https://youtu.be/nU7_9TrQoa0?si=dsZRvPba5cmNQBZm
- Is 2, 1.5
- Sal 121
- Mt 8, 5-11
La liturgia nos invita a vivir la fe de una manera cada vez más auténtica, acoger la gracia de Dios en nuestras vidas, pues confiamos en que El nos instruirá en sus caminos y entonces. podremos ir con alegría a su Encuentro.
El tiempo de Adviento se nos presenta como un espacio muy propicio para que, dándonos tiempo para la oración y la reflexión, seamos conscientes que muchas veces la forma de hacer las cosas, de pensar, de hablar, no son propiamente la forma en que Dios nos ha instruido a obrar. Si hacemos esto, encontraremos que los caminos del Señor, es decir, la forma de conducirnos en la vida, nos llevan siempre por caminos de paz y de armonía. Ya el profeta preveía que, con la llegada del Mesías, todos los pueblos buscarían encontrar estos caminos, pues entonces que este cántico de Isaías, afiance nuestra esperanza ante el poco amor que respira el mundo actual, ante el menguado espíritu religioso de los hombres. Unamos nuestro deseo de animarnos mutuamente a subir en busca de una ley que nos hermane, cansados de tanta guerra. Como nos consta lo difícil que es el amor, el amor cristiano, soñamos con el profeta llegar a la cima del monte excelso donde aprendemos a amar. ¡Venid, subamos al monte donde se aprende a amar!
En el salmo, aporta a nuestra vida, el conocimiento de Dios siempre lleva al creyente a confiar mucho más en su protección, poder y Palabra. Esto no es solo porque sepa que el Señor cuida de su vida, sino porque entiende que todo sucede por una razón. La protección de Dios no quiere decir que el creyente nunca sufrirá dificultades, quiere decir que cuando las sufra, no será derrotado, no acabará con su vida y no romperá con su propósito eterno en el Reino de los cielos.
Es por esto que cada cristiano debe tomar las palabras del salmista para entender su propia situación. Sin importar cuán terribles hayan sido los hechos, el Señor estuvo allí para sostenerle, para buscarle, para hablarle, y solo tiene que ser lo suficientemente perceptivo para notarlo a pesar de lo terrible que puede ser la dificultad que se está presentando en ese momento.
Y en el evangelio, Jesús nos insta a tener una actitud como la del centurión, quien no se olvida de su criado postrado en el lecho, porque lo ama. A pesar de ser más poderoso y de tener más autoridad que su siervo, el centurión agradece todos sus años de servicio y le tiene un gran aprecio. Por esto, movido por el amor, se dirige a Jesús, y en la presencia del Salvador hace una extraordinaria confesión de fe, recogida por la liturgia Eucarística: «Señor, yo no soy digno de que entres en mi casa: di una sola palabra y mi criado quedará curado». Esta confesión se fundamenta en la esperanza; brota de la confianza puesta en Jesucristo, y a la vez también de su sentimiento de indignidad personal, que le ayuda a reconocer su propia pobreza.
Y esta es la gran enseñanza para nosotros hoy: Sólo nos podemos acercar a Jesucristo con una actitud humilde, como la del centurión. Así podremos vivir la esperanza del Adviento: esperanza de salvación y de vida, de reconciliación y de paz. Solamente puede esperar aquel que reconoce su pobreza y es capaz de darse cuenta de que el sentido de su vida no está en él mismo, sino en Dios, poniéndose en las manos del Señor. Acerquémonos con confianza a Cristo y, a la vez, hagamos nuestra la oración del centurión.
Nos exhorta el Papa Francisco: “Dejémonos encontrar por Jesús «con la guardia baja, abiertos», para que Él pueda renovarnos desde lo profundo de nuestra alma.
El camino que comenzamos en estos días, afirmó, es «un nuevo camino de Iglesia, un camino del pueblo de Dios, hacia la Navidad. Y caminamos al encuentro del Señor». La Navidad es, en efecto, un encuentro: no sólo «una celebración temporal o bien —indicó el Pontífice— un recuerdo de algo bonito. La Navidad es algo más. Nosotros vamos por este camino para encontrar al Señor». Por lo tanto, en el período de Adviento «caminamos para encontrarlo. Encontrarlo con el corazón, con la vida; encontrarlo vivo, como Él es; encontrarlo con fe».
Con la Oración Colecta pidámosle: “Ayúdanos, Señor Dios nuestro, a esperar ardorosamente la venida de tu Hijo Jesucristo, para que cuando llegue y llame, no encuentre esperándolo en la oración y alegrándonos en su alabanza:”
¡Vayamos con alegría al encuentro del Señor!
Fuentes:
- Folleto La Misa de Cada Día
- https://solosalmos.com/salmo-121/explicacion/
- https://www.vatican.va/content/francesco/es/cotidie/2013/documents/papa-francesco_20131202_guardia-baja.html
- https://webcatolicodejavier.org/evangeliodeldia.html
- https://www.dominicos.org/predicacion/evangelio-del-dia/hoy/
- https://www.evangelizacion.org.mx/liturgia/index.php?i=04-12-2023
Palabra de Vida Mes de Diciembre 2023
““Estén siempre alegres. Oren sin cesar. Den gracias a Dios en toda ocasión: esto es lo que Dios quiere de todos ustedes, en Cristo Jesús” (Primera Carta a los Tesalonicenses, 5, 16-18) https://ciudadnueva.com.ar/categoria/palabra-de-vida/
Recopilado por Rosa Otárola D, /
Diciembre 2023.
“Piensa bien, haz el bien, actúa bien y todo te saldra bien”
Sor Evelia 08/01/2013.