- Hch 17,15. 22-18.1
- Sal 148
- Jn 16, 12-15
Hoy la liturgia nos invita a reflexionar sobre la cultura religiosa. En la primera lectura vemos como los atenienses ante el discurso magistral en un lugar tan emblemático para la cultura de entonces como era la ciudad de Atenas, estos ciudadanos al escucharlo , además de tener el ego bastante subidito de tono, estaban faltos de lo que hoy llamamos cultura religiosa general, pues no solo eran “casi nimios en lo que toca a religión” sino que, puestos a fabricar dioses, se habían inventado un altar al dios desconocido. Aquellos atenienses rechazaron la verdad solo porque se les presentaba ante ellos bajo una apariencia tosca, humilde y nada aparatosa: aquel forastero, de aspecto tosco, rudo y nada aristocrático, con una cultura en nada comparable a la filosofía griega, que venía hablando de un Dios que resultaba absurdo para su razón, e incomparablemente inferior a todos los dioses que ellos se habían fabricado..
Muchos católicos de hoy se diferencian poco de aquellos atenienses. Primero, porque hacen gala de una incultura general en materia de religión y, además, porque lo hacen con un ego y una seguridad en su propia ignorancia que, en el fondo, da lástima. Suelen ser, además, los mismos que se hacen eco de todos los titulares de religión que aparecen en todos los periódicos, digitales o no, y los van difundiendo como si fueran los nuevos dogmas que la Iglesia católica no quiere asumir, porque disque no sabe adaptarse a los tiempos modernos. Son los nuevos atenienses de nuestra era cristiana que, en nombre de Dios y del Evangelio, terminan también adorando a un dios desconocido.
El Espíritu Santo guía hasta la verdad plena en la medida en que nos va simplificando en la vida espiritual. Esa verdad plena se esconde en las apariencias humanamente absurdas de una sabiduría divina que nada tiene que ver con nuestros criterios atenienses. Esa verdad que solo es conocida por el corazón sencillo y simple, es decir, el corazón que conoce por cercanía y connaturalidad las cosas y el hacer de Dios. Esta sabiduría es rechazada por los listos y requetelistos de cualquier creencia y condición, esos que se creen tan seguros de su verdad que no escuchan a nadie sino a sí mismos.
Aquella mujer, Dámaris, que se convirtió escuchando a Pablo, tenía un corazón sencillo y dócil, capaz de sintonizar con esa verdad plena que solo el Espíritu Santo es capaz de iluminar.
En el texto del evangelio Jesús, nos indica que todavía tiene mucho que decirnos y que le deja al Espíritu Santo, la tarea de continuar esa comunicación sobre la verdad plena.
El mensaje de Jesús, no es un mensaje estancado en un momento de la historia, sino que es un mensaje dinámico que evoluciona con los cambios de la humanidad, y se mantiene vivo y actual en todo momento.
Hace un anuncio claro de la Trinidad de Dios, en la que existe unidad junto a la diversidad, y al mismo tiempo nos anima ya que no estaremos solos aunque Él se vaya, pues el Espíritu nos infundirá ánimo y nos permitirá ir conociendo, poco a poco, la realidad del Reino de Dios que nos anunciaba Jesús.
Ojalá que hoy seamos fieles discípulos del Señor o, mejor dicho, que hoy seamos verdaderos amigos de aquel que nos da Vida y nos preguntemos: si soy discípulo del Señor, ¿cómo me doy a los otros? ¿Les doy la vida?
El Papa Leon XIV, afirmó “Les ofrezco todo lo poco que tengo y que soy” en la Homilia con motivo de la toma de posesión de la cátedra romana de Obispo de Roma y haciendo alusión del Papa Francisco, dijo que a menudo “nos invitaba a reflexionar sobre la dimensión materna de la Iglesia y sobre las características que le son propias: la ternura, la disponibilidad al sacrificio y esa capacidad de escucha que permite no sólo socorrer, sino a menudo prever las necesidades y las expectativas, antes incluso de que se formulen”.
“Son rasgos que deseamos que vayan creciendo en el Pueblo de Dios en todas partes, también aquí, en nuestra gran familia diocesana: en los fieles, en los pastores y, antes que nadie, en mí mismo”.
Oremos por el Jubileo 2025, Peregrinos de Esperanza con la Oración que el Papa Francisco, nos dejó: Señor, Padre que estás en el cielo, la fe que nos has donado en tu Hijo Jesucristo, nuestro hermano, y la llama de caridad infundida en nuestros corazones por el Espíritu Santo, despierten en nosotros la bienaventurada esperanza en la venida de tu Reino.
Tu gracia nos transforme en dedicados cultivadores de las semillas del Evangelio que fermenten la humanidad y el cosmos, en espera confiada de los cielos nuevos y de la tierra nueva, cuando vencidas las fuerzas del mal, se manifestará para siempre tu gloria.
La gracia del Jubileo reavive en nosotros, Peregrinos de Esperanza, el anhelo de los bienes celestiales y derrame en el mundo entero la alegría y La Paz de nuestro Redentor.
A ti, Dios bendito eternamente, sea la alabanza y la gloria por los siglos.
Amén.
Tomado de:
- Folleto La Misa de Cada Día.
- Diario Bíblico 2025. Misioneros Claretianos.
- https://www.iubilaeum2025.va/es/giubileo-2025/preghiera.html
- https://www.vaticannews.va/es/papa/news/2025-05/papa-leon-xiv-toma-de-posesion-san-juan-de-letran.html
- https://evangeli.net/evangelio/dia/2025-05-28
- https://www.dominicos.org/predicacion/evangelio-del-dia/hoy/
- https://www.dominicos.org/predicacion/evangelio-del-dia/hoy/
Palabra de Vida Mes Mayo. «Señor, tú lo sabes todo; tú sabes que te quiero» (Jn 21, 17) https://ciudadnueva.com.ar/categoria/palabra-de-vida/
Recopilado por Rosa Otárola D, /
Mayo2025.
“Piensa bien, haz el bien, actúa bien y todo te saldra bien”
Sor Evelia 08/01/2013.