- Ex 3, 1-8a. 13-15
- Sal 102
- 1 Cor 10, 1-6. 10-12
- Lc 33, 1-9
En este domingo la Palabra nos invita a la reactivación de la esperanza. En muchas ocasiones nuestra mirada sobre la realidad se llena de pesimismo y desolación. Las noticas que cada día nos llegan están bañadas de dolor, las guerras, las catástrofes naturales, las enfermedades, van en cogiendo nuestro corazón llenándolo de temor. Son tantos los frentes abiertos que hablan de injusticias, de sufrimiento, de dolor.
La liturgia se nutre de textos que llevan siempre una invitación a la conversión y/o a madurar “decisiones flojas”. Los pasajes del Éxodo y de las Cartas de San Pablo, concretamente la dirigida a los Corintios, son textos con ambientación muy distante (lugar, ambiente… ) pero que ofrecen experiencias de personas con sus vivencias … En este sentido nos estarían retando a ver lo que nos tocó vivir y qué soluciones les dimos… Todo mirando al reto de la conversión y crecimiento que Jesús nos pide, dispuesto a ayudarnos si con Él establecemos confianza.
La primera lectura, nos recuerda cómo Moisés, llamado a conducir al Pueblo lo primero que necesita saber es el nombre de Dios para presentárselo a los israelitas. En su nombre va a comenzar su liberación. Para nosotros el Dios Padre es definitivo para descubrir la llamada de Jesús en su nombre para la conversión. La reconciliación es el abrazo con el Padre. La va pronunciando hasta la Cruz. Es mucho amor como para ignorarlo pasándolo por encima como un rito más. Así nunca saldremos de la “esclavitud de Egipto”.
La segunda lectura tiene tres aspectos a considerar:
a) Hace referencia, en primer lugar al bautismo: el paso por el agua como liberación de la esclavitud del pecado; para hoy, el pan espiritual y la roca que es Cristo podemos aplicarlo a la Eucaristía.
b) Lo sucedido en el desierto no fue aceptado por Dios. San Pablo aprovecha aquella actitud de los liberados de la esclavitud para recordar a los corintios alguno de sus errores: “se sentó el pueblo para comer y beber y se levantaron para danzar”… Fiestón…; “ni forniquemos, ni tentemos al Señor, ni murmuremos…” Parece que estas cosas no sólo suceden en nuestros días…
c) San Pablo resume: “todo sucedió para advertencia nuestra”. La gravedad de aquellas situaciones está en que no somos capaces de apreciar la misericordia del Señor y caemos e idolatrías y delirios de grandeza y fantasía.
Advierte San Pablo: “el que cree estar en pie mire no caiga… La misericordia de Dios llega hasta el cuidado que el Padre tendrá de que no seremos tentados más allá de lo podemos resistir”.
En la parábola del evangelio, vemos al mayordomo pedirle al dueño de la higuera que no daba fruto, paciencia y no cortarla. El se compromete a cuidarla, podarla, abonarla, para que de buen fruto; así es la vida del discípulo del Señor; necesitamos cultivar la vida de la fe y el compromiso. La docilidad a la Palabra, junto a la práctica de la solidaridad y la justicia, son los nutrientes que posibilitarán frutos.
“La fe auténtica, abierta a los otros y al perdón, obra milagros, afirma el Papa Francisco: Dios nos ayuda a no caer en una religiosidad egoísta y empresaria. La higuera representa la esterilidad, una vida estéril, incapaz de dar nada. Una vida que no da fruto, incapaz de hacer el bien. Vive para sí, tranquilo, egoísta, no quiere problemas. Y Jesús maldice el árbol de la higuera, porque es estéril, porque no ha hecho lo suyo para dar fruto. Representa a la persona que no hace nada para ayudar, que vive siempre por sí misma, para que no le falte nada. Al final estos se convierten en neuróticos. Y Jesús condena la esterilidad espiritual, el egoísmo espiritual.”
Él es el buen hortelano que tiene esperanza en que su higuera de frutos. Y si un año no da, no se desespera, sino que se ilusiona con la posibilidad de que al año siguiente sí que dé. Dios tiene una esperanza ciega en cada una de nuestras vidas. Está convencido que donde falta el amor, si pone amor, sacará más amor. Y nos invita a participar de esa misma ilusión. Seamos peregrinos de la esperanza y aunque las evidencias nos hablen de situaciones desesperadas, vivamos la convicción de que estamos acompañados por el cuidado providente de nuestro Dios.
Oremos por el Jubileo 2025, Peregrinos de Esperanza: Señor, Padre que estás en el cielo, la fe que nos has donado en tu Hijo Jesucristo, nuestro hermano, y la llama de caridad infundida en nuestros corazones por el Espíritu Santo, despierten en nosotros la bienaventurada esperanza en la venida de tu Reino.
Tu gracia nos transforme en dedicados cultivadores de las semillas del Evangelio que fermenten la humanidad y el cosmos, en espera confiada de los cielos nuevos y de la tierra nueva, cuando vencidas las fuerzas del mal, se manifestará para siempre tu gloria.
La gracia del Jubileo reavive en nosotros, Peregrinos de Esperanza, el anhelo de los bienes celestiales y derrame en el mundo entero la alegría y La Paz de nuestro Redentor.
A ti, Dios bendito eternamente, sea la alabanza y la gloria por los siglos.
Amén.
Tomado de:
- Folleto La Misa de Cada Día.
- Diario Bíblico 2025. Misioneros Claretianos,
- https://www.iubilaeum2025.va/es/giubileo-2025/preghiera.html.
- https://es.catholic.net/op/articulos/14326/cat/565/vengo-a-buscar-fruto-en-esta-higuera-y-no-lo-encuentro.html#modal
- https://oracionyliturgia.archimadrid.org/2025/03/23/senor-dejala-todavia-este-ano/
- https://www.dominicos.org/predicacion/evangelio-del-dia/hoy/pautas/
Palabra de Vida Mes Marzo “¿Por qué miras la paja que hay en el ojo de tu hermano y no ves la viga que está en el tuyo?” (Lc 6, 41) https://ciudadnueva.com.ar/marzo-2025/
Recopilado por Rosa Otárola D, /
Marzo 2025.
“Piensa bien, haz el bien, actúa bien y todo te saldra bien”
Sor Evelia 08/01/2013.