- Is 11, 1-10
- Sal 71
- Lc 10, 21-24
Hoy en el segundo día de Adviento, estamos invitados a dar gracias por nuestra fe que nos insta a dejar un mundo como salió de las manos de Dios, un mundo sin pecado. Un mundo al que a nuestro Buen Padre le pareció que todo estaba muy bien.
El cántico de Isaias que nos presenta la primera lectura, nos es una poesía bonita, es la visión del cielo nuevo y la tierra nueva. Es lo que los cristianos esperamos que se cumpla el día que se realice el “Ven, Señor, Jesús”.
El elemento central que, de hecho es el que domina toda la escena, es la acción del Espíritu de Dios, el cual dirige toda la nueva realidad mesiánica. Es por medio de la acción poderosa de Dios que se puede vivir una realidad diferente en la vida del hombre.
Es esencialmente un sólo Espíritu que se manifiesta de diferentes maneras en la vida de aquellos que lo reciben y que lo dejan actuar con libertad en su propia vida.
La liturgia no da saltos en el vacío, sino que toda ella es prolongación de una experiencia comunitaria y personal que se inicia en el Adviento, retoma su fuerza en Cuaresma y Pascua y alimenta el tiempo llamado ordinario, que no debe de ser tal, sino tiempo de serenidad espiritual para no agotar al Espíritu que clama en nosotros ¡Abba! ¡Padre!
Tiempo, como indica el Salmo 71, en que florezca la justicia y la paz, por ser ese tiempo primaveral, de florecimiento, de exaltación gozosa porque la salvación sigue estando presente hasta el fin de los tiempos. Vista y vivida así la liturgia, vemos que hay una unidad de salvación.
El Evangelio proclamado, afirma el Papa Francisco, “…ayuda a comprender algo más sobre Jesús. «Podemos entrever —especificó el Pontífice— un poco el alma de Jesús, el corazón de Jesús. Un corazón gozoso». En efecto, estamos acostumbrados a pensar en Jesús mientras predica, mientras cura, mientras va por la calle hablando a la gente, o cuando sube a la cruz. Pero «no estamos muy acostumbrados —dijo el Obispo de Roma— a pensar en Jesús sonriente, alegre. Jesús estaba lleno de alegría». Una alegría que derivaba de la intimidad con el Padre. Es precisamente de esta relación con el Padre en el Espíritu Santo de donde nace la alegría interior de Jesús. Esa alegría, añadió el Santo Padre, que «Él nos da. Y esta alegría es la verdadera paz. No es una paz estática, quieta, tranquila: la paz cristiana es una paz gozosa», porque gozoso es Jesús, gozoso es Dios.”
Nosotros como el evangelista, estamos llamados a participar de esta alegría pascual en este tiempo de Adviento. Contagiémonos de la alegría de aquellas comunidades cristianas que fue conociendo Jesús y en las que se sentía muy a gusto. Esas comunidades en la que puedo comprobar Lucas, lo que había escuchado a Pablo en Atenas y que él, Lucas, el joven médico, recrea al escuchar a las buenas gentes que creen en Jesús, el Cristo.
Que este Adviento, esperemos con alegría al Señor, que sea Él el que sostenga este mundo y de la mano de María tengamos el mejor espíritu: “el espíritu del Señor: espíritu de sabiduría y entendimiento espíritu de consejo y fortaleza, espíritu de ciencia y temor del Señor”.
Ven Señor Jesús.
Propósito para este segundo día de Adviento: Escribe una oracion pidiendo a Dios que renueve tu esperanza en El.
Tomado de:
- Folleto La Misa de Cada Día
- Calendario de Advento 2024.
- https://www.vatican.va/content/francesco/es/cotidie/2013/documents/papa-francesco_20131203_paz-rumorosa.html
- https://www.dominicos.org/predicacion/evangelio-del-dia/3-12-2024/
- https://oracionyliturgia.archimadrid.org/2024/12/03/bienaventurados-los-ojos-2/
- https://www.evangelizacion.org.mx/liturgia/index.php?i=03-12-2024
Palabra de Vida Mes Diciembre: “ No hay nada imposible para Dios” (Lucas 1, 37) https://ciudadnueva.com.ar/diciembre-2024/
Recopilado por Rosa Otárola D, /
Diciembre 2024.
“Piensa bien, haz el bien, actúa bien y todo te saldra bien”
Sor Evelia 08/01/2013.