?⛅️ Buenos días. “Señor enséñame a amar como tú nos has amado“. Papa Francisco.
https://youtu.be/BPpdaIae_go
- Ef 2, 19-22
- Sal 116
- Jn 20, 24-29
Hoy recordamos a Santo Tomás, del llamado el apóstol pragmático, que desafió la fe de los apóstoles sería bueno preguntarnos hasta dónde llega nuestra “subversión espiritual”, es decir,¿hemos visto el rostro de la humanidad en la cual se ha encarnado el Resucitado? Nos cuestiona en su comentario Sor Mª Ángeles Martínez, OP.
Y es que continua la religiosa, San Pablo anduvo los caminos de la vida con la convicción profunda de que más allá de la fe siempre queda la presencia. La presencia de Jesús, que para Pablo tuvo una fuerza incontenible.
La experiencia de Pablo con Jesús de Nazaret tiene una peculiaridad fundamental en la proclamación de evangelio. En el camino de Damasco Pablo no se encontró con el rostro del Resucitado sino con el rostro de la humanidad en la cual se había encarnado el Resucitado, -“soy Jesús al que tú persigues”- y desde entonces para el apóstol de las “gentes”, la discriminación por razones sociales o culturales no entraron en el código de su predicación, de lo contrario nunca hubiera franqueado la puerta del judaísmo.
En esta fe encarnada radica el sentido profundo de su vida: “os vais integrando en la construcción para ser morada de Dios, por el Espíritu”, y la autoridad para proclamar que, “nadie es extranjero ni forastero, sino ciudadano de los santos y miembro de la familia de Dios”.
Muchos consideran a Santo Tomas como un obtuso El obtuso pone por definición una desconfianza natural en el otro. Necesita pruebas, una detrás de otra. Y nos indican que el antónimo del obtuso, es el hombre libre. Por eso afirman: Bienaventurado tú, que no eres como Tomás, que no pides pruebas para ponerte en la presencia del Señor, sino que te fías de sus palabras, como el niño hace con su madre. Porque sin darte cuenta, llevas un pequeño Picasso escondido dentro de ti, que en cada cuadro descubría una novedad, una posibilidad de perspectiva única. E improvisas, nunca echas el candado de tu casa, exploras. Eres de los amigos de Dios porque le dejas pasar primero, y no estás pendiente de ti.
El Papa Francisco al comentarnos sobre Santo Tomás afirma: “Tomás era un hombre obstinado. Pero, el Señor quiso precisamente a un obstinado para hacernos entender una cosa muy grande. Tomás vio al Señor, fue invitado a meter el dedo en la herida de los clavos; puso la mano en el costado y no dijo: ‘Es verdad: ¡el Señor ha resucitado’. ¡No! Fue más allá. Dijo: ‘¡Dios!‘ El primero de los discípulos en hacer la confesión de la divinidad de Cristo, después de la Resurrección. Y adoró”
La reacción de Tomás fueron estas palabras: «Señor mío y Dios mío!» (Jn 20,28). ¡Qué bonitas son estas palabras de Tomás! Le dice “Señor” y “Dios”. Hace un acto de fe en la divinidad de Jesús. Al verle resucitado, ya no ve solamente al hombre Jesús, que estaba con los Apóstoles y comía con ellos, sino su Señor y su Dios. Y lo adoró.”
En la experiencia contemplativa de la fe, en la hendidura de la llaga (símbolo del amor hasta el extremo) encontramos nuestras propias heridas y las heridas de la humanidad. Para Tomás el camino comenzaba ahora.
Es significativo que el evangelio hace notar que “no estaba con ellos” cuando llegó Jesús; un triste dato para quienes tenemos como programa ser discípulos del Resucitado. Alejarse de la comunidad o no realizar el camino juntos/as destruye nuestra identidad y nos aleja de la luz de la fe. Desde ahí entendemos que el evangelista vuelva a insistir: “a los 8 días estaban otra vez dentro los discípulos y Tomás con ellos”. La palabra clave, dentro, no junto a ellos sino dentro, en el corazón de la comunidad, de la familia, donde se percibe el latir de Dios y donde los ojos de la fe se abren tan nítidamente que podemos percibir su rostro en todos: extranjeros, forasteros, heridos, no heridos. “Dichosos los que crean sin haber visto”.
Al igual que en Pablo de Tarso, la experiencia contemplativa de Tomás con el Resucitado le transformó en un “subversivo del Espíritu”, “Señor mío y Dios mío”. ¿Somos de los que permanecemos dentro de la comunidad tocando y sanando heridas y devolviendo dignidad y belleza a la humanidad?
Palabra de Vida Mes de Julio 2021
“Ten confianza, hija, tu fe te ha salvado” (Mateo 9, 22) . https://ciudadnueva.com.ar/categoria/palabra-de-vida
Bendigamos al Señor con nuestro testimonio este día y digámosle:
"Me siento fuerte, sano y feliz porque tengo fe, amor y esperanza".
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Recopilado por Rosa Otárola D, /
Julio 2021
“Piensa bien, haz el bien, actúa bien y todo te saldra bien”
Sor Evelia 08/01/2013.