https://youtu.be/39mWU9b0huI?si=F2yMxqhxsJhoiR_G
- Rom 8, 12-17
- Sal 67
- Lc 13, 10-17
Hoy el Señor a través de la liturgia, nos invita a dejarle esas cargas que llevamos dentro y nos hacen vivir en modo encorvados, ya sea por el peso del yugo que nos hemos impuesto, por problemas o ataduras que seguimos cargando. Hoy nos dice que: “los que se dejan guiar por el Espíritu de Dios, esos son Hijos de Dios… que no hemos recibido espíritu de esclavos, sino de hijos.
Es el Espíritu Santo quien, por otro lado, testifica desde lo más profundo de nuestro corazón que somos hijos de Dios, lo que nos hace sentirnos amados aún en las circunstancias más difíciles de nuestra vida. Este Espíritu lo hemos recibido todos los bautizados.
Nunca amaremos lo suficiente. En el amar siempre estaremos en deuda.Pero esta deuda perenne en el amor la debemos de vivir desde nuestra condición de hijos de Dios. Lo de ser hijos de Dios tiene sabrosas consecuencias para nosotros. Por ser hijos de hijos de Dios, recibimos la herencia ni más ni menos que de Dios, somos coherederos con Cristo… y aunque en esta tierra nos toque sufrir con él, después de nuestra muerte seremos también con él glorificados.
La historia que nos presenta el texto del evangelio, sin duda alguna, puede ser la historia de cada uno de nosotros. Podemos cada uno vernos retratados tantas veces en esta mujer. Cuántas veces un pecado dominante nos tiene como encorvados, sin poder levantar la mirada a Cristo, como desesperanzados y desanimados. Cuantas veces la desesperanza nos atenaza. Nos parece que lo nuestro no tiene solución, que no tenemos “arreglo”. Son muchos años cayendo en el mismo vicio, tropezando en la misma piedra, cometiendo el mismo pecado. Haces propósito de no volver a caer, pero no es difícil reconocer que, lejos de mejorar, somos reincidentes ¡Dieciocho años! Quizá más.
Y un día decidimos acudir a la Iglesia en busca de Jesucristo en la Eucaristía, a rezar, sin saber muy bien qué nos impulsa y, sin embargo, el Señor se sirve de ello para decirnos: déjate liberar. Déjate perdonar una vez más, déjame que, ahora, haga en ti todas las cosas nuevas una vez más (cf. Ap 21, 5). Y saldremos curados, renovados ¡ sorprendidos!
Volvamos nuestra mirada a Cristo una y otra vez, démosle el derecho a que nos hable, como nos recordaba Benedicto XVI en su primera Jornada Mundial de la Juventud como Papa en Colonia. Qué importante es esto. Dejar que nos hable, sabernos mirados con ternura y misericordia por Él. Esto no nos hará impecables, pero nos ayudará a luchar llenos de optimismo, sabiendo que Él no pierde batallas.
La capacidad de María de vivir de la mirada de Dios es, por decirlo así, contagiosa. San José fue el primero en experimentarlo (Benedicto XVI, “Catequesis sobre la oración”). Dejémonos contagiar de esa capacidad de vivir de la mirada de Dios rico en misericordia.
Siempre me he preguntado ¿la caridad tiene un tiempo para realizarse? Más bien me parece, como nos lo muestra Jesús, que todo momento y toda circunstancia es apropiada para hacer la caridad.
Pensemos ¿cuántas oportunidades tenemos diariamente de hacer la caridad, de hacer un favor y preferimos nuestra comodidad, la cual disfrazamos con “no es el lugar” o “no tengo tiempo”? Dejemos que la caridad se convierta en un estilo de vida.
“Que la Gracia de Nuestro Señor Jesucristo, el Amor del Padre y la Comunión del Espíritu Santo, estén siempre con ustedes”. Ef 13, 13
Fuentes:
- Folleto La Misa de Cada Día
- https://oracionyliturgia.archimadrid.org/2023/10/30/la-misericordia-fuente-de-sanacion/
- https://www.evangelizacion.org.mx/liturgia/index.php?i=30-10-2023
- https://www.dominicos.org/predicacion/evangelio-del-dia/hoy/
Palabra de Vida Mes de Octubre 2023
“Pues lo del César devuélvanse lo al César y lo de Dios a Dios.” Mt22, 21 https://ciudadnueva.com.ar/categoria/palabra-de-vida. Octubre 2023
Recopilado por Rosa Otárola D, /
Octubre 2023.
“Piensa bien, haz el bien, actúa bien y todo te saldra bien”
Sor Evelia 08/01/2013.