las personas que realiza la mediación entre Dios y su pueblo. Los profetas y las profetisas no hablaban por su cuenta, sino que transmitían el mensaje de Dios, veían la realidad de lo que sucedía a su alrededor con «los ojos de Dios”.
Los profetas son personas amenazadas porque abordan las cuestiones más fundamentales de la sociedad, de la política, de la economía, del culto y de la religión con los ojos críticos de Dios, y esta actitud les acarrea la animadversión de los poderosos y de mucha otra gente. Jesús, el intermediario por excelencia entre Dios y los seres humanos, no fue bien recibido en Nazaret ni por su familia ni por sus paisanos
«Y se extrañó de su falta de fe» (Mc 6,6). Esta frase nos ayuda a reflexionar sobre los sentimientos de Jesús.. Sin lugar a dudas, a los discípulos les debió impresionar la falta de fe de los conciudadanos del Maestro y la reacción del mismo. Parecía lo más normal que las cosas hubieran sucedido de otra manera: llegaban a la tierra donde había vivido tantos años, habían oído contar las obras que realizaba, y la consecuencia lógica era que le acogieran con cariño y confianza, más dispuestos que los demás a escuchar sus enseñanzas. Sin embargo, no fue así, sino todo lo contrario: «Y se escandalizaban a causa de Él» (Mc 6,3).
Podría pensarse en lo que hubiera cambiado la vida de los habitantes de Nazaret si se hubieran acercado a Jesús con fe. Así, tenemos que pedirle día a día como sus discípulos: «Señor, aumenta nuestra fe» (Lc 17,5), para que nos abramos más y más a su acción amorosa en nosotros.
Las iglesias de Jesús de hoy necesitan profetas y profetisas, quizás más que ningún otro carisma.Hacerse con los «ojos de Dios» requiere una relación profunda con Dios y una valentía a veces heroica para enfrentarse y desenmascarar a los corruptos, a los explotadores, a los que oprimen al emigrante, al pobre y al desvalido. Quien tenga la valentía de ser profeta o profetisa recibirá la confianza, la generosidad y la aceptación de algunas personas, pero otras muchas lo rechazarán, lo perseguirán, lo despreciarán y lo culparán. Jesús nos dice como a Pablo en la segunda lectura de hoy: “Te basta mi gracia.” El apóstol Pablo se vio afectado por un «aguijón», esto es, una forma de sufrimiento prolongado, intenso y que limitaba su ministerio.
La misión no es fácil, por eso Pablo oró mucho para que Dios le quitara el aguijón. La respuesta del Señor, viene en dos frases, cada una de las cuales alude a sendos recursos para aceptar el aguijón: la gracia y el poder. De hecho, ambas están íntimamente relacionadas porque el poder -o fortaleza- es una consecuencia de la gracia. Observemos, ante todo, el énfasis del texto en el origen divino de ambos recursos. Lo que en español aparece como un simple adjetivo posesivo «mi», en el original es un genitivo cuya traducción literal sería: «el poder de mí» y la «gracia de mí», estructura gramatical que busca resaltar su procedencia. Este énfasis confirma nuestro argumento: hay unos recursos que trascienden la capacidad del ser humano, van más allá de cualquier técnica psicológica o de medidas sociales. Son los recursos que vienen de Dios y que sólo se consiguen a través de una experiencia espiritual.
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p style=”text-align: left;”>Si las iglesias de hoy no sienten estas amenazas, sino que viven muy tranquilas en un mundo de grandes injusticias, es que los profetas y las profetisas han desaparecido de estas iglesias que se llaman de Jesús. Así, la liturgia de la Palabra de este domingo tiene en común un reclamo a la fe, a vencer las dificultades para creer. En la primera lectura, Dios anuncia al profeta Ezequiel que no será creído y aceptado por los hebreos a quienes le envía. El episodio narrado en el Evangelio nos presenta a Jesús que sufre el rechazo de sus paisanos a quienes dirige su predicación en la sinagoga de Nazaret. Por último, la lectura de san Pablo nos presenta la actitud de fe adecuada ante los acontecimientos de nuestra vida y la comunicación de Dios a través de ellos: la fe permite al Apóstol superar las dificultades que encuentra en su apostolado.
Palabra de Vida Mes de Julio 2021
“Ten confianza, hija, tu fe te ha salvado” (Mateo 9, 22) . https://ciudadnueva.com.ar/categoria/palabra-de-vida
Bendigamos al Señor con nuestro testimonio este día y digámosle:
"Me siento fuerte, sano y feliz porque tengo fe, amor y esperanza".
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Recopilado por Rosa Otárola D, /
Julio 2021
“Piensa bien, haz el bien, actúa bien y todo te saldra bien”
Sor Evelia 08/01/2013.