?⛅️ Buenos días. “Señor enséñame a amar como tú nos has amado“. Papa Francisco.
https://youtu.be/xIYxFIfpySc
- Gen 18, 1-15
- Lc 1
- Mt 8, 5-17
Muy significativo y emblemático para nosotros el relato de la primera lectura, que nos muestra en las figuras de Abrahán y de Sara, dos actitudes distintas ante Dios. Abrahán, como hombre de fe, sabe reconocer al Señor y acogerle. Tiene una mirada contemplativa para reconocer la presencia de Yahvé en los visitantes. Su actitud es de acogida y de apertura al encuentro con el Señor, lo vemos en su servicio generoso. Vive con la mirada puesta en Él. Sin embargo, Sara permanece en la tienda en sus cosas, encerrada en lo suyo. Ni tan siquiera sale a saludar a los visitantes, aunque hace lo que su marido le encarga, su corazón está anclado en las cosas terrenas. Eso tiene su reflejo en la actitud de miedo y duda ante Dios. No lo ha reconocido. Con ambos aparece en el mismo contexto, en un día de trabajo cualquiera.
A nosotros también Dios nos busca donde estemos, pero muchas veces estamos centrados en nosotros y no lo reconocemos. Otras puede que estemos más receptivos. Es nuestra actitud ante la gracia la que nos da vista para verlo, bien en el amigo que nos pide consejo, el gesto de cariño de un familiar o en la misma vida de oración. Él está en todas partes, sólo tenemos que abrirle nuestra tienda y recibirlo. Así tendremos el amor. Esta palabra viene a animarnos, para decirnos que es posible ese amor en nosotros, porque es para lo que hemos nacido. Nuestra primera tarea es dejarnos amar y dejarnos encontrar.
¡No nos escondamos en nuestra tienda de egoísmo, miedo y duda, sino que permanezcamos alerta, en la misma puerta, abiertos a la vida, abiertos a Dios! ¡Hagamos eso! ¡Empieza ya!
Y en el texto del evangelio como nos comenta Roberto Carlos Estebez, el Señor nos transmite un mensaje de esperanza. Sí, a nosotros que nos podemos sentir muchas veces cansados, sin ganas de seguir luchando, enfermos, afligidos o solos, se nos recuerda que Él tomó sobre sí nuestras flaquezas y cargó con nuestras enfermedades.
Cristo es el médico de todos los dolores, que con sólo decir una palabra nos salva, pero el ser curados depende mucho del modo en que nos acercamos a Cristo. Y aquí es maravilloso el ejemplo que nos da el centurión. Como nosotros, se encuentra ante un problema, ante una necesidad y acude a Cristo. Se acerca con fe y confianza, como un niño se acerca a su padre. Se acerca con humildad, con la humildad del siervo que se sabe indigno. Pero ante todo se acerca con amor, amor a Dios y amor a los hombres que le hacen olvidarse de sí mismo. Pide por los demás.
El Papa Francisco hace referencia de que “no todas las oraciones son iguales, y no todas son convenientes: la Biblia misma nos atestigua el mal resultado de muchas oraciones, que son rechazadas. Quizá Dios a veces no está contento con nuestras oraciones y nosotros ni siquiera nos damos cuenta. Dios mira las manos de quien reza: para hacerlas puras no es necesario lavarlas, si acaso es necesario abstenerse de acciones malvadas. San Francisco rezaba: «Nullu homo ène dignu te mentovare», es decir “ningún hombre es digno de nombrarte” (Cántico del hermano sol).
Pero quizá el reconocimiento más conmovedor de la pobreza de nuestra oración floreció de la boca de ese centurión romano que un día suplicó a Jesús que sanara a su siervo enfermo (cf. Mt 8,5-13). Él se sentía completamente inadecuado: no era judío, era oficial del odiado ejército de ocupación. Pero la preocupación por el siervo le hace osar, y dice: «Señor, no soy digno de que entres bajo mi techo; basta que lo digas de palabra y mi criado quedará sano» (v. 8). Es la frase que también nosotros repetimos en cada liturgia eucarística. Dialogar con Dios es una gracia: nosotros no somos dignos, no tenemos ningún derecho que reclamar, nosotros “cojeamos” con cada palabra y cada pensamiento… Pero Jesús es la puerta que nos abre a este diálogo con Dios…
Pero es que como nos sigue explicando el Papa Francisco, “se necesita un corazón abierto ¡para que Él me encuentre! Y me diga aquello que Él quiere decirme, ¡que no es siempre aquello que yo quiero que me diga! Él es Señor y Él me dirá lo que tiene para mí, porque el Señor no nos mira a todos juntos, como una masa. ¡No, no! Nos mira a cada uno a la cara, a los ojos, porque el amor no es un amor así, abstracto: ¡es un amor concreto! De persona a persona: el Señor persona me mira a mí persona. Dejarse encontrar por el Señor es precisamente esto: ¡dejarse amar por el Señor!”
Probemos a poner estos elementos cuando nos acerquemos a Jesús. Él está siempre esperándonos y basta una sola palabra y seremos curados.
Palabra de Vida Mes de Junio 2021
““No son los que me dicen: ‘Señor, Señor’, los que entrarán en el Reino de los Cielos, sino los que cumplen la voluntad de mi Padre que está en el cielo” (Mateo 7, 21) https://ciudadnueva.com.ar/categoria/palabra-de-vida
Bendigamos al Señor con nuestro testimonio este día y digámosle:
"Me siento fuerte, sano y feliz porque tengo fe, amor y esperanza".
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Recopilado por Rosa Otárola D, /
Junio 2021
“Piensa bien, haz el bien, actúa bien y todo te saldra bien”
Sor Evelia 08/01/2013.