- Apoc 21, 9b-14
- Sal 144
- Jn 1, 45-51
En los versículos precedentes a la lectura de hoy se nos habla de “un cielo nuevo y una tierra nueva” y de “la ciudad santa, la nueva Jerusalén” donde “la muerte no existirá más, ni habrá duelo, ni gritos, ni trabajo, porque todo esto es ya pasado”.
Uno de los siete ángeles, que aparecen en la lectura, va a mostrar la ciudad santa, Jerusalén, que descendía del cielo, de parte de Dios, que teñía la gloria de Dios. Y nos describe las características especiales y ampliamente positivas de esa ciudad: con su muro grande y doce puertas… y también los doce pilares, y sobre ellos los nombres de los doce apóstoles. Toda esta descripción en la fiesta de San Bartolomé apóstol, que dedicó toda su vida, después del encuentro con Jesús, a proclamar nuestra resurrección en ese “cielo nuevo y esa tierra nueva”.
Según la tradición Natanael, también llamado Bartolomé, era un estudioso de las Escrituras y deseaba con ansias el cumplimiento de las promesas, esperaba a aquel de quien escribieron Moisés y los profetas, tal como le dijo Felipe. Natanael por eso se negaba a creer y aceptar el anuncio y testimonio de Felipe. La mayoría de los israelitas querían un mesías glorioso, cuyos orígenes serían de gran ascendencia y su llegada sería algo espectacular. Pero Dios supera las propias expectativas y sorprende a los discípulos y al mismo Natanael. En el encuentro con Jesús hay un cambio radical en la vida y actitud de Natanael. Jesús no sólo escuchó sus palabras, no se fijó en la apariencia, sino que va más allá y suscita en él una profunda confesión de fe que ha llegado hasta nuestros días: “Maestro, tú eres el Hijo de Dios, tú eres el Rey de Israel”. Natanael encontró finalmente en Jesús lo que buscaba, cuando se sentaba debajo de la higuera para escudriñar las Escrituras y saber más sobre el mesías esperado.
Nos explica el Papa Francisco que “…la historia de Natanael nos sugiere otra reflexión: en nuestra relación con Jesús no debemos contentarnos sólo con palabras. Felipe, en su réplica, dirige a Natanael una invitación significativa: “Ven y lo verás” (Jn 1, 46).
Nuestro conocimiento de Jesús necesita sobre todo una experiencia viva: el testimonio de los demás ciertamente es importante, puesto que por lo general toda nuestra vida cristiana comienza con el anuncio que nos llega a través de uno o más testigos. Pero después nosotros mismos debemos implicarnos personalmente en una relación íntima y profunda con Jesús. De modo análogo los samaritanos, después de haber oído el testimonio de su conciudadana, a la que Jesús había encontrado junto al pozo de Jacob, quisieron hablar directamente con él y, después de ese coloquio, dijeron a la mujer: “Ya no creemos por tus palabras; que nosotros mismos hemos oído y sabemos que este es verdaderamente el Salvador del mundo” (Jn 4, 42).
“Este es un verdadero israelita en el que no hay doblez”. Una de las cosas que Dios más aprecia en su pueblo es la “autenticidad” y en este pasaje, Jesús lo confirma. Se encontró con un israelita “que no tiene doblez” es decir, con una persona auténtica.
Busca, pues, con la ayuda de Dios el ser tú mismo (sin máscaras); quien te ama, te amará aún más siendo auténtico, y lo que es más importante, Jesús te tendrá como uno de sus discípulos cercanos, como lo fue Natanael.
El Salmista Nos insta a alabar al Señor y dar a conocer sus maravillas, como lo hizo Natanael.
Textos Consultados:
- Folleto La Misa de Cada Día
- https://www.vatican.va/content/benedict-xvi/es/audiences/2006/documents/hf_ben-xvi_aud_20061004.html
- https://www.evangelizacion.org.mx/liturgia/index.php?i=24-08-2024
- https://oracionyliturgia.archimadrid.org/2024/08/24/a-la-verdad-se-llega-en-compania/
- https://www.dominicos.org/predicacion/evangelio-del-dia/hoy/
Palabra de Vida Mes de Agosto. “Señor, ¡qué bueno es que estemos aquí!” (Mt 17, 4). https://ciudadnueva.com.ar/categoria/palabra-de-vida/
Recopilado por Rosa Otárola D, /
Agosto 2024.
“Piensa bien, haz el bien, actúa bien y todo te saldra bien”
Sor Evelia 08/01/2013.