?⛅️ Buenos días. “Señor enséñame a amar como tú nos has amado“. Papa Francisco.
- Jer 30, 1-9
- Sal 62
- Rom 12, 1-2
- Mt 16, 21-27
La liturgia de hoy, nos dice Fray Juan Huarte Osacar, nos confronta de lleno con nuestra condición cristiana de discípulos de Cristo Jesús. Sus textos nos adentran en ese mundo interior de las pulsaciones del espíritu para reclamarnos mayor atención y diligencia. Nos alertan sobre desajustes que no encajan, sobre desvíos direccionales que requieren ser reconducidos al verdadero camino discipular del seguimiento cristiano.
Y es que nuestros criterios y formas de pensar no se corresponden en ocasiones con la lógica de los designios de Dios, con los sorprendentes caminos del Espíritu. Unas veces inconscientemente, otras por falta de decisión y coraje, resulta más cómodo rehuir el camino ascendente de Jesús hacia Jerusalén. ¿Nos haremos merecedores, como Pedro, del duro reproche que recibió el apóstol de labios de Jesús?
El la primera lectura, nos dice el padre Yepes en el audio, nos invita para que al igual que el profeta, nos dejemos seducir por el Señor, reconociendo el llamado que nos hace ser voz y mensajeros de su mensaje; sabiendo que esto va a significar incomprensiones, problemas, rechazos, burlas… Y como Jeremías, hasta poder sentir, la tentación de olvidarnos de la misión de ser profetas, que recibimos desde el bautismo, para así llevar una vida fácil, una vida de relativismo como nos alienta el mundo.
Es entonces que, como verdaderos cristianos, debemos declarar nosotros también, “había en mi como un fuego ardiente encerrado en mis huesos; yo me esforzaba por contenerlo y no podía.“
Y es que solo el reconocimiento de nuestra necesidad de Dios, como nos invita el Salmo, hace que nuestra relación con el Señor se convierte en una relación plenificadora .
A veces, como le sucedió a Pedro, por lo que el Señor le corregí fuertemente, buscamos condicionar el pensar de Dios, claro porque es más fácil seguir la corriente de la religiosidad retributiva, creyéndonos que como hacemos cosas buenas, siempre nos tiene que ir bien, por eso Pablo nos exhorta a: “No se dejen transformar por los criterios del mundo, sino que dejen que una nueva manera de pensar los transforme internamente, para que sepas distinguir cuál es la voluntad de Dios, es decir, lo que es bueno, lo que le agrada, lo perfecto.”
“Dejarse conquistar por Cristo, nos explica el Papa Francisco, significa tender siempre hacia aquello que tenemos de frente, hacia la meta de Cristo y preguntarse con verdad y sinceridad: ¿Qué he hecho por Cristo? ¿Qué hago por Cristo? ¿Qué debo hacer por Cristo? (cf. EE, 53)
Jesús nos dice: “Quien quiera salvar su vida la perderá, pero el que pierda su vida por mi causa la salvará… y el que quiera venir conmigo que renuncie si mismo, tome su cruz y me siga.
La invitación que hace Jesús es la de seguirle siempre con entrega total, fiándose y confiándose a Él.“
O sea, ser ofrenda viva, santa y agradable a Dios, como nos dice San Pablo.
Jesús invita a todos a seguir el camino que parece más duro y menos atractivo, pues conduce al ser humano a la salvación definitiva, viviendo como Jesús, abiertos al objetivo último del proyecto humanizador del Padre: saber renunciar a la propia seguridad o ganancia, buscando no solo el propio bien sino también el bien de los demás. Este modo generoso de vivir conduce al ser humano a su salvación.
Y es comprensible que esto en primera instancia no nos guste y como Jeremías, en algún momento lleguemos a decir, “Ya no me acordaré del Señor, ni hablaré más en su nombre; o como Pedro al no entender el mesianismo del Señor, “No lo permitas Dios, Señor. Pues hoy El nos corrige para que entendamos que la vida solo se conserva si se entra en Amor, servicio y ocupándonos de los demás.
Este es el gran desafío que el Señor propone al cristianismo hedonista de ayer y de hoy, sigue afirmando el padre Yepes; basado en éxito material y de apegos, todo lo contrario al cristianismo que nos pide no endiosar lo que es efímero; sino como nos invitaba hoy el sacerdote en la Homilia, ir después de recibir la bendición final de la Eucaristía, a ofrecer al mundo mi vida, no con los criterios del mundo, sino con la vida nueva cambiando mi manera de pensar, mi manera de hablar, mi manera de actuar y transformar, así, mis criterios del mundo y entregar los criterios según la Voluntad de Dios.
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Palabra de Vida Mes de agosto
¿Quién podrá entonces separarnos del amor de Cristo? (Romanos 8,35
Bendigamos al Señor con nuestro testimonio este día y digámosle:
"Me siento fuerte, sano y feliz porque tengo fe, amor y esperanza".
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Recopilado por Rosa Otárola D, /
Agosto 2020
“Piensa bien, haz el bien, actúa bien y todo te saldra bien”
Sor Evelia 08/01/2013.