- Ex 33, 7-11; 34, 5b-9. 28
- Sal 102
- Jn 11, 19-27, o bien Lc 10, 38-42
La litugia nos invita a adentrarnos en la intimidad con Dios revelada en el encuentro de Moisés y profesar la fe inquebrantable en Jesús, quien en el texto del evangelio se presenta como la Resurrección y la Vida incluso frente a la muerte.
Qué preciosa es la primera lectura de hoy. Es una Palabra con la que Dios me susurra amorosamente tantas cosas…
Reflexionemos en algunos aspectos importantes
1) TIENDA DEL ENCUENTRO: preguntémonos: ¿Qué espacio o lugar dedico o dispongo para hablar con el Padre? Moisés la sitúa fuera del campamento. Su tienda le obliga a salir, a dejar, a parar, a ir… Es verdad que uno puede hacer oración de muchas maneras, en su actividad diaria, compartiendo ratos de familia, en el metro… Pero creo que el Señor también pide momentos en los que el encuentro sea consciente, elegido, exclusivo… que signifique caminar, salir, ir hacia Él.
2) CARA A CARA – Con el Señor hay que hablar como Moisés, cara a cara, mirándole a los ojos y dejándonos mirar por Él. Ya Jesús lo dijo: no os llamo esclavos sino amigos. No hay que tener miedo. Sin apuros, ni siquiera un excesivo respeto paternal. El Señor Dios es Padre cercano, comprensivo, misericordioso… Sabe quiénes somos, nis conoce, nos ama… nos anima, acaricia, nos da la mano; nos dice las cosas con claridad y espera lo mismo de cada uno de nosotros. Ya en la época de Moisés, nuestro Dios era 2.0, de comunicación e interacción bidireccional. ¡Qué maravilla!
3) JUSTICIA Y GRACIA – Así es Dios. Justo y misericordioso. Leyendo hace poco la encíclica de Benedicto XVI, «Spe Salvi», en la parte final dedicada al juicio final explicaba que justicia y gracia van íntimamente de la mano. Si sólo hubiera justicia, pereceríamos por nuestros pecados. Si sólo hubiera gracia, todo valdría y Dios no sería justo. Por eso ambas van de la mano. Se nos juzgará, sí, pero con inmenso amor. Ojalá seamos capaces de orientar nuestra vida para saber responder a ese amor con mucho amor con el prójimo.
El salmista nos invita a cantar la Misericordia del Señor, El conoce nuestras flaquezas y perdona nuestra culpas. El es nuestro Papa que nos ama eternamente.
Celebrando hoy la memoria de los hermanos de Betania, los amigos de Jesús, el texto del evangelio nos habla de ese amor que es más fuerte que la muerte y pervive en el tiempo. Los lazos del amor han de cuidarse para que no se rompan por el egoísmo. Vemos que Jesús se solidariza y acompaña en el dolor, consolando a quienes lo necesitan y ven niebla da su esperanza.
Marta confiaba en Jesús, sabía que a través de él obraba Dios y por ello podía haber evitado la muerte de su tan querido hermano, si se hubiera hecho presente antes. Pero aún ahora, muerto y enterrado Lázaro, puede actuar. Lo que dice motiva la presentación de Jesús: “Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque haya muerto vivirá, y el que vive y cree en mí no morirá para siempre”. De donde surge la pregunta “¿crees esto?”; y la profesión de fe: “sí Señor, yo creo que tú eres el Cristo, el Hijo de Dios, el que tenía que venir al mundo”. Profesión de fe perfecta, propia de los relatos elaborados de Juan.
Llamada María, ella hará también su clara profesión de fe entre lágrimas, que ”conmovieron” a Jesús, que compartió sus lágrimas con las de ella: “Señor si hubieras estado aquí, no habría muerto mi hermano”. En el encuentro con María el relato muestra el corazón a flor de piel, el de ella y el de Jesús: Los judíos decían, de Jesús refiriéndose a Lázaro: “cómo lo quería”. Y desde el corazón, desde el amor, viene la vida, surge el milagro.
Marta, María son iconos de la fuerza de la fe y del amor, unidos de modo inseparable, que desemboca en la confianza que ambas tienen en Jesús.
La confianza es fe y esperanza entrelazadas por el amor. Bien está que analicemos en quién ponemos nuestra confianza, y en la fuerza de esa confianza.
Les invito a que como nos pidió el Papa Francisco, oremos por el Jubileo 2025, Peregrinos de Esperanza:
Señor, Padre que estás en el cielo, la fe que nos has donado en tu Hijo Jesucristo, nuestro hermano, y la llama de caridad infundida en nuestros corazones por el Espíritu Santo, despierten en nosotros la bienaventurada esperanza en la venida de tu Reino.
Tu gracia nos transforme en dedicados cultivadores de las semillas del Evangelio que fermenten la humanidad y el cosmos, en espera confiada de los cielos nuevos y de la tierra nueva, cuando vencidas las fuerzas del mal, se manifestará para siempre tu gloria.
La gracia del Jubileo reavive en nosotros, Peregrinos de Esperanza, el anhelo de los bienes celestiales y derrame en el mundo entero la alegría y La Paz de nuestro Redentor.
A ti, Dios bendito eternamente, sea la alabanza y la gloria por los siglos.
Amén.
Tomado de:
- Folleto La Misa de Cada Día.
- Diario Bíblico 2025. Misioneros Claretianos.
- Libro Busco Tu Rostro, autor Carlos G. Vallés
- https://www.iubilaeum2025.va/es/giubileo-2025/preghiera.html
- https://caballerotrueno.wordpress.com/2013/07/30/tengo-una-cita-con-dios-exodo-33-7-11-34-5b-9-28/
- https://oracionyliturgia.archimadrid.org/2025/07/29/la-raiz-del-mal/
- https://www.dominicos.org/predicacion/evangelio-del-dia/hoy/
Palabra de Vida Mes Julio: Pero un samaritano que viajaba por allí, al pasar junto a él, lo vio y se conmovió.” (Lucas 10:33) https://ciudadnueva.com.ar/categoria/palabra-de-vida/
Recopilado por Rosa Otárola D, /
Julio 2025.
“Piensa bien, haz el bien, actúa bien y todo te saldra bien”
Sor Evelia 08/01/2013.