- Hch 6, 8-190. 7, 54-59
- Sal 30
- Mt 10, 17-22
La liturgia nos invita a meditar en dos nacimientos: el de Jesús y el de la Iglesia primitiva. En el libro de los Hechos de los Apóstoles, san Esteban nos recuerda que la vida cristiana está llamada, con la llegada del Salvador, a ir acompañada de un testimonio del amor que profesamos por Cristo, aunque esto terminar con el derramamiento de la sangre. Esteban declara delante de los judíos su pertenencia a Cristo y con gran valor, afronta el ser propiedad de Cristo.
Esteban es un hombre “lleno de gracia y poder”, que da testimonio valiente de la muerte y resurrección de Jesús, con palabras y hechos como el Maestro. El texto lo sitúa en Jerusalén, en la Sinagoga de los Libertos, donde se reunían judíos de diferentes procedencias tanto de Asia como de África, cultos y estudiosos de la Ley. Ellos provocan la discusión con Esteban, pero “no lograban hacer frente a la sabiduría y al espíritu con que hablaba”.
El Verbo encarnado sigue vivo en este hombre “lleno de fe y de Espíritu Santo” y provoca una ira fuerte y visceral en quienes no le quieren recibir. Esteban es el primer mártir de una larguísima lista en aquellos primeros siglos de la Iglesia, y que continúa en muchos lugares en nuestros días. El Espíritu prometido por Jesús a los discípulos actúa con una fuerza irresistible en la comunidad de los que creen en Él.
Vivir de acuerdo con el Evangelio nos pondrá, tarde o temprano, en contraposición con los criterios egoístas y utilitarios del mundo. Es bonito celebrar la Navidad, día de gozo y alegría, sin embargo, no debemos perder de vista que al final del camino estará la cruz.
Y es que muchas veces, hemos disfrazado la Navidad con luces y regalos, con buenos deseos y emociones a flor de piel, y la estamos despojando del misterio de la Encarnación, y el reto que supone encarnar el Evangelio verdaderamente en este mundo, en la vida diaria y en esos lugares y situaciones donde viven los crucificados y apedreados hoy, ahí donde la crueldad y la ambición humana generan muerte y destrucción.
Estamos llamados a ser testigos, como Esteban, el hombre lleno de luz y de Espíritu Santo, a vivir configurados con Cristo en la debilidad, en la tremenda fragilidad de presentarse con ese mensaje de paz y de amor, tan potente y explosivo que hace saltar por los aires el individualismo y el egoísmo en que vivimos, el consumo y la ambición sin límites, el poder abusivo y las desigualdades inhumanas.
Dar testimonio no es fácil. Jesús, afirma el Papa Francisco, “ a sus discípulos el rechazo y la persecución que encontrarán: «seréis odiados de todos por causa de mi nombre» (v. 22). Pero ¿Por qué el mundo persigue a los cristianos? El mundo odia a los cristianos por la misma razón por la cual ha odiado a Jesús, porque Él ha traído la luz de Dios y el mundo prefiere las tinieblas para esconder sus obras malvadas.
Recordemos que el mismo Jesús, en la Última Cena, rezó al Padre para que nos defendiese del malvado espíritu mundano. Hay contraposición entre la mentalidad del Evangelio y aquella mundana. Seguir a Jesús quiere decir seguir su luz, que se encendió en la noche de Belén, y abandonar las tinieblas del mundo.”
“ Se la roa de mis refugio, baluarte donde me salve”, pedimos en el Salmo.
Tomado de:
- Folleto La Misa de Cada Día
- https://www.vatican.va/content/francesco/es/angelus/2016/documents/papa-francesco_angelus_20161226.pdf
- https://oracionyliturgia.archimadrid.org/2024/12/26/el-primero-de-los-martires-2/
- https://www.evangelizacion.org.mx/liturgia/index.php?i=26-12-2024
- https://www.dominicos.org/predicacion/evangelio-del-dia/hoy/
Palabra de Vida Mes Diciembre: “ No hay nada imposible para Dios” (Lucas 1, 37) https://ciudadnueva.com.ar/diciembre-2024/
Recopilado por Rosa Otárola D, /
Diciembre 2024.
“Piensa bien, haz el bien, actúa bien y todo te saldra bien”
Sor Evelia 08/01/2013.