- 2 Re 25, 1-12
- Sal 136
- Mt 8, 1-4
La liturgia de hoy nos presenta dos lecciones importantes para la vida:
- No podemos pretender vivir sin Dios y no asumir las consecuencias
- Cuando oramos confiadamente al Señor, El siempre responde.
Hoy celebramos a San Ireneo de Lyón, (s.II), padre de la Iglesia que arriesgó y expuso su vida por defender la verdad del evangelio ante aquellos que querían distorsionarla.
Hemos venido meditando en estos textos del libro de los Reyes, situaciones de guerras, traición, egoísmo, corrupción… y esto nos debe invitar a meditar en la situación del hombre ayer y hoy.
El salmo, nos expresa con una prosa excepcional las condiciones de los judíos, pero también puede utilizarse, a modo de metáfora, para tratar la vida diaria del creyente y las circunstancias que acaecen. Desde el primer versículo hasta el sexto podemos comprender, metafóricamente, las condiciones que padece el cristiano cuya confianza está puesta en Dios. Se destaca el hecho de que la inestabilidad emocional puede mermar la tranquilidad de los fieles. Y es un caso que no acontece a unos pocos.
Este pasaje nos invita a entonar los cánticos de Sion, que es la montaña donde se cantaban alabanzas que estaban enfocadas en exaltar al Dios de Israel. Cuando los israelitas cantaban hacían referencia al poder de Dios y su majestuosidad sobre Israel, quienes eran el pueblo escogido.
Hay un mensaje para el pueblo de Dios dentro de este salmo; independientemente de en qué situación nos encontremos, nos invita a cantar. ¡Apliquemos esto a nuestra vida! Aunque algunos estemos en tribulación y presentemos ansiedad por: condiciones económicas, la pérdida de un amigo o familiar, o bien, por no saber si comeremos al día siguiente, hoy se nos invita a que siempre debemos estar glorificando al Padre, dando la gracia y honra por todo lo que ha hecho por nosotros. De manera muy similar a los israelitas cuando estaban en cautiverio y buscaban la oportunidad de honrar a Dios, así debemos hacerlo nosotros.
Ya cuando los israelitas estaban desterrados en Babilonia no podían cantar por hallarse bajo servidumbre, ya que era una prohibición real.
Así lo hemos proclamado en el Salmo:
Junto a los canales de Babilonia
nos sentamos a llorar
con nostalgia de Sión;
en los sauces de sus orillas
colgábamos nuestras cítaras. R/.
Allí los que nos deportaron
nos invitaban a cantar;
nuestros opresores, a divertirlos:
«Cantadnos un cantar de Sión»
Como lo acabamos de leer en la primera lectura, en uno de los episodios más sangrantes del pueblo de Israel: la caída de Judá, reino del Sur y el consiguiente destierro a Babilonia, Con ello el pueblo puede ver que, como dirá siglos más adelante san Pablo, “El salario del pecado es la muerte”. El pueblo confiaba en sus reyes, en sus instituciones, en el templo, y habían descuidado completamente lo que agrada al Señor; se había convertido en un pueblo “pagano”, que se escudaba en su alianza con Dios y que pensaba que podía vivir como viven los paganos en el pecado, y que la Alianza los protegería de sus enemigos y de la muerte.
El destierro y la prohibición de cantar, les recordaba que la mano de Dios había caído sobre ellos a causa de sus pecados. Pero cuando tenían la posibilidad de deleitarse en sus alabanzas, lo hacían..
La historia nos muestra lo equivocado que está el hombre cuando piensa que puede burlarse de Dios, que puede pecar y quedar sin consecuencias. Hermanos, aprendamos de esta triste experiencia del Pueblo de Dios y démonos cuenta de que no podemos pensar que simplemente por el hecho de estar bautizados o por asistir a misa el domingo podremos aspirar a la vida en abundancia y a la vida eterna
En el texto del evangelio, creo que a todos nos sobrecoge la confianza que pone este hombre en Jesús: «Señor, si quieres puedes limpiarme.» Se fía de él, considera que tiene el poder de sanar, de salvar, de devolverlo al lugar al que pertenece. Cuando se acerca a Jesús haciéndole su petición, le está pidiendo no solo que lo cure, sino que le devuelva su dignidad, que lo re-integre de nuevo en la comunidad. Jesús, viendo su fe, lo toca, a pesar de que eso implicaba entrar en impureza. Para Jesús, las leyes, incluso las religiosas siempre están al servicio del ser humano y de su dignidad. Por eso proclama: “Quiero, queda limpio”. Una petición llena de humildad, sencillez y, al mismo tiempo, con acuciante necesidad. Es tan iluminadora: porque incluye en su petición el deseo del Señor. No le exige (rara oración sería…); no le expone la necesidad sin más, aunque sea muy acuciante; no sólo pide y pide, sino que abre la puerta a una interlocución del Maestro (como así sucede); en resumen, es una petición llena de amor.
Afirma el Papa Francisco: “Dios actúa siempre en las cosas sencillas, no sólo en lo extraordinario, actúa “en la sencillez de la casa de Nazaret, en la sencillez del trabajo de cada día, en la sencillez de la oración”.
Son de esas joyitas que aparecen en el evangelio que nos ayudan a profundizar en el trato personal con Jesús… y, ya de paso, a examinar cómo es nuestra oración personal y preguntarnos: . ¿Con que confianza me acerco al Señor? ¿Qué le pido que limpie o restaure en mí?
Textos Consultados:
- Folleto La Misa de Cada Día
- Libro Busco Tu Rostro, autor Carlos G, Vallés
- https://www.dominicos.org/predicacion/evangelio-del-dia/hoy/
- https://www.aciprensa.com/noticias/80267/papa-francisco-dios-siempre-actua-en-las-cosas-sencillas
- https://detrasdelsalmo.com/salmo-137/
- https://oracionyliturgia.archimadrid.org/2024/06/28/28-junio-san-irineo-de-lyon-doctor-de-la-iglesia/
- https://www.evangelizacion.org.mx/liturgia/index.php?i=28-06-2024
Palabra de Vida Mes de junio “El Reino de Dios es como un hombre que echa la semilla en la tierra: sea que duerma o que se levante, de noche y de día, la semilla germina y va creciendo” (Marcos 4, 26 – 27)
Recopilado por Rosa Otárola D, /
Junio 2024.
“Piensa bien, haz el bien, actúa bien y todo te saldra bien”
Sor Evelia 08/01/2013.