- Ex 16, 2-4. 12-15
- Sal 77
- Ef 4, 17. 20-24
- Jn 6, 24-35
Hoy la Palabra que se proclama nos invita a descubrir un Dios, que es el Señor de Israel, que acompaña siempre a su pueblo. (1ª lectura) Le alimenta con el “Maná”, signo de la Eucaristía “pan del cielo”(Salmo). Es el modo que el nuevo pueblo de Dios puede caminar acompañado por un Dios que nos salva por medio de su Hijo Jesucristo. El mismo se nos da como alimento que nos ayuda a “revestirnos de la nueva condición humana creada a imagen de Dios” (2º lectura)
Con esta transformación se produce un “encuentro personal con el Señor” y Jesús nos promete por este encuentro que: “el que viene a mí no tendrá hambre, y el que cree en mí no tendrá sed”(Evg.).
El que da pan del cielo es Jesús, el que tiene capacidad de convertir la historia en eternidad. No intentemos saciar el hambre y la sed de nuestro corazón con sucedáneos, porque al corazón no se le engaña. Podemos vivir muchas cosas de piel afuera, pero que no dejen ninguna huella amable de piel adentro.
Nuestras opciones es cumplimiento libre y consciente de hacer la voluntad de Dios. El que convierte nuestras vidas demandantes en manantial de vida que salta hasta la vida eterna. Comer el pan del cielo no es repetir un rito cada domingo en la asistencia a la misa dominical. No basta ir a misa. Comulgar es disponer todo nuestro ser mente, corazón, corporalidad, para que se identifique con la intención de Jesús. Comulgamos para llegar a ser lo mismo que recibimos. Qué agradecidos tenemos que sentirnos por la dimensión celebrativa que la Iglesia nos ofrece. En cada rincón si buscamos podemos encontrar una comunidad creyente que celebra el pan de vida y el banquete de la Palabra.
“He aquí, nos sugiere el Papa Francisco, una primera pregunta que podemos hacernos: ¿Por qué buscamos al Señor? ¿Por qué busco yo al Señor? ¿Cuáles son las motivaciones de mi fe, de nuestra fe? Necesitamos discernirlo porque entre las muchas tentaciones que tenemos en la vida, entre las tantas tentaciones hay una que podríamos llamar tentación idolátrica. Es la que nos impulsa a buscar a Dios para nuestro propio provecho, para resolver los problemas, para tener gracias a Él lo que no podemos conseguir por nosotros mismos, por interés. Pero así, la fe es superficial y —me permito la palabra— la fe es milagrera: buscamos a Dios para que nos alimente y luego nos olvidamos de Él cuando estamos satisfechos. En el centro de esta fe inmadura no está Dios, sino nuestras necesidades. Pienso en nuestros intereses, en tantas cosas… Es justo presentar nuestras necesidades al corazón de Dios, pero el Señor, que actúa mucho más allá de nuestras expectativas, desea vivir con nosotros ante todo en una relación de amor. Y el verdadero amor es desinteresado, es gratuito: ¡no se ama para recibir un favor a cambio! Eso es interés; y tantas veces en la vida somos interesados.
Nos puede ayudar una segunda pregunta que la multitud dirige a Jesús: «¿Qué hemos de hacer para obrar las obras de Dios?» (v. 28). Es como si la gente, provocada por Jesús, dijera: “¿Cómo podemos purificar nuestra búsqueda de Dios?, ¿cómo pasar de una fe mágica, que sólo piensa en las propias necesidades, a la fe que agrada a Dios?”. Y Jesús indica el camino: responde que la obra de Dios es acoger a quien el Padre ha enviado, es decir, acogerle a Él mismo, a Jesús. No es añadir prácticas religiosas u observar preceptos especiales; es acoger a Jesús, es acogerlo en la vida y vivir una historia de amor con Jesús. Será Él quien purifique nuestra fe. No podemos hacerlo por nosotros mismos. Pero el Señor desea una relación de amor con nosotros: antes de las cosas que recibimos y hacemos, está Él para amar. Hay una relación con Él que va más allá de la lógica del interés y del cálculo.”
Si escuchamos de verdad el mensaje del Señor de este domingo, nuestra vida se puede transformar, y así daremos testimonio de la fe evangélica, que es la fuerza de la evangelización.
Alelulya, Aleluya, “no solo de pan vive el hombre, sino de toda Palabra que sale de la boca de Dios.” Mt 4, 4b
Textos Consultados:
- Folleto La Misa de Cada Día
- https://www.dominicos.org/predicacion/evangelio-del-dia/hoy/comentario-biblico/miguel-de-burgos-nunez/
- https://oracionyliturgia.archimadrid.org/2024/08/04/yo-soy-el-pan-de-vida/
- https://www.vatican.va/content/francesco/es/angelus/2021/documents/papa-francesco_angelus_20210801.html
Palabra de Vida Mes de Agosto. “Señor, ¡qué bueno es que estemos aquí!” (Mt 17, 4). https://ciudadnueva.com.ar/categoria/palabra-de-vida/
Recopilado por Rosa Otárola D, /
Agosto 2024.
“Piensa bien, haz el bien, actúa bien y todo te saldra bien”
Sor Evelia 08/01/2013.