- Ez 36, 23-28
- Sal 50
- Mt 22, 1-14
Hoy la liturgia nos cuestiona sobre nuestra actitud hacia la santidad. En la primera lectura, por boca del profeta Esequiel nos dice:“Os daré un corazón nuevo… y os infundiré mi Espíritu”. Una de las promesas más hermosas y profundas del Antiguo Testamento hecha a su Pueblo. Y esta promesa es ya una realidad en todos nosotros que por la gracia del Bautismo hemos recibido el don del Espíritu Santo, que hace que nuestro corazón sea de carne y no de piedra. Dejémonos llevar por Dios, ponernos en sus manos y abrir nuestro corazón para que lo transforme, y así llegar a la Santidad para la que Dios nos creó.
“Hagámosle caso al Señor que nos dice: No endurezcan su corazón” (Aclmación del Evangelio, tomado de Sal 94, 8ab
Es por eso que la pregunta de Jesús a uno de los invitados a la boda es tan importante, ¿Como has entrado aquí sin traje de fiesta? pues la realidad es que el vestido de bodas es una imagen como lo es la boda misma. La celebración de las bodas es una imagen del cielo y de su anticipo aquí en la tierra que es el reino de Dios. El traje de bodas es una imagen de la santidad que hemos recibido todos los que hemos resucitado a una vida nueva por el bautismo cristiano. Esta santidad es una gracia recibida gratuitamente, valga la redundancia, y por tanto, nadie puede excusarse si no está revestido de ella, porque no se le haya dado antes. El problema consiste en que muchas veces preferimos revestirnos de nuestra propia justicia, esa que creemos haber alcanzado al margen de Cristo, que llevar el mismo vestido que los demás, a quienes consideramos menos dignos de esa fiesta. Y es precisamente esa actitud, la propia de los fariseos en tiempo de Jesús, que se consideraban superiores a los otros y despreciaban a los pecadores, la que justifica la reacción de aquel que nos puede echar de su banquete.
Si no estás revestido de misericordia, no puedes participar en un banquete al que has sido misericordiosamente Invitado.
Si no estás revestido de gratuidad, no puedes participar en un banquete en el que has sido invitado gratuitamente.
Hoy celebramos la memoria de Nuestra Señora María Reina, y el Papa Francisco nos indica . ¿qué quiere decir María Reina? ¿Es sólo un título unido a otros? La corona, ¿es un ornamento junto a otros? ¿Qué quiere decir? ¿Qué es esta realeza? Como ya hemos indicado, es una consecuencia de su unión con el Hijo, de estar en el cielo, es decir, en comunión con Dios. Ella participa en la responsabilidad de Dios respecto al mundo y en el amor de Dios por el mundo. Hay una idea vulgar, común, de rey o de reina: sería una persona con poder y riqueza. Pero este no es el tipo de realeza de Jesús y de María. Pensemos en el Señor: la realeza y el ser rey de Cristo está entretejido de humildad, servicio, amor: es sobre todo servir, ayudar, amar…
De este modo ya hemos llegado al punto fundamental: ¿Cómo ejerce María esta realeza de servicio y de amor? Velando sobre nosotros, sus hijos: los hijos que se dirigen a ella en la oración, para agradecerle o para pedir su protección maternal y su ayuda celestial tal vez después de haber perdido el camino, oprimidos por el dolor o la angustia por las tristes y complicadas vicisitudes de la vida. En la serenidad o en la oscuridad de la existencia, nos dirigimos a María confiando en su continua intercesión, para que nos obtenga de su Hijo todas las gracias y la misericordia necesarias para nuestro peregrinar a lo largo de los caminos del mundo. Por medio de la Virgen María, nos dirigimos con confianza a Aquel que gobierna el mundo y que tiene en su mano el destino del universo…
El título de reina es, por lo tanto, un título de confianza, de alegría, de amor. Y sabemos que la que tiene en parte el destino del mundo en su mano es buena, nos ama y nos ayuda en nuestras dificultades.
Queridos amigos, concluye el Pontífice, la devoción a la Virgen es un componente importante de la vida espiritual. En nuestra oración no dejemos de dirigirnos a ella con confianza. María intercederá seguramente por nosotros ante su Hijo. Mirándola a ella, imitemos su fe, su disponibilidad plena al proyecto de amor de Dios, su acogida generosa de Jesús. Aprendamos a vivir como María. María es la Reina del cielo cercana a Dios, pero también es la madre cercana a cada uno de nosotros, que nos ama y escucha nuestra voz.”
Busquemos como María, vivir en sintonía con el Señor y vestirnos con el traje de la Santidad.
Textos Consultados:
- Folleto La Misa de Cada Día
- https://www.vatican.va/content/benedict-xvi/es/audiences/2012/documents/hf_ben-xvi_aud_20120822.html
- https://www.evangelizacion.org.mx/liturgia/index.php?i=22-08-2024
- https://oracionyliturgia.archimadrid.org/2024/08/22/el-vestido-era-gratis/
- https://www.dominicos.org/predicacion/evangelio-del-dia/hoy/
Palabra de Vida Mes de Agosto. “Señor, ¡qué bueno es que estemos aquí!” (Mt 17, 4). https://ciudadnueva.com.ar/categoria/palabra-de-vida/
Recopilado por Rosa Otárola D, /
Agosto 2024.
“Piensa bien, haz el bien, actúa bien y todo te saldra bien”
Sor Evelia 08/01/2013.