- Apoc 10, 8-11
- Sal 118
- Lc 19, 45-48
La liturgia de hoy en que celebramos la memoria de santa Cecilia, viven y mártir, nos enseña que la misión profética no es opcional, por eso como nos indica la primera lectura, para llevarla a cabo, el creyente es invitado a asumir con claridad la vida nueva, despojarse de la falsedad de un culto vacío y asumir la Palabra como fuente de vida.
Es así como a través de estas imágenes apocalípticas, el Señor nos habla sobre la dualidad del Evangelio: por un lado es dulce, pero por el otro es amargo. Y es que cuando somos objeto del Evangelio, éste resulta hermoso. Todas las palabras que se nos dicen en la evangelización llenan de alegría y de dulzura el corazón.
Sin embargo, cuando nosotros nos convertimos en los sujetos del Evangelio, es decir, cuando hay que vivirlo, cuando hay que digerirlo y llevarlo a la vida cotidiana, ya no es tan dulce, sino que llega incluso a sentirlo amargo.
Sin embargo, si realmente queremos ser auténticos cristianos, debemos aceptar esta dualidad de amargura y dulzura. No es fácil ser verdadero testigo de Jesús, esto amargará nuestras entrañas; sin embargo, la dulzura que contienen las promesas de Cristo y la presencia del Espíritu Santo harán que nuestra vida alcance la madurez cristiana y humana; así lo expresa el Salmista: “…me gozo cumpliendo tus preceptos…tus mandamientos, son mi alegría…, ¡qué dulces al paladar son tus promesas! Más que la miel en la boca”.
Del texto del evangelio, afirma el Papa Francisco: “Los explotadores, los comerciantes en el templo, explotan también el lugar sagrado de Dios para hacer negocios: cambian las monedas, venden los animales para el sacrificio, también entre ellos se vuelven como un sindicato para defender.
Esto no solo era tolerado, sino también permitido por los sacerdotes del templo. Son los que hacen de la religión un negocio.”
De ahí, podemos extraer lo que angustiaba e indignaba a Jesús del funcionamiento del Templo, y la razón por la que actúa como lo hace:
-. El Templo, lugar de oración, que incluye a todos los pueblos, es un coto cerrado que parece propiedad de unos pocos, y al que ni siquiera todos los miembros del pueblo tienen posibilidad de acceder.
-. La relación con Dios se ha convertido en un comercio: con ritos, ofrendas y sacrificios se puede comprar a Dios, obtener lo que necesitamos, tenerlo de nuestra parte… El mal, el pecado, se pueden relativizar y banalizar: todo se soluciona con dinero. Un dinero que va enriqueciendo a los que tienen sus negocios establecidos en el Templo.
-. Y ello significa, inevitablemente, discriminación de los más pobres: si no tienes dinero no tienes qué ofrecer a Dios. De ahí la clasificación de las ofrendas en función de su valor en dinero.
Todo esto y mucho más que implicaba la dinámica del Templo “obliga” a Jesús a actuar y supone su condena a muerte: todos los poderes se ponen de acuerdo en la necesidad de acabar con él. La única dificultad era que el pueblo, por el contrario, vivía pendiente de su palabra, escuchándola.
Tal vez podemos venir a nuestra realidad, pues algo así nos puede pasar a nosotros. Podemos acabar por acostumbrarnos a tomar el Cuerpo de Cristo y acercarnos a comulgar sin recogimiento, con la cabeza en mil cosas, sin hacer un solo acto de amor, de agradecimiento porque Jesús se entrega en alimento para nuestras almas. Y, entonces, podemos preguntarnos sobre todas estas cuestiones, por las que Jesús puso en juego su vida, en relación con nuestros templos.
¿Priorizamos que ellos sean lugar en el que las personas puedan vivir pendientes de la palabra del Señor? ¿Estaría Jesús preocupado por algunas de las cosas que entonces le movieron a actuar?
Tomado de:
- Folleto La Misa de Cada Día
- https://es.catholic.net/op/articulos/10450/cat/331/mi-casa-es-casa-de-oracion.html#modal
- https://oracionyliturgia.archimadrid.org/2024/11/22/tratar-santamente-las-cosas-santas/
- https://www.dominicos.org/predicacion/evangelio-del-dia/hoy/
- https://www.evangelizacion.org.mx/liturgia/index.php?i=22-11-2024
Palabra de Vida Mes Noviembre: “ Ella [la pobre viuda], de su indigencia, dio todo lo que poseía, todo lo que tenía para vivir” (Marcos 12, 44) https://ciudadnueva.com.ar/categoria/palabra-de-vida/
Recopilado por Rosa Otárola D, /
Noviembre 2024.
“Piensa bien, haz el bien, actúa bien y todo te saldra bien”
Sor Evelia 08/01/2013.