- Ef 6, 1-9
- Sal 144
- Lc 13, 22-30
Esta es la pregunta que las lecturas de la liturgia de hoy nos tratan de responder. Hoy, tanto en la primera lectura como en el salmo responsorial, vemos que hay dos actitudes fundamentales: la obediencia y la gratitud.
San Pablo, nos insta a una obediencia “no como sujeción aparente que busca sólo agradar a los hombres, sino como siervos de Cristo que cumplen de corazón la voluntad de Dios”. Hoy en día la palabra “obediencia” parece que no está de moda, en realidad, a ojos del mundo parece una losa pesada que oprime y quita libertad al ser humano. ¡Qué distinta es la obediencia en Cristo! El cual vivió toda su vida como una obediencia al Padre, en oblación pura y perfecta por nuestra salvación. El apóstol Pablo nos habla de la promesa al honrar padre y madre: “para que seas feliz”, esto es una palabra que alienta a todo cristiano ya que la familia, núcleo vital en toda sociedad, está hoy desvirtuada y tantas veces desestructurada. Honrar al otro no es otra cosa que dar continuas gracias a Dios por el don de su vida y corresponder con un amor gratuito y sin intereses, con verdadero agradecimiento.
El papa Francisco nos indica que el Evangelio de hoy nos invita a reflexionar acerca del tema de la salvación. Y ante la pregunta : «Señor, ¿son pocos los que se salvan? Jesús no responde directamente a la pregunta: no es importante saber cuántos se salvan, sino que es importante más bien saber cuál es el camino de la salvación. Y he aquí entonces que, a la pregunta, Jesús responde diciendo: «Esforzaos en entrar por la puerta estrecha, pues os digo que muchos intentarán entrar y no podrán». ¿Qué quiere decir Jesús? ¿Cuál es la puerta por la que debemos entrar? Y, ¿por qué Jesús habla de una puerta estrecha? La imagen de la puerta se repite varias veces en el Evangelio y se refiere a la de la casa, del hogar doméstico, donde encontramos seguridad, amor, calor
Jesús nos dice que existe una puerta que nos hace entrar en la familia de Dios, en el calor de la casa de Dios, de la comunión con Él. Esta puerta es Jesús mismo (cf. Jn 10, 9). Él es la puerta. Él es el paso hacia la salvación. Él conduce al Padre. Y la puerta, que es Jesús, nunca está cerrada, esta puerta nunca está cerrada, está abierta siempre y a todos, sin distinción, sin exclusiones, sin privilegios. Porque, sabéis, Jesús no excluye a nadie. Tal vez alguno de vosotros podrá decirme: «Pero, Padre, seguramente yo estoy excluido, porque soy un gran pecador: he hecho cosas malas, he hecho muchas de estas cosas en la vida». ¡No, no estás excluido! Precisamente por esto eres el preferido, porque Jesús prefiere al pecador, siempre, para perdonarle, para amarle. Jesús te está esperando para abrazarte, para perdonarte. No tengas miedo: Él te espera. Anímate, ten valor para entrar por su puerta. Todos están invitados a cruzar esta puerta, a atravesar la puerta de la fe, a entrar en su vida, y a hacerle entrar en nuestra vida, para que Él la transforme, la renueve, le done alegría plena y duradera.
En la actualidad pasamos ante muchas puertas que invitan a entrar prometiendo una felicidad que luego nos damos cuenta de que dura sólo un instante, que se agota en sí misma y no tiene futuro. Pero yo os pregunto: nosotros, ¿por qué puerta queremos entrar? Y, ¿a quién queremos hacer entrar por la puerta de nuestra vida? Quisiera decir con fuerza: no tengamos miedo de cruzar la puerta de la fe en Jesús, de dejarle entrar cada vez más en nuestra vida, de salir de nuestros egoísmos, de nuestras cerrazones, de nuestras indiferencias hacia los demás. Porque Jesús ilumina nuestra vida con una luz que no se apaga más. No es un fuego de artificio, no es un flash. No, es una luz serena que dura siempre y nos da paz. Así es la luz que encontramos si entramos por la puerta de Jesús.
Cierto, la puerta de Jesús es una puerta estrecha, no por ser una sala de tortura. No, no es por eso. Sino porque nos pide abrir nuestro corazón a Él, reconocernos pecadores, necesitados de su salvación, de su perdón, de su amor, de tener la humildad de acoger su misericordia y dejarnos renovar por Él. Jesús en el Evangelio nos dice que ser cristianos no es tener una «etiqueta». Yo os pregunto: vosotros, ¿sois cristianos de etiqueta o de verdad? Y cada uno responda dentro de sí. No cristianos, nunca cristianos de etiqueta. Cristianos de verdad, de corazón. Ser cristianos es vivir y testimoniar la fe en la oración, en las obras de caridad, en la promoción de la justicia, en hacer el bien. Por la puerta estrecha que es Cristo debe pasar toda nuestra vida.
Dice el salmista: “Que todas tus criaturas te den gracias Señor, que te bendigan tus fieles” y es que los cristianos hemos recibido el don inmenso de la fe que nos permite vivir todas las realidades de nuestra vida como lo que son, regalo y donación de un Dios que nos ama como hijos y nos regala la vida eterna. ¿Has dado hoy gracias por el don de la vida, por todo lo que Dios te está concediendo? Te invito a honrar a tu familia de manera concreta, con una palabra, un gesto, una oración, un detalle que refleje el amor que Dios ha puesto en ti. Da gracias también por tus superiores, bien sea en el trabajo, en tus estudios, en tu comunidad, porque son ellos lo que, por medio de una obediencia libre y generosa, te llevan a la hacer de corazón la voluntad del Padre.
En resumen para alcanzar la salvación debemos ser servidores del Señor, esforzarnos por entrar por la puerta estrecha que es Cristo y por eso no tengo que hacer nada, no va a ser fruto de mi esfuerzo, de acumulación de méritos, de superar pruebas si no de dejarme amar, guiar, saber obedecer, confiar, abandonarme, dejarme hacer.
Tomado de:
- Folleto La Misa de Cada Día
- https://oracionyliturgia.archimadrid.org/2024/10/30/la-puerta-estrecha-2/
- https://www.dominicos.org/predicacion/evangelio-del-dia/hoy/
- https://www.vatican.va/content/francesco/es/angelus/2013/documents/papa-francesco_angelus_20130825.html
Palabra de Vida Mes Octubre “El que quiera ser grande, que se haga servidor de ustedes; y el que quiera ser el primero, que se haga servidor de todos” (Marcos 10, 43-44) https://ciudadnueva.com.ar/categoria/palabra-de-vida/
Recopilado por Rosa Otárola D, /
Octubre 2024.
“Piensa bien, haz el bien, actúa bien y todo te saldra bien”
Sor Evelia 08/01/2013.