https://youtu.be/EEuGTBFuGLQ?si=4UwMIyEhJEnB8Dij
- Bar 1, 15-22
- Sal 78
- Lc 10, 13-16
Hoy la liturgia nos confronta acerca de si algunos perdemos de vista las formas coherentes de vivir el Evangelio en nuestra cotidianidad.
En la primera lectura, el profeta Baruc nos presenta una oración en la que reconoce que son culpables de los que les está pasando porque han sido infieles a Dios.
El pueblo reconoce su pecado y proclama la justicia de Dios. En esta confesión colectiva resuena la conciencia de haber abandonado la Ley, de no haber escuchado a los profetas, y de haberse alejado del Señor. Es un texto marcado por la humildad y la verdad, donde se nombra el mal sin excusas ni autoengaños.
Con el Salmo hemos proclamado:”Socórrenos, Dios, Salvador por el honor de tu nombre; líbranos y perdona nuestros pecados a causa de tu nombre”. También a nosotros Dios nos sigue haciendo un llamado a la conversión, esta comienza por este reconocimiento sincero de nuestras faltas: sólo desde ahí puede nacer un camino nuevo, lo cual nos debe llevar a reiniciar nuestro caminar con lealtad en Su Presencia.
Del texto del evangelio podemos deducir que hasta las frustraciones de Jesús nos sirven de enseñanza. El Papa Francisco nos indicaba que «Solamente la Palabra de Dios, la Palabra de Jesús, nos salva». Y es que la indiferencia ante la Palabra no es neutra: nos aleja del Reino..
«Quien a vosotros os escucha, a mí me escucha», nos dice Jesús y estas palabras con las que concluye el Evangelio son una llamada a la conversión y traen esperanza. En nuestra vida el Señor sigue haciendo milagros, sigue hablando a nuestro corazón y a veces nuestra respuesta es la indiferencia, pero si escuchamos la voz de Jesús aún estamos a tiempo de ser coherentes en nuestro vivir el evangelio.
La conversión consiste en que el amor supere progresivamente al egoísmo en nuestra vida, lo cual es un trabajo siempre inacabado, por eso, sigamos orando como nos lo pidió el Papa Francisco, por el Jubileo 2025, Peregrinos de Esperanza:
Señor, Padre que estás en el cielo, la fe que nos has donado en tu Hijo Jesucristo, nuestro hermano, y la llama de caridad infundida en nuestros corazones por el Espíritu Santo, despierten en nosotros la bienaventurada esperanza en la venida de tu Reino.
Tu gracia nos transforme en dedicados cultivadores de las semillas del Evangelio que fermenten la humanidad y el cosmos, en espera confiada de los cielos nuevos y de la tierra nueva, cuando vencidas las fuerzas del mal, se manifestará para siempre tu gloria.
La gracia del Jubileo reavive en nosotros, Peregrinos de Esperanza, el anhelo de los bienes celestiales y derrame en el mundo entero la alegría y La Paz de nuestro Redentor.
A ti, Dios bendito eternamente, sea la alabanza y la gloria por los siglos.
Amén.
Tomado de:
- Folleto La Misa de Cada Día.
- Diario Bíblico 2025. Misioneros Claretianos.
- https://www.iubilaeum2025.va/es/giubileo-2025/preghiera.html
- https://evangeli.net/evangelio/dia/2025-10-03
- https://oracionyliturgia.archimadrid.org/2025/10/03/viernes-xxvi-t-o/
- https://www.dominicos.org/predicacion/evangelio-del-dia/hoy/
Palabra de Vida Mes Octubre “Mi auxilio me viene del Señor, que hizo el cielo y la tierra” (Sal 121, 2) https://ciudadnueva.com.ar/categoria/palabra-de-vida/
Recopilado por Rosa Otárola D, /
Octubre 2025 2025.
“Piensa bien, haz el bien, actúa bien y todo te saldra bien”
Sor Evelia 08/01/2013.