- 2. Re 4, 42-44
- Sal 144
- Ef 4, 1-6
- Jn 6, 1-15
En la celebración de la Eucaristía se nos brinda una nueva ocasión de proclamar, acoger y reflexionar la Palabra de Dios, que siempre nos interpela y aporta dimensiones nuevas y necesarias para nuestra vida creyente.
La primera lectura de este domingo forma parte de un ciclo de milagros de Eliseo, el discípulo de Elías, que muy posiblemente se trasmitió entre sus discípulos. Esas tradiciones se transformaron, sin duda, para poner de manifiesto la grandeza de este hombre de Dios. Se ha escogido el final de ese ciclo, que lo acorde para este domingo, con objeto de servir de preparación al relato de la multiplicación de los panes que se ha de leer en el evangelio. Si nos fijamos bien, el relato no describe o especifica ningún gesto extraordinario por el que se lleve a cabo el dar de comer a todos los que siguen al profeta, sino que toda la fuerza de lo que se ha de hacer está en las palabras de Dios, a las que hace referencia el profeta como si se tratara de un dicho popular y sagrado. El mismo salmo interleccional del día (Sal 144) podría ser un apoyo a esta apelación profética. Ellos comieron, se saciaron y sobró, según las palabras del Señor.
La segunda lectura, de la carta a los Efesios, es el comienzo de la sección parenética, es decir, aquella en la que después de una gran reflexión teológica sobre Cristo y la Iglesia, se pide a la comunidad cómo llevar a la práctica toda aquella teología. Es una exhortación a mantener la unidad por encima de todas las cosas, ya que Dios nos ha llamado a una gran esperanza. La exhortación inicial (v.1) apela a la vocación cristiana que todos hemos recibido. Y por lo mismo, en los vv. 2-6 se describe en qué consiste la vida interna de la Iglesia. Se señalan la humildad, la mansedumbre, la magnanimidad y el amor. Son valores de identidad verdadera que introducen los vv.4-6: la unidad de la Iglesia (cuerpo) en el Espíritu.
El evangelista san Juan subraya como ningún otro, el carácter eucarístico de la multiplicación de los panes. Para las primeras comunidades cristianas la Eucaristía no era solo el recuerdo de la vida, la muerte y la resurrección del Señor; era también una anticipación de la fraternidad del Reino de Dios.
Toda eucaristía ha de estar orientada a crear fraternidad. En la escena de la multiplicación se señala también la presencia de un muchacho que, ante la dificultad de dar de comer a tantas personas, comparte lo poco que tiene: cinco panes y dos peces.
El Papa Francisco evidenció el modo en el que se produce este prodigio: “Jesús no crea los panes y los peces de la nada, sino que obra a partir de lo que le traen los discípulos. Dice uno de ellos: ‘Aquí hay un muchacho que tiene cinco panes de cebada y dos peces; pero ¿qué es esto para tantos?’ (v. 9). Es poco, no es nada, pero le basta a Jesús”.
El Pontífice invita a continuación a ponernos “en el lugar de ese muchacho”. “Los discípulos le piden que comparta todo lo que tiene para comer. Parece una propuesta sin sentido. ¿Por qué privar a una persona, sobre todo a un muchacho, de lo que ha traído de casa y tiene derecho a quedárselo para sí? ¿Por qué quitarle a uno lo que en cualquier caso no es suficiente para saciar a todos?” Y explica: Humanamente es ilógico. Pero no para Dios. De hecho, gracias a ese pequeño don gratuito y, por tanto, heroico, Jesús puede saciar a todos. Es una gran lección para nosotros. Nos dice que el Señor puede hacer mucho con lo poco que ponemos a su disposición. Sería bueno preguntarnos todos los días: ¿Qué le llevo hoy a Jesús?
Jesús puede hacer mucho con nuestras oraciones, añade el Papa, con nuestro gesto de caridad hacia los demás. “A Dios le encanta actuar así – dice – hace grandes cosas a partir de las pequeñas y gratuitas”.
«La gente entonces, al ver el signo que había hecho, decía: “Este es verdaderamente el Profeta que va a venir al mundo”». Aquel prodigio asombró a las muchedumbres, que querían hacer Rey a Jesús. Sin embargo, nosotros tantas veces vivimos un milagro mucho más grande con rutina e indiferencia.
¡Pidamos hoy no acostumbrarnos nunca a la Eucaristía! Y con la Oración universal de los fieles digámosle: Señor, transfórmalos en ofrenda permanente.
Textos Consultados:
- Folleto La Misa de Ada Día
- https://oracionyliturgia.archimadrid.org/2024/07/28/el-milagro-de-la-eucaristia/
- https://www.vaticannews.va/es/papa/news/2021-07/papa-francisco-angelus-jornada-abuelos.html
- https://www.dominicos.org/predicacion/evangelio-del-dia/hoy/comentario-biblico/miguel-de-burgos-nunez/
Palabra de Vida Mes de julio “ El Señor es mi pastor, nada me puede faltar” (Salmo 23, 1) https://ciudadnueva.com.ar/categoria/palabra-de-vida/
Recopilado por Rosa Otárola D, /
Julio 2024.
“Piensa bien, haz el bien, actúa bien y todo te saldra bien”
Sor Evelia 08/01/2013.