- Hch 5, 17-26
- Sal 33
- Jn 3, 16-21
Hoy la liturgia nos habla de cómo es el corazón de Dios y de sus bondad.
La primera lectura, es un testimonio vivo de la bondad de Dios. Su Amor no se deja encerrar por muros ni cadenas, sino que abre caminos donde parece no haber salida. Dios no solo libera a sus discípulos físicamente, sino que también los impulsa a seguir anunciando la Buena Nueva sin temor.
Los saduceos no luchan contra Pedro y el resto de apóstoles: luchan contra Dios, pero no lo saben. La ceguera les impide contemplar lo inútil de sus esfuerzos, que se ven desbordados por una realidad invisible pero inevitable que se abre paso a sus ojos sin que ningún poder humano pueda con ella. El Señor vence siempre, aunque esa victoria acontezca según su peculiar modo de vencer, incomprensible para los cálculos humanos.
Este pasaje del Evangelio de Juan nos revela el corazón mismo de Dios: su amor incondicional por la humanidad. “Tanto amó Dios al mundo, que entregó a su Hijo único…” Este mensaje gozoso es el núcleo de la fe cristiana: el amor de Dios llega a la cumbre en el don del Hijo a una humanidad débil y pecadora, afirma el Papa Francisco.
Dios no es un juez distante, sino un Padre que ama sin medida y que se da completamente para nuestra salvación.
Prosiguió el Pontífice: «Vino la luz al mundo, y los hombres amaron más las tinieblas que la luz» Quien camina en la luz, quien se acerca a la luz, no puede por menos que hacer buenas obras. La luz nos lleva a hacer buenas obras. Es lo que estamos llamados a hacer…, acoger la luz en nuestra conciencia, para abrir nuestros corazones al amor infinito de Dios, a su misericordia llena de ternura y bondad…”
La bondad de Dios se manifiesta en su deseo de que todos tengamos vida, y vida en plenitud. No envió a su Hijo para condenarnos, sino para empoderarnos, para poner la mirada en lo bueno de cada ser humano y así sacarnos de la oscuridad y llevarnos a su luz. Es un amor que no obliga, sino que espera con paciencia, ofreciendo siempre un camino de gracia y esperanza.
Al pronunciar nuestro nombre, nos invita a llenarnos de Su Luz, de Su Amor. Un Amor que sana y disipa las tinieblas del desamor. Cada uno de nosotros y de nosotras está llamado a responder a este Amor: abrir el corazón a la luz, no a permanecer en las sombras. Pero aun cuando dudamos o caemos, la misericordia de Dios nunca se apaga. Su amor sigue brillando, esperando que nos dejemos iluminar.
Muchas veces en nuestra vida podemos sentirnos atrapados por el miedo, la incertidumbre o las dificultades, pero Dios sigue actuando con la misma ternura y poder. Su gracia nos sostiene y nos recuerda que no estamos solos. Así como en aquel tiempo, hoy también nos invita a confiar en su bondad y a seguir anunciando su amor y su Gracia con ilusión.
Dios es fiel y nunca abandona a los que confían en Él. Su luz siempre se abre paso, incluso en la noche más oscura.
”Gustad y ved que bueno es el Señor”, nos dice el Salmista. Sé que para despertar mis sentidos espirituales, tengo que acallar el entendimiento, pues el mucho razonar ciega la intuición y el discurrir humano cierra el camino a la sabiduría divina; por eso debo aprender a callar, a ser humilde, a ser sencilla, a trascender por un rato todo lo que es estudiado en mi vida y aparecer ante Dios en la desnudez de mi ser y la humildad de la ignorancia. Sólo entonces El llenará mi vacío con su plenitud y redimirá nada de mi existencia con la totalidad de su ser.
Al concluir el Papa nos recuerda: “No olvidéis que Dios perdona siempre, siempre, si nosotros con humildad pedimos el perdón. Basta con pedir perdón y Él perdona. Así encontraremos el gozo verdadero y podremos alegrarnos del perdón de Dios que regenera y da vida.”
Continuemos pidiendo con la Oración que él nos dejó, por el Jubileo 2025, Peregrinos de Esperanza: Señor, Padre que estás en el cielo, la fe que nos has donado en tu Hijo Jesucristo, nuestro hermano, y la llama de caridad infundida en nuestros corazones por el Espíritu Santo, despierten en nosotros la bienaventurada esperanza en la venida de tu Reino.
Tu gracia nos transforme en dedicados cultivadores de las semillas del Evangelio que fermenten la humanidad y el cosmos, en espera confiada de los cielos nuevos y de la tierra nueva, cuando vencidas las fuerzas del mal, se manifestará para siempre tu gloria.
La gracia del Jubileo reavive en nosotros, Peregrinos de Esperanza, el anhelo de los bienes celestiales y derrame en el mundo entero la alegría y La Paz de nuestro Redentor.
A ti, Dios bendito eternamente, sea la alabanza y la gloria por los siglos.
Amén.
Tomado de:
- Folleto La Misa de Cada Día.
- Diario Bíblico 2025. Misioneros Claretianos.
- Libro Busco Tu Rostro, autor Carlos G. Vallés.
- https://www.iubilaeum2025.va/es/giubileo-2025/preghiera.html,
- https://www.vatican.va/content/francesco/es/angelus/2021/documents/papa-francesco_angelus_20210314.html#
- https://www.dominicos.org/predicacion/evangelio-del-dia/hoy/
- https://oracionyliturgia.archimadrid.org/2025/04/30/miercoles-ii-pascua/
Palabra de Vida Mes Abril: “Yo estoy por hacer algo nuevo: ya está germinando, ¿no se dan cuenta?” (Is 43, 19) https://ciudadnueva.com.ar/categoria/palabra-de-vida/
Recopilado por Rosa Otárola D, /
Abril 2025.
“Piensa bien, haz el bien, actúa bien y todo te saldra bien”
Sor Evelia 08/01/2013.