- Jos 24, 1-2a. 15-17. 18b
- Sal 33
- Ef 5, 21-32
- Jn 6, 55. 60-69
Hoy la liturgia nos cuestiona acerca de a quién queremos servir. O será que queremos dejarlo porque no entendemos su filosofía de vida , no queremos respetar a los otros por reverencia a Cristo. O le creemos intolerante… o somos de los que sabemos que solo El tiene palabras de vida eterna y sabemos que es el Santo de Dios y entonces nos decidimos a hacer la prueba y ver que El es bueno y cuanto nos ama.
El texto de la primera lectura de hoy es propio de una escuela teológico-catequética, llamada deuteronomista (porque se inspira en el libro de Deuteronomio), idealizando los orígenes y las fidelidades del pueblo a su Dios. Es una propuesta, además, de futuro: sólo Dios puede salvar a su pueblo en todas las situaciones. ¿Es eso así? Para un pueblo que ha construido su vida en torno a Yahvé como identidad no es y no debe ser nada extraño. Desde el punto de vista teológico y espiritual tener confianza (emunah) en Dios es decisivo.
En el pasaje a los Efesios, San Pablo nos llama a respetarnos unos a otros, por reverencia a Cristo y esto aunque no lo entiende algunos cristianos, no tiene nada de extraño, puesto que como en la segunda lectura, podemos encontrar esta cita que nos muestran que no existe nada de malo en mostrar reverencia (veneración) a ciertas personas y menos que lo que hoy se nos indica es la importancia del respeto entre nosotros, por cierto tan necesario, por reverencia a Cristo.
Importante aclarar que en el caso de reverenciar a otras personas, no hay que confundir la reverencia con la adoración, la cual sólo y exclusivamente se debe a Dios, pero mientras sea una señal de respeto, cariño o admiración, no está condenada por la Biblia
Me parece que puede ayudar pensar en la siguiente escena: un ser querido se encuentra grave de salud, un ser querido al que, además, todos le tienen profunda estima. Yo también. Se encuentra en delicado estado, quizá en agonía, y quiero visitarlo. Tan sólo en dirigirme hacia su casa, me parece introducirme lentamente en un silencio de respeto, de profunda reverencia. Luego, llegar ante la puerta, mirarla con reserva, tocar, cada gesto que realizo me transporta ligeramente en el ambiente sobrio, donde lo más preciso es callar, acompañar, simplemente estar.
En el texto del Evangelio, Jesús aprovechó el milagro de la multiplicación de los panes y los peces para dar de comer a una multitud de personas que lo seguían, y expuso el contenido del misterio eucarístico. Aclaró que él era el verdadero pan bajado del cielo para dar vida a la humanidad, necesitada de redención.
En el día de hoy se comprueba lo duro que resultó el mensaje del Señor, al que estaban dispuestos a levantar a lo más alto. Sin embrago, su predicación desilusionó a la multitud que lo buscaba por tierra y mar y hasta muchos de los que se consideraban sus discípulos se echaron atrás. En tales circunstancias, formuló a los Apóstoles una pregunta que, en algunos grupos religiosos, se pedía que se formulara en momentos de alguna salida: «¿También vosotros os queréis marchar?». Creo que puede ser un buen momento para que también nos lo preguntemos.
Nos explica el Papa Francisco: “Jesús nos pide que respondamos a su propuesta de vida, que decidamos cuál es el camino que queremos recorrer para llegar a la verdadera alegría. Se trata de un gran desafío para la fe. Jesús no tuvo miedo de preguntar a sus discípulos si querían seguirle de verdad o si preferían irse por otros caminos. Y Simón, llamado Pedro, tuvo el valor de contestar: “Señor, ¿a quién vamos a acudir? Tú tienes palabras de vida eterna”. Si sabéis decir “sí” a Jesús, entonces vuestra vida se llenará de significado y será fecunda.
El capítulo sexto del Evangelio según san Juan ha llevado al lector a un camino de fe: Jesús es el revelador de Dios, al cual acercarse no por intereses materiales, sino sólo con la fe. Sin embargo, creer en Él no es un hecho intelectual, es más bien vital: la salvación se hace eficaz cuando es alimentada por la Eucaristía, que crea comunión con Él y, a través de Él, con el Padre, en el Espíritu Santo. Esta fe, sin embargo, no es fácil: requiere una actitud de confianza en El, en su Buena Nueva de salvación: es la experiencia de Pedro.
El Salmista nos invita a hacer la prueba y ver que bueno es el Señor.
Textos Caonsultados:
- Folleto La Misa de Cada Día.
- https://oracionyliturgia.archimadrid.org/category/comentario-a-las-lecturas/
- https://www.dominicos.org/predicacion/evangelio-del-dia/hoy/comentario-biblico/miguel-de-burgos-nunez/
- https://es.catholic.net/op/articulos/5247/cat/331/tambien-ustedes-quieren-marcharse.html#modal
Palabra de Vida Mes de Agosto. “Señor, ¡qué bueno es que estemos aquí!” (Mt 17, 4). https://ciudadnueva.com.ar/categoria/palabra-de-vida/
Recopilado por Rosa Otárola D, /
Agosto 2024.
“Piensa bien, haz el bien, actúa bien y todo te saldra bien”
Sor Evelia 08/01/2013.