https://youtu.be/Gp-o5lZNH88?si=P2xAtt5Jg8GqE56v
- Deut 18, 15-20
- Sal 94
- 1 Cor 7, 32-35
- Mc 1, 21-28
La Palabra de Dios en este cuarto Domingo del Tiempo Ordinario se centra en confirmar que Jesús es el profeta que Dios anunció a Moisés en un momento en que el Pueblo elegido no quería que el Señor le hablara directamente. El profeta es intermediario entre Dios y el pueblo. Transmite al pueblo la palabra de Dios, habla en su nombre. Jesús cumple con creces las expectativas. Él es el Hijo de Dios, es su Palabra encarnada. Por Jesús, Dios, que no había cesado de conversar con la humanidad, nos habla de un modo nuevo.
Jesús viene a restaurar la comunicación entre Dios y la humanidad, comunicación rota por el pecado. Por eso, el Salmista nos dice: “Señor, que no seamos sordos a tu voz. Y en el evangelio le preguntan ¿qué nueva doctrina es ésta? Cristo es el Señor, pero nos enseñó que su autoridad es de servicio, de caridad hasta el extremo de dar su vida por amor a cada uno de nosotros. Su autoridad fue reconocida por la gente que lo vio y escuchó porque veían en Él a alguien coherente, donde sus obras y sus palabras coincidían plenamente. Enseñar con autoridad no es simplemente ponerse a dar órdenes, al menos Cristo nos dejó claro que la autoridad en el cristiano está en el servicio a los demás, y enseñar con autoridad significa dar ejemplo de servicio, el arremangarse y ponerse a trabajar a favor de los demás con una meta clara: que conozcan el amor de Dios. Es vital para todos escucharle.
El pasaje del libro del Deuteronomio que escuchamos este domingo establece un contraste entre el verdadero profeta y los falsos profetas. El verdadero profeta es fiel a lo que le escucha a Dios, aunque sus palabras no sean siempre halagüeñas, aunque a veces nos reprendan, nos sacudan, nos molesten, nos incomoden,… El falso profeta habla en su nombre y por propia iniciativa, sin recibir la misión de hacerlo; trata de halagar el oído de su auditorio, no molestar, no incomodar ni inquietar a su clientela,…
La enseñanza de la segunda lectura podría resumirse en que para san Pablo lo único que cuenta en la vida es estar unido al Señor con corazón íntegro, sin división. También para nosotros la comunión con Cristo deber ser lo más importante.
Necesitamos voces proféticas que nos orienten en momentos tan complicados como los que vivimos. El papa Francisco ha dicho que no es una época de cambio, sino un cambio de época. Benedicto XVI señaló la causa del problema de fondo: el relativismo dominante que se ha convertido en una auténtica dictadura que pretende colonizar el mundo entero. Juan Pablo II señaló la encrucijada actual del mundo como una auténtica cultura de la muerte cuyo antídoto es la familia según el plan de Dios por ser el lugar privilegiado donde la persona se hace libre.
No creo que sea el único en pensar que los profetas más conocidos en la sociedad actual son los pontífices. Y como todo profeta, hablan a veces de forma fuerte, contundente, queriendo despertar al mundo del plácido sueño idílico que se nos presenta como la realidad, que en cambio es una auténtica Matrix que se adueña de la conciencia de miles de millones de personas.
De igual modo que Moisés y Cristo, la autoridad profética se fundamente en la rectitud moral del bien que defienden contracorriente precisamente porque el bien es bueno y el mal es malo. La humanidad necesita que alguien les ayude a hacer bien estas distinciones, consideradas malditas herejías en la cultura actual que profesa la idolatría de la posverdad.
Necesitamos profetas como Moisés. Necesitamos la autoridad moral de Cristo, que encamina hacia la rectitud de la vida y denuncia los males que aquejan a los hombres. La gran autoridad moral de los papas se fundan en la fe que tienen en que Jesucristo es el redentor de la humanidad, aquél que libera la libertad de su mayor esclavitud: la de elegir ser esclavos. A fin de cuentas, somos imagen y semejanza de un Dios libre. La historia demuestra que los intentos de controlar la libertad son exitosos sólo en apariencia, porque no puede gobernarse aquello que sólo el Señor puede gobernar: la libertad de conciencia.
Fuentes:
- Folleto La Misa de Cada Día
- https://regnumchristi.org/es/ensena-con-autoridad/
- https://oracionyliturgia.archimadrid.org/2024/01/27/domingo-iv-del-tiempo-ordinario-ciclo-b-2/
- https://www.dominicos.org/predicacion/evangelio-del-dia/hoy/pautas/
Palabra de Vida Mes de Enero 2024. Amarás al Señor, tu Dios… y a tu prójimo como a ti mismo.” (Lucas 10, 27) https://www.focolare.org/conosur/news/2023/12/31/palabra-de-vida-enero-2024/
Recopilado por Rosa Otárola D, /
Enero 2024.
“Piensa bien, haz el bien, actúa bien y todo te saldra bien”
Sor Evelia 08/01/2013.