- 1 Jn 2, 29- 3,6
- Sal 97
- Jn 1, 19-34
¡Somos hijos de Dios!, este es el gran regalo de la Navidad. Y Como hijos de Dios, tenemos el privilegio y la responsabilidad de ser un reflejo de Su verdad, una Biblia viva que inspire esperanza, transformación y fe.
Es tiempo para salir de nuestras penas y vergüenzas, y manifestarnos abiertamente, como lo hizo el Bautista, como embajadores del Señor, y hacerlo conocer en todos nuestros ambientes. No tengamos temor de hablar de él en nuestras oficinas, en nuestros centros de trabajo, en el barrio y por supuesto, en nuestras propias familias. Al ir regresando a la normalidad en nuestras vidas, ante la pregunta ¿y cómo la pasaste? Es un buen momento para retomar el tema de la vida cristiana, de lo hermosas que fueron estas fiestas vividas en el amor y la alegría de Jesús, nuestro Señor y Salvador.
En Jesús los seres humanos hemos sido transformados en hijos de Dios y, esto no es algo que digamos nosotros, sino que es algo que Jesús nos ha revelado: realmente somos hijos de Dios, como lo dice hoy San Juan en primera lectura. Y nuestro Padre espera que nosotros vivamos como hijos suyos y, para ello, nos ha puesto como modelo a su propio Hijo, quien no cometió pecado porque obedeció como Hijo y sirvió a los demás como hermanos. En eso consiste el «no pecar», vivir como hijos del Padre y hermanos de nuestro prójimo.
Nos narra el Evangelio cómo Juan el Bautista el ver que se acerca Jesús pasa del protagonismo de quien anima la esperanza del pueblo a quien se sitúa como seguidor y discípulo del que se reconoce como Mesías. El proceso de la vida es dinámico y cambiante. Pero la línea de crecimiento no es hacia arriba. No es ascender. El que quiera ser grande que sea vuestro servidor y el que quiera ser el primero que abrace lo último, lo abandonado. Si contemplamos hoy el bautismo de Jesús nos lo vamos a encontrar en la fila de la humanidad que no ha logrado éxito. En el Jordán las personas que convocaba el Bautista eran los que se percibían a sí mismos como los malos, los pecadores, los que se agarran a Dios porque no tienen otra posibilidad.
Nos encontramos ante el testimonio de Juan el Bautista sobre Jesús. Es bien claro afirmando que es superior a él; Tras de mí viene un hombre que está por delante de mí, porque existía antes que yo”.
“He aquí el Cordero de Dios que quita el pecado”, ¡pero quita el pecado con la raíz y todo! Afirma el Papa Francisco; esta es la salvación de Jesús, con su amor y su mansedumbre. Al oír esto que dice Juan el Bautista, que da testimonio de Jesús como Salvador, debemos crecer en la confianza en Jesús.
Muchas veces tenemos confianza en un médico: es bueno, porque el médico está para sanarnos; tenemos confianza en una persona: los hermanos, y las hermanas están para ayudarnos. Es bueno tener esta confianza humana entre nosotros. Pero nos olvidamos de la confianza en el Señor: esta es la clave del éxito en la vida. La confianza en el Señor: encomendémonos al Señor. “Pero, Señor, mira mi vida: estoy en la oscuridad, tengo esta dificultad, tengo este pecado…”, todo lo que tenemos: “Mira esto: ¡yo confío en ti!” Y esta es una apuesta que tenemos que hacer: confiar en Él y nunca decepciona. Nunca, ¡Nunca!… Este es el testimonio de Juan: Jesús, el bueno, el manso, que terminará como un cordero: asesinado. Sin gritar. Él ha venido a salvarnos, para quitar el pecado. El mío, el tuyo y el del mundo: todo, todo.”
Es tiempo posterior de Navidad , un tiempo privilegiado para testificar, para señalar al Recién Nacido; por ello, la liturgia nos presenta los textos que nos invitan a que nosotros, de la misma forma que Juan el Bautista, también lo hagamos conocer a los demás.
Si nosotros no lo anunciamos, si nosotros no nos convertimos en el medio para que Jesús sea amado por los demás, entonces ¿Quién lo hará? Avísale a la gente que en medio de ellos está Jesús, al que quizás no conocen; diles que los anda buscando para darles vida y para dárselas en abundancia; diles que se dejen encontrar por su amor.
Hoy con el Salmista proclamamos: “Los confines de la tierra han contemplado la victoria de nuestro Dios. Aclama al Señor, tierra entera, gritad, vitoread, tocad.”
Tomado de:
- Folleto La Misa de Cada Día
- https://es.catholic.net/op/articulos/11772/cat/504/segundo-testimonio-de-juan.html#google_vignette
- https://oracionyliturgia.archimadrid.org/2025/01/03/este-es-el-hijo-de-dios-2/
- https://www.dominicos.org/predicacion/evangelio-del-dia/3-1-2025/
- https://www.evangelizacion.org.mx/liturgia/index.php?i=03-01-2025
Palabra de Vida Mes Enero “¿Crees esto?” (Juan 11, 26) https://ciudadnueva.com.ar/enero-2025/
Recopilado por Rosa Otárola D, /
Enero 2025.
“Piensa bien, haz el bien, actúa bien y todo te saldra bien”
Sor Evelia 08/01/2013.