- Prov 21, 1-6. 10-13
- Sal 118
- Lc 8, 19-21
Enséñame, Señor, a cumplir tu Voluntad, es lo que Salmodiamos hoy en la liturgia. Y lo que como creyentes, estamos llamados a hacer; para ello debemos poner nuestro corazón en sus manos, el lo dirige donde quiere, nos dice el libro de los Proverbios y así nos convertiremos en la familia de Jesús, pues nuestro deleite será escuchar la palabra de Dios, como nos insta el texto del evangelio.
El pasaje del libro de los proverbios nos trasmite una reflexión profunda de la vida como sabor de las cosas importantes, como sabiduría para vivir. Por eso nos habla del corazón, que en lenguaje bíblico quiere expresar la totalidad de la persona; Nosotros normalmente asociamos el corazón a la dimensión afectiva de la persona, con los sentimientos. En tanto que aquí el corazón es el lugar de donde brotan los pensamientos, los propósitos, las pasiones, las acciones y los proyectos del ser humano (Mt 15,19). Amamos, pensamos, escuchamos y nos relacionamos desde el corazón, por eso el sabio nos recuerda que es Dios quien “pesa el corazón” dándonos la posibilidad de crecer y madurar, de vivir la libertad y la responsabilidad frente a las cosas de la vida
El caminar con Jesús siempre nos ayuda a abrir el corazón y ampliar la mirada. Con sus palabras y acciones el Señor nunca nos deja indiferentes.
El episodio de los parientes que vienen a encontrarse con Jesús nos ayuda a comprender la propuesta del crecer en fraternidad desde el proyecto del Reino.
Este texto, no implica de manera alguna que no se valoren los lazos familiares, sino que el Maestro nos invita a ir más allá. Ser discípulos genera un nuevo tipo de vínculos. Una vida con sabor a Evangelio. Como nos recuerda el Papa Francisco en Fratelli Tutti: «Todos somos hermanos, con estas pocas y sencillas palabras expresó lo esencial de una fraternidad abierta, que permite reconocer, valorar y amar a cada persona más allá de la cercanía física, más allá del lugar del universo donde haya nacido o donde habite» (FT 1).
Jesús prueba con sus palabras que el vínculo que hay entre Él y su Madre María, trasciende lo biológico y se encuentra en un nivel más íntimo y profundo: “Mi madre y mis hermanos son éstos: los que escuchan la palabra de Dios y la ponen por obra”.
Recordamos lo que señalaba san Agustín de que María concibió antes por la fe en su corazón que no carnalmente en sus entrañas.
Así, hoy nos sentimos llamados a pedirle a María que nos ayude a escuchar las palabras de su Hijo. Cuantas horas y días pasó nuestra Madre esperando que Jesús dijera sus primeras palabras como hombre y balbuceara un “papá” o “mamá”. Pero en esa espera, contemplando con amor a su Hijo, se inflamaba su afecto y caminaba en la fe. Por eso lo primero es pedirle a María que nos enseñe a saber escuchar a su hijo con esa tensión afectiva que ella tenía: a esperar con ansia sus palabras, a descubrirlas como dirigidas a nosotros personalmente. Y después pedirle que sepamos llevar a la práctica todo lo que el Señor nos enseña.
Textos Consultados
- Folleto La Misa de Cada Día
- https://oracionyliturgia.archimadrid.org/2024/09/24/la-madre-de-jesus/
- https://www.dominicos.org/predicacion/evangelio-del-dia/hoy/
Palabra de Vida Mes de Setiembre. “Pongan en práctica la Palabra y no se contenten sólo con oírla, de manera que se engañen a ustedes mismos” (Santiago 1,22) https://ciudadnueva.com.ar/categoria/palabra-de-vida/
Recopilado por Rosa Otárola D, /
Setiembre 2024.
“Piensa bien, haz el bien, actúa bien y todo te saldra bien”
Sor Evelia 08/01/2013.